No busquen explicaciones en estas líneas porque no hay quien entienda lo que hizo ayer la Real Sociedad. O sí. Lo que más me ... gustó (y me sorprendió) fue la capacidad de la Real para no dar un pelotazo en todo el partido y ser capaz de salir con el balón jugado desde atrás cuando viene de hacer otra cosa distinta. Ser capaz de hacerlo cuando acaban de destituir al entrenador, traes cuatro derrotas en la mochila y nadie da un duro por ti dice mucho a su favor. La Real jugó con una idea. Me quedo con eso y con algo en lo que había insistido Imanol en la previa del partido. El técnico dijo el viernes en Zubieta que los equipos grandes son los que son capaces de entender los diferentes momentos que se dan en el transcurso de un partido y que anhelaba una Real que fuera capaz de conseguirlo. Y eso es lo que más me gustó más allá del resultado y de ver a los jugadores del Real Madrid entregados y desquiciados quejándose de la actuación arbitral.
Porque la Real entró bien al partido tanto en la primera parte como en la segunda, pisó campo contrario, supo cuándo replegarse en la primera mitad con continuas ayudas y también cuándo estirarse tras el descanso. La Real manejó los tiempos en un escenario en el que en los últimos años se hacía pequeño y rara vez daba la talla. Supo esperar su momento ayer y cuando vio herido a su rival se lanzó a por él hasta sentenciar. En esos minutos, con el Madrid con uno menos, se hinchó a salir a la contra, con orden y con velocidad, pero perdonó lo imperdonable. Da igual. Ni sé las veces que hemos echado en falta esa lectura de partido, las veces que se han ido por el sumidero encuentros que estaban ganados y las veces que se han perdido partidos cuando todavía ni nos habíamos acomodado. Ésta era la Real que quería Garitano. ¿Qué pensará él?
Dicho esto me resisto a caer en la tentación de menoscabar el mérito del triunfo conseguido por la Real. Porque para ganar en el Bernabéu es necesario hacer bastantes cosas bien más allá de aprovechar la crisis de juego que atraviesa el Real Madrid. Ayer nos acostamos con las tertulias de radio que en su mayoría esgrimieron como única explicación al triunfo de la Real el mal momento de los blancos y hoy tendremos nueva ración en televisión. De la Real, ni mú, salvo excepciones. Allá ellos.
Pero en medio de todo, hubo convicción en poder ganar, los jugadores supieron qué hacer en cada sector del campo, hubo dirección de partido desde el banquillo y el acierto necesario, además de un árbitro valiente que no sé si volverá a dirigir al Real Madrid esta temporada y en toda su carrera. Ojalá lo haga porque será señal de que los aires de renovación también han llegado al estamento arbitral.
Usted como yo seguro que quiere ver cuál es la respuesta del equipo en los próximos partidos, ante rivales que ahora están delante y que deberían estar detrás. Quiero ver qué pasa en este mes antes de lanzar las campanas al vuelo porque 22 puntos siguen siendo muy pocos al acabar la primera vuelta para un equipo que aspira a puestos europeos.
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