430 días y 500 noches
Sandro marcó su último gol en la Europa League vistiendo la camiseta del Everton. Imanol le da la titularidad al canario, que en sesenta minutos sobre el terreno de juego solo pudo lanzar en dos ocasiones a puerta y con poco peligro
'Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks, en vez de fingir o estrellarme una copa ... de celos, le dio por reír'. El amor no dura siempre todo lo que uno espera. A veces es efímero. A veces es amor de una noche. A veces, eterno. Como eterna parece la mala racha de Sandro de cara a gol. A Sabina le duró 19 días y 500 noches, a Sandro le dura 430 días. Casi 500 noches.
Si se pusiera a cantar, a buen seguro le saldría esa voz rasgada del cantautor de Úbeda. ¿Y es que cómo va a cantar un hombre que no encuentra su mayor pasión? Hay que rebuscar mucho para dar con el último gol del jugador de la Real.
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0 goles.
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El casillero goleador de Sandro Ramírez sigue sin estrenarse en la RealLo intenta de muchas maneras, pero con nulo acierto. ¿Es un problema de cabeza? Lo cierto es que lleva sin marcar más de un año.
Tanto, que nos tenemos que ir al 23 de noviembre del 2017. Ha pasado un año y dos meses. Han pasado 430 días. Fue en un pueblo con mar, una noche en un partido de la fase de grupos de la Europa League. Vestía de azul, la camiseta del Everton, y jugaba contra el Atalanta.
Recibió el balón dentro del área desde la derecha, controló y disparó cruzado para mandar la pelota a la red. Aquella lejana noche fue la última en la que pudo besar a su amor. Las cosas no le iban demasiado bien por Inglaterra y ese curso lo terminó cedido en el Sevilla. Después de haber destacado en el Málaga, donde metió quince goles, buscaba relanzar su carrera. Tampoco le fue bien. Sandro no pudo marcar un solo gol como sevillista la temporada pasada.
Y este verano llegó a Zubieta cedido por el Everton. A pesar de haber estado negado con el gol a su paso por el Pizjuán, en la Real Sociedad se esperaba mucho de su incorporación. Un hombre rápido, con uno contra uno y muy buen golpeo de balón. ¿Qué podía salir mal? Lo cierto es que ha salido casi todo mal.
Se lesionó al poco de llegar y no pudo debutar con la camiseta txuri-urdin hasta la séptima jornada. Ha disputado hasta el momento trece partidos, solo cinco como titular, y no ha marcado un sol gol. Ese hombre que tenía que ayudar a Willian José de cara al arco rival, sigue perdido como Sabina en sus salidas nocturnas.
Oportunidad perdida
A pesar de todo lo acontecido hasta el día de ayer, Imanol le dio la titularidad en el encuentro ante el Huesca. No parecía haber una mejor oportunidad para que Sandro se reencontrara con el gol, ya que iba a tener enfrente una defensa que no había conseguido dejar su portería a cero en ninguna de las jornadas disputadas hasta el momento. Pero nada, no hubo manera.
Acompañado en labores ofensivas por Oyarzabal y Willian José, fue incapaz de superar el entramado defensivo de los alto-aragoneses. No se puede decir que no lo intentara, pero es que volvió a no estar nada acertado.
El canario fue el autor del primer disparo del partido para los realistas, pero su envío no encontró portería. Corría el minuto 18 cuando se sacó su característico disparó con rosca, pero el balón se marchó fuera rozando el poste. Al margen de ser el encargado de sacar algunos córners, poco más protagonismo tuvo durante la primera parte. Y a la vuelta de los vestuarios, más de lo mismo. Trece minutos sin intervenir para acabar intentándolo desde treinta metros con un chut que fue a las manos del portero. Imanol le aguantó sobre el verde hasta el 60. Justo antes había mandado una falta que parecía peligrosa a la barrera. Pero eso, lo parecía.
'Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría. Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía'. Algo así pensará Sandro, que no consigue sonreír desde que apareció por Donostia. Le sigue tocando esperar. Qué largos estos 430 días y todas sus noches.
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