Remiro mantiene la esperanza hasta el final

Porque la sensación de los realistas al entrar en el descanso a los vestuarios era de que el resultado era bueno a pesar de que el luminoso del estadio amaratarra reflejaba un 1-2 a favor de los de Julen Lopetegui. Y eso que el navarro ya había encajado dos goles para entonces. Pero otras tres intervenciones de mérito mantenían la esperanza del cuadro txuri-urdin para afrontar los segundos 45 minutos de juego tras el tiempo de asueto.

Para jugar contra el Sevilla, equipo de Champions y que lucha, aunque ellos mismos no quieran pronunciarlo, por ganar la Liga junto a Atlético de Madrid, Real Madrid y Barcelona, hace falta cuajar un partido casi perfecto si quieres sacar algo positivo. Y Remiro, en ese sentido, comenzó enchufado. Atento. Avizor. En alerta para no dudar ni un ápice y salir fuera de sus inmediaciones para despejar con el pie un balón en profundidad a la espalda de la zaga realista que buscaba conectar con En-Nesyri. Un preludio de la tormenta que iba a tener que sufrir durante casi 25 minutos.

El chaparrón hispalense comenzó a descargar un poco más tarde. El Sevilla adelantó líneas tras el inicial gol de Carlos Fernández y comenzó a llegar con suma facilidad a las inmediaciones del guardameta de Cascante, que no le quedó otra que abrir el paraguas, apretar los dientes y hacerse grande bajo palos cuando el barco txuri-urdin parecía ir a la deriva.

Primero sacó un gran remate a bocajarro de Ocampos en una jugada ensayada de los de Lopetegui mal defendida por arriba por los guipuzcoanos. Jordán puso el balón al segundo palo, Guevara despejó de aquella manera para prolongar el esférico, que se convirtió más en una prolongación para el argentino que otra cosa, y Remiro achicó todo el espacio que pudo para mantener la momentánea renta local en el marcador.

Esa celeridad para salir a los pies de Ocampos, sin embargo, es la que echó en falta la Real en el gol de En-Nesiry, que empujó a placer un remate del propio atacante argentino al palo tras tocar en la espalda de Zubimendi. Dio la sensación que el portero txuri-urdin pudo hacer algo más para llegar a despejar, e incluso blocar, ese chut que se estrelló en la cepa del poste.

En un visto y no visto el Sevilla había volteado el marcador y a punto estuvo de dejarlo encarrilado. Pero ahí estaba Remiro para mantener la emoción hasta el final con una doble intervención de mérito. Primero a un testarazo de Koundé y, en el rechace, para mandar a saque de esquina el disparo potente de Fernando con una gran mano arriba. Un 1-2 que permitía a la Real seguir viva en la segunda mitad, donde el de Cascante apenas fue un mero espectador más del partido.