Sucic, un genio viene a vernos
El croata, que tras el descanso retrasó su posición para participar más en la creación, sorprendió desde lejos con su golazo a Oblak
No habría sido justo que la Real, después de semejante partido, se quedara sin sumar. Si ya el empate sabe a poco, imagínense la derrota. ... El gol en el primer minuto de Julián Álvarez obligó al conjunto de Imanol a picar piedra durante 80 minutos para penetrar en el entramado defensivo colchonero, con diferencia el conjunto más replegado que ha pasado por Anoeta. Simeone se relamía pensando en los tres puntos después de un partido bien rácano hasta que llegó Sucic desde Croacia para recordarle que había subestimado su zurda, esa que ante el Real Madrid ya había estrellado dos balones en la madera y que ayer sorprendió a Oblak desde fuera del área para desatar el delirio en el Reale Arena.
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El '24' txuri-urdin intervino menos en el juego en la primera mitad, en parte porque el Atlético acumuló hasta nueve jugadores en su repliegue intensivo en 1-5-4-1 y su misión era jugar cerca de Oyarzabal para tratar de fijar a Lenglet y que éste no pudiera acudir a la ayuda de Kubo, que no dejaba de encarar a Galán. Entre Gallagher y Griezmann tenían que socorrer al exrealista.
Descolgado para organizar
En el descanso Imanol retocó el plan de partido. Dio entrada a Brais como interior izquierdo y liberó a Sucic de esa obligación de jugar siempre como tercer centrocampista para alternar con el gallego en ese rol. La consecuencia fue que pudo descolgarse para realizar labores organizativas y escapar también al flanco contrario para buscar pases interiores o el disparo lejano. Ese movimiento del técnico hizo que el ataque realista fuera más imprevisible, aunque seguía faltando remate a todo el fútbol que se generaba por las bandas.
Sucic empezó a sentirse más cómodo haciendo más funciones. Cuando se acercó a Kubo podía encarar cerca del área al atraer rivales el japonés. Cuando se centraba tenía opciones de disparar. Si la Real no podía concretar sus centros laterales en remates, el gol tenía que llegar por el carril central. Y el mago croata comenzó a frotar la lámpara mágica.
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Un centro al segundo poste desde perfil contrario para cabezazo de Barrenetxea y un disparo cerca del larguero desde la frontal del área fueron los avisos antes del empate que llegó en el 80. De Paul perdió un balón en el inicio de un contragolpe rojiblanco, Oyarzabal se la cedió a Sucic y cuando nadie esperaba que disparase, no se lo pensó dos veces para colocar el balón lejos del alcance de Oblak. Es lo que tienen los genios, que hacen lo que nadie espera. Un golazo que convirtió en más justo el marcador, porque la Real no se podía ir de vacío de un partido así.
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