Mantener la dinámica positiva

La Real, que después de un arranque dubitativo de temporada parece recuperar el rumbo, se enfrenta a un rival teóricamente inferior y en campo neutral debido a la dichosa guerra en Oriente Medio. El hecho de jugar contra un equipo que no ha ganado ninguno de los dos partidos que ha disputado –aunque contra el Braga lo hizo muy bien y fue por delante en el marcador hasta los minutos finales–, es peligroso. No hay peor cosa que creer que un partido va a ser pan comido. El Maccabi será difícil de doblegar, como todos en Europa, y no hay que caer en la tentación de precipitarse ni pensar que se puede ganar sin bajar del autobús.

La Real tiene que imprimir desde el primer momento intensidad física y técnica y tener la posesión de balón para evitar los contragolpes del equipo israelí. Hay que evitar las pérdidas de balón cerca de la portería propia y con jugadores con piernas frescas se puede ganar este partido y recuperar el terreno perdido frente al Anderlecht, derrota que que nos dejó tan mal sabor de boca.

Esta Real de ahora es otra cosa porque todos los jugadores ya están enchufados y solo hay que pensar en ganar con la puerta a cero como se vio en el último partido. Siempre vas a tener oportunidades si consigues mantener el arco imbatido. Remiro y Zubeldia son dos piezas importantes atrás, pero hay recambios de garantías para salir airosos en ambas demarcaciones.

En Girona me gustó que el rival estuvo a merced de la Real. Se trataba de un equipo que juega bien al fútbol y, aún así, nunca estuvo a nuestra altura. Nunca tuve la sensación de que la Real no iba a ganar ese encuentro. Vencer hoy sería importante para mantener esa dinámica positiva.