Valladolid, ocasión para asentarse en la zona alta

El txuri-urdin es el tercer mejor visitante y eso que en las ocho salidas que ya ha protagonizado le ha tocado visitar tres de los cinco campos más complicados de la categoría, como Mestalla (1-1), el Pizjuán (3-2) y el Bernabéu (3-1). Le faltan el Camp Nou y el Wanda Metropolitano. A pesar de ello presenta un bagaje de 13 puntos, sustentado en los triunfos que ha logrado en Mallorca (0-1), Cornellá (1-3), Balaídos (0-1) y Granada (1-2). Dado que en casa no se ha mostrado tan contundente ante este tipo de rivales, ha sido su rendimiento como visitante el que le ha permitido ocupar zona de Champions ahora mismo.

El Valladolid solo ha perdido un partido en su campo, ante el Sevilla (0-1) de penalti. Ha empatado contra Osasuna (1-1), Granada (1-1) y Atlético (0-0) y ha ganado a Eibar (2-0) y Mallorca (3-0). No son grandes números, pero sí que demuestran la complejidad que supone conquistar un campo como Zorrilla, que este año registra un gran ambiente al haber batido su récord de socios superando la barrera de los 22.000.

Aprovechar la inercia. La Real quiere aprovechar el impulso que supuso ganar de forma contundente al Eibar. Venía de sumar cuatro puntos en cuatro jornadas merced a sendos tropiezos en Anoeta ante Levante (1-2) y Leganés (1-1), pero cuando el conjunto armero le apretó con el gol del empate su reacción fue ejemplar. Dejó a un lado sus dudas, profundizó en su estilo y en tres zarpazos solventó la contienda con el fútbol combinativo y profundo que le ha caracterizado durante muchas fases de este campeonato. Imanol ya visitó Zorrilla como técnico blanquiazul el pasado mes de marzo en un empate (1-1) bastante gris. Oyarzabal, a pase de Sangalli, rescató un punto al final. Ahora los fichajes de Odegaard, Portu e Isak han aportado velocidad y verticalidad a un equipo que puede brillar tanto en lo posicional como en el juego al espacio.

En el apartado deportivo, el técnico no podrá contar con Zaldua, que vio la quinta amarilla en la pasada jornada contra el Eibar, ni con los lesionados Illarramendi, Zurutuza y Aritz. Finalmente Januzaj, que ha andado entre algodones durante la semana, ha podido entrar en la lista. En lo referente al once todo hace indicar que Gorosabel y Le Normand ocuparán las posiciones de Zaldua y Aritz.

El sello de Sergio González. El técnico catalán ha dejado su impronta en un Valladolid al que ha alejado en el año y medio que lleva en Primera de los puestos de descenso. Y jugando bien al fútbol con una de las plantillas más económicas de la categoría. Los 53 encuentros que ha dirigido al conjunto pucelano ya le colocan en el top-10 de los entrenadores con más partidos en la historia del club, ranking que encabeza Vicente Cantatore con 174. Su bagaje en este tiempo es más que notable teniendo en cuenta los medios de los que dispone: 14 victorias, 17 empates y 22 derrotas. Tanto es así que su reciente renovación ha sido celebrada en Valladolid.

A pesar del buen trato que dan los suyos al balón con jugadores del centro del campo hacia adelante como Sergi Guardiola, Óscar Plano, Toni Villa, Míchel o Rubén Alcaraz, su idea futbolística comienza de una buena defensa. «Nuestro ADN es partir de esa base grupal a nivel defensivo para luego crecer ofensivamente», es una de sus frases favoritas. Ahora mismo es el menos goleado de los once últimos de la tabla con 18 tantos, los mismos que ha recibido la Real. La clave reside en que mantiene la misma estructura defensiva y la única baja que ha tenido, la de Fernando Calero (Espanyol), la ha resuelto bien dando la alternativa a Salisu, un joven ghanés de 20 años.

Temor a González Fuertes. El gran hándicap para la Real en este partido es González Fuertes, un árbitro que siempre le pita en contra. De hecho, no conoce la victoria en los cinco encuentros en los que le ha dirigido desde la 17/18. En esa campaña empató en casa ante Las Palmas (2-2) y luego perdió en Mestalla (2-1), mientras que en la pasada empató contra el Girona (0-0) en casa y cayó en el Camp Nou (2-1). Este curso le ha arbitrado en la derrota ante el Getafe (1-2), partido que la Real ganaba hasta la expulsión de Llorente. El central vio con justicia la segunda amarilla pero la primera se la inventó el colegiado de una acción en la que no existió ni falta.