El Rico Pérez elimina el factor sorpresa

Ahora contra el Jove Español, la decisión del club alicantino de trasladar el partido al Estadio Rico Pérez, un recinto con capacidad para 30.000 espectadores y con un terreno de las mismas dimensiones de Anoeta, 105x68, elimina prácticamente el factor sorpresa. El campo en el que juega habitualmente, en la Ciudad Deportiva de San Vicente del Raspeig, no reúne las condiciones requeridas por la Federación Española, por lo que la Real no tendrá que revivir esas experiencias anteriores en superficie artificial que se alejan mucho más de su realidad diaria y pueden provocar lesiones en jugadores habituados a desenvolverse en césped natural.

A pesar de la leyenda negra que acompaña al Rico Pérez, donde la Real nunca ha ganado en Primera División en las 18 visitas que ha realizado al Hércules –ocho empates y diez derrotas, perdiendo 2-0 los dos años que ganó la Liga en 1981 y 1982–, en la plantilla txuri-urdin el cambio de sede para el encuentro ha supuesto un alivio porque deportivamente es mucho mejor jugar en Alicante.

Desde que en 2019 la Federación Española cambió el formato del torneo para jugar eliminatorias a partido único en el campo del más débil, el conjunto blanquiazul ha vivido tres experiencias en hierba artificial y en las tres llegó con empate al descanso y tardó alrededor de una hora en adquirir ventaja. Dos de ellas se resolvieron por solo un gol.

La segunda eliminatoria de la temporada 19/20 le enfrentó contra el Ceuta, que también era un rival de Tercera como el Jove Español. El Alfonso Murube era de césped artificial, por lo que Imanol presentó un once en el que mezcló a titulares y suplentes. De salida jugaron Remiro; Zaldua, Le Normand, Zubeldia, Aihen; Guevara, Sangalli, Oyarzabal; Januzaj, Isak y Barrenetxea. Monreal y Odegaard se quedaron en casa y Merino, Portu y Willian José, que entonces eran habituales, salieron en la segunda parte.

La Real tardó 55 minutos en adelantarse y al inicio de la segunda parte Remiro tuvo que salvar un mano a mano contra Cristo que encendió todas las alarmas. Luca Sangalli hizo el 0-1 y a partir de ese momento todo fue más fácil. A continuación Januzaj marcó a centro de Barrenetxea, Sangalli repitió tras servicio de Guevara y Barrene cerró la cuenta en jugada personal.

La temporada pasada, las dos primeras eliminatorias se decidieron por un ajustado 0-1 en sendas superficies artificiales. En la primera, jugada el 1 de noviembre, el Buñol de la regional valenciana aguantó 67 minutos con el marcador inicial y estrelló un balón en el larguero de Marrero. Además del azpeitiarra, formaron entonces Odriozola, Aritz, Urko, Pacheco; Turrientes, Olasagasti, Zakharyan; Magunazelaia, Sadiq y Cho. Un equipo solvente para pasar sin problemas. Carlos Fernández, que entró tras el descanso, fue el encargado de firmar el gol de la victoria tras aprovechar el rechace del portero Paco a disparo de Dadie.

Más complicada fue la historia en Andratx el 6 de diciembre en el campo de Sa Plana, con unas dimensiones de 100x63. El conjunto de la Tercera mallorquina había llevado dos años antes al Sevilla a la tanda de penaltis. Con ese precedente Imanol fue con las orejas bien tiesas y planteó un equipo bastante competitivo integrado por Marrero; Odriozola, Le Normand, Pacheco, Aihen; Urko, Turrientes, Olasagasti; Dadie, André Silva y Zakharyan. En el minuto 56 Silva marcó a centro de Odriozola pero después el Andratx se lanzó a por el empate y el técnico oriotarra tuvo que dar entrada a Zubimendi, Merino y Kubo, entre otros. Aún así, la Real acabó pidiendo la hora. Imanol acabó con un buen cabreo fruto del susto que se llevaron: «Debemos hacer autocrítica. Es una cura de humildad para nosotros. En los minutos finales hemos jugado con la Real más potente y ellos han sido superiores. No me han gustado nada y había gente buena, internacional en el campo. No tenemos excusas. El Andratx merecía el empate».

Por contra, los duelos en césped natural los ha resuelto con solvencia, independientemente de las dimensiones del terreno de juego. Los equipos de Primera marcan mucho las diferencias por fuerza y potencia sobre hierba y los modestos no pueden aguantarles el ritmo.

En la temporada 22/23 la Real visitó al Coria de Segunda RFEF en su campo de La Isla, que se encontraba bastante pesado por las lluvias caídas. Fue el primer partido oficial tras el Mundial de Qatar e Imanol alineó a sus mejores hombres para evitar sorpresas. El once estuvo compuesto por Remiro; Aritz, Zubeldia, Le Normand, Rico; Zubimendi, Brais, Silva; Navarro, Sorloth y Cho. Para el descanso la eliminatoria estaba resuelta (0-3) con los goles de Navarro, Cho y Brais, y en la segunda parte marcó un doblete Jon Karrikaburu.

Como va a suceder mañana contra el Jove Español, en tres ocasiones le ha tocado a la Real jugar en otro terreno distinto al feudo original del conjunto local, normalmente porque éste ha preferido organizar el partido en un recinto de más aforo para obtener una recaudación mayor.

Contra el Becerril de la regional castellana el encuentro se disputó en La Balastera de Palencia ante 8.000 espectadores y el cuadro txuri-urdin venció por 0-8. Fue el primer paso que dio para ganar la Copa en la edición 19/20. Dos años más tarde se enfrentó al Panadería Pulido de Segunda RFEF de la localidad grancanaria de la Vega de San Mateo. El duelo se trasladó al Estadio de Gran Canaria con 4.000 aficionados en las gradas. Entonces Imanol formó con los reservas pero resulta curioso comprobar el lujazo de aquel once formado por Ryan; Zaldua, Aritz, Pacheco, Aihen; Guevara, Olasagasti, Navarro; Portu, Sorloth y Barrenetxea. Para el minuto 7 la Real ya ganaba por 0-2 con los tantos de Portu y Aihen y tras el descanso marcaron Sorloth y Djouahra. En la 22/23 el Cazalegas de la regional toledana trasladó el encuentro a Talavera de la Reina y el resultado fue de 1-4.

Dos rivales de mayor categoría, Primera RFEF, fueron el Zamora y el UD Logroñés en las temporadas 21/22 y 22/23. Ambos jugaron en sus estadios de La Ruta de la Plata y Las Gaunas, respectivamente, y la Real ganó por 0-3 en el primer caso y 0-1 el segundo, aunque fue un partido bastante plácido en el que Remiro apenas tuvo que intervenir.