Trámite cumplido

Hay días en los que sumar los tres puntos es lo único que quedará para el recuerdo. La previa del partido venía tan cargada que lo esencial, lo que sucede sobre el campo, pasó a ser secundario. Ahí radicaba el peligro para una

Los antecedentes en estos casos,

El

El cuarteto ofensivo, con Suárez, Jorge Molina, Soldado y Machís era peligroso, y en el centro del campo estaba Eteki con el internacional sub-20 Isma Ruiz, la perla de la cantera nazarí, que ya debutó la pasada temporada en Copa. Bajo los palos el juvenil Ángel, del filial, hizo un partidazo, con siete paradas en su haber, entre ellas el penalti a Willian José y varias otras de mérito. Lo que más justo andaba era la defensa, con dos chavales en el flanco derecho, Barcia y Pepe, aunque éste ya jugó el jueves en Nicosia en la Europa League y tampoco desentonó, más allá del penalti del 2-0 en el que se vio envuelto. Nehuén, central cedido por el Atlético, y Kenedy como lateral zurdo, que ataca más que defiende, completaron la retaguardia. Estaba claro que por ahí podía hacer sangre la Real.

Imanol les leyó la cartilla a los suyos, que saltaron al campo como si delante tuviesen al Bayern de Munich. Con

Sin Portu por la derecha, el campo se inclinaba como el jueves hacia la izquierda, donde el triángulo formado por Monreal-Merino-Oyarzabal se imponía en el juego allí donde más bisoñez presentaba el Granada. Por el flanco contrario, dos disparos de Januzaj y Silva que desvió Ángel ejercían de contrapeso para impedir que el rival basculara para ayudar a su lado débil.

Después de que el meta andaluz sacase con el pie otra buena ocasión de Oyarzabal, llegó el primer gol. Fue en una jugada de pizarra a la salida de un córner botado por Oyarzabal y prolongado en el

En ventaja y con un Granada tan novel enfrente, la Real metió otra marcha más al juego para resolver por la vía rápida. Ángel volvió a intervenir ante Oyarzabal y Januzaj, a éste para sacarle un mano a mano tras gran pase al espacio de Willian José. Hasta que en el 26 la mano de Pepe se interpuso dentro del área a una internada de Monreal con el consiguiente penalti. Oyarzabal, el infalible, amplió la ventaja. Los números al descanso no admitían dudas. 70% de posesión, doce remates -siete a puerta- frente a ninguno del Granada, 261 pases contra 89, ocho córners lanzados... Hasta en duelos ganados se imponía con claridad la Real, 27 contra 13.

En la reanudación Imanol dejó en el vestuario a Merino, que lleva un buen tute encima, tiene compromisos internacionales y estaba amonestado, para dar entrada a un Guridi que volvió a gustar. Fue de lo poco positivo de esa mitad, porque el resto se convirtió en un sesteo peligroso que se cobró su principal víctima en Le Normand, que expulsado no podrá estar en la reanudación contra el Cádiz.

No vamos a pedirle a esta Real que enamora, que ha sido el mejor equipo del primer cuarto de campeonato y que lleva cuatro semanas de líder, que juegue siempre como los ángeles. Es imposible. Sobre todo cuando trae acumulados siete partidos en las piernas en 22 días. Pero hay unos mínimos, y uno de ellos es que si hay un penalti lo lance el tirador oficial, que es Oyarzabal. Más si vas 2-0. Pero no. El que provocó Guridi ante Eteki no lo tiró Oyarzabal.

Este equipo sin tensión no es nadie, así que un Granada que jugó el último cuarto de hora con solo ¡¡cuatro jugadores!! de la primera plantilla, incurriendo en principio en alineación indebida, le forzó la expulsión de Le Normand y un penalti en el descuento. Un destrozo acorde a la falta de tensión de la segunda parte. Menos mal que Remiro anduvo acertado para detener la pena máxima a Machís, que si no igual hasta nos toca sufrir. Con todo, la Real sigue en lo más alto y no da señales de aflojar el paso. Aunque el de este domingo no fuera el partido soñado. Ni por unos ni por otros.

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