Cómo protegerse de un rayo

Zaldua y Zubeldia fueron los hombres escogidos por el técnico oriotarra para frenar al madridista. El azkoitiarra, en una vuelta de tuerca más en su reconversión a defensa, actuó como lateral derecho. El donostiarra, por su parte, se posicionó justo por delante del '5' blanquiazul para jugar de extremo. Formaron un doble lateral en toda regla con el objetivo principal de mermar la capacidad de desborde de Vinicius.

La Real se puso por delante en el marcador muy pronto y luego optó por el repliegue con dos líneas de cuatro muy juntas, más Silva e Isak. Zaldua y Zubeldia se podían dar casi la mano en el flanco derecho con la intención de que el balón no llegase a Vinicius. Si lo hacía, convenía encimarle rápidamente. La idea era buena y el '20' del Madrid no entraba en el juego de manera continua. Además, con el equipo tan hundido, no había opción de dejar mucho espacio a la espalda. El Madrid tampoco tenía la posibilidad de salir al contraataque, el escenario idóneo para un jugador como Vinicius.

El juego del cuadro merengue se movía más por la derecha porque así lo quería Modric, más perfilado por ese costado. Camavinga, que caía por el lado de Vinicius, se preocupaba más de romper al espacio que de hacer llegar la pelota a su zona. De esta manera, gracias al marcaje zonal de los realistas con Zubeldia y Zaldua y a la querencia de Modric de jugar por la derecha, Rodrygo lograba aparecer más que su compatriota.

El acoso madridista fue creciendo con el paso de los minutos y dos misiles de Camavinga y Modric dieron la vuelta al marcador en un visto y no visto. Ya no servía la versión atrincherada de la Real y al descanso Imanol decidió mover ficha. Quitó del campo a Pacheco y Silva e introdujo a Rafinha y Djouahra. Estas sustituciones provocaron un efecto dominó en otras demarcaciones y acabó por disolver el doble lateral compuesto por Zaldua y Zubeldia. El donostiarra retrasó su posición y volvió al lateral, su lugar natural, mientras que el azkoitiarra se colocó en el centro de la zaga.

Vinicius lo agradeció. Se sintió menos vigilado y pudo despegar por fin. Empezó a correr y la Real lo sufrió. Zaldua, amonestado, tuvo que ser reemplazado para no acabar expulsado. Aritz entró en su lugar y acabó cometiendo un penalti al brasileño. Vinicius, desatado, volvió loca a la zaga txuri-urdin. Sin orden, ni control, los goles del Madrid fueron cayendo de manera inevitable en una segunda parte sin opciones para los realistas. Demasiado Madrid.