El seguimiento a... Sadiq

El VAR ahonda en el maleficio de Sadiq

El colegiado anuló de forma quisquillosa un tanto del delantero de la Real Sociedad, quien cuajó un partido notable con más trabajo y menos ansiedad que otros días

Gaizka Lasa

San Sebastián

Jueves, 24 de octubre 2024

El colmo. Éramos pocos y parió la abuela. A perro flaco, todo son pulgas. Poco dura la alegría en la casa del pobre. No hay ... suficiente material en el refranero clásico para describir el maleficio que persigue a Umar Sadiq, jugador que refrendó ayer una mejoría en su rendimiento pero que sigue arrastrando la nefasta estadística goleadora que lastra su reputación y mina su moral. Una incomprensible decisión arbitral impidió que ayer se firmara el 'Abrazo de Belgrado', ese acuerdo que llevaba la paz interior al nigeriano, establecía el inicio de una nueva era en la delantera de la Real Sociedad y abría un escenario de posibilidades de futuro, con toda Europa como testigo.

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Pero a falta de resultados, bien está el camino. «Te juro que lo he marcado», parecía explicar el espigado atacante a Kubo tras empujar al fondo de las redes el cabezazo de Pacheco en el primer palo en el enésimo córner botado por la Real. El colegiado del VAR debía de desconocer la turbulenta trayectoria de Sadiq en Donostia. Su quisquillosa apreciación acerca de un supuesto fuera de juego de Aguerd –que acompañaba con la mirada el balón– se cebó con el más necesitado. Para entonces, todo el equipo había abrazado a su compañero en una celebración llena de afecto y empatía. Poco después, la incredulidad volvió a aposentarse en su víctima preferida.

Lo cierto es que el '19' se ganó la cena, con o sin gol. Se remangó durante 90 minutos, como si asumiera que lo prioritario era convencer al míster a base de trabajo porque lo del gol va por otros derroteros, casi místicos, sobrenaturales. Que después de que pasara lo que pasó, el pitido final del árbitro pillara al delantero forcejeando un balón con el central rival no es baladí. Como tampoco lo es que en el minuto 70 encadenara tres carreras consecutivas en tareas de presión, la primera hacia el portero, la segunda hacia el lateral que recibió el balón y la tercera, de nuevo, hacia el guardameta. Todo ello para propiciar el consiguiente golpeo en largo y la recuperación de la posesión por parte de la Real.

Otro buen indicador lo dejó la acción posterior a la fatídica acción del gol anulado. Sadiq controló y condujo un balón en campo contrario sin signos de ansiedad, levantó la cabeza y encontró en banda derecha a Becker para servirle un pase bien tocado que desembocaría en asistencia y gol entre el extremo de Surinam y Sergio Gómez. El clásico movimiento de descarga que tanto se prodiga en la Real, con Oyarzabal como maestro de la especialidad. Diez pases, con un cien por cien de eficacia, dio a lo largo del partido Sadiq. Otro dato a remarcar.

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Falta el gol. El que suba al marcador. El que le libere de todos los kilos de malos augurios que carga encima. El que inaugure un nuevo ciclo en su carrera y en la de la Real. El que rompa el maleficio.

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