Granada 1 - Real Sociedad 0: ¿Pero quién tuvo partido el jueves?

El Granada es un buen equipo. El mejor ejemplo es que está con un pie en cuartos de la Europa League. Pero llegaba cogido con alfileres después de doblar partidos cada semana desde hace varios meses. Por eso solo había sumado seis puntos de 24 en Liga. Aquí sabemos bien el peaje que suponen tantos esfuerzos y las lesiones han tocado a su puerta. Y los que estaban disponibles llegaban de jugar el jueves. El apartado físico era una gran ventaja en una jornada crucial para dar un paso de gigante en la carrera europea. Pues nada. Parecía que era la Real la que venía de jugar entre semana uno de esos partidos con prórroga en los que después no puedes ni con las botas.

Me voy a consolar pensando en que en estas dos semanas Imanol les habrá dado zapatilla para cargar el depósito de cara a la recta final de temporada, porque como no se pueden ver los entrenamientos las cosas hay que imaginárselas. La semana pasada sí tengo constancia de que fue exigente y ésta creo que también, porque no veía una Real tan lenta y pesada desde el periodo postconfinamiento, cuando fuimos de los primeros en volver al trabajo y luego andábamos sin chispa. Quedan 19 días para la final de Sevilla y es de esperar que la recuperemos para entonces con un solo compromiso por delante, el del domingo ante el Barcelona, porque como lo que vayamos a proponer sea esto, la llevamos clara.

Si una cosa hemos aprendido este curso es que sin él la Real baja mucho en ataque. Algo lógico, por otro lado, teniendo en cuenta que hablamos de un campeón del mundo que viene de marcar una época en el Manchester City. Así que bastó un clásico bocadillo -rodillazo en la parte posterior del muslo- de Eteki cuando intentaba jugar de espaldas para dejarle fuera de combate. El camerunés repartió unas veces al canario y otras a Januzaj y como delante estaba González Fuertes, uno de los peores árbitros de Primera, pues aquí paz y después gloria. El asturiano se decidió a mostrar la primera tarjeta al Granada en el minuto 80 después de veinte faltas sin amonestación.

El caso es que Eteki logró su objetivo de desactivar a Silva y con ello también a la Real, que se quedó sin pase final en el último tercio del campo el día que era más necesario que nunca para combatir el granítico y bien montado sistema defensivo nazarí. Los datos en los 17 partidos sin él son rotundos: dos victorias, diez empates y cinco derrotas.

Si hay que ir sacando conclusiones para la final, la primera es que la medular indiscutible ahora mismo es la formada por Zubimendi, Merino y Silva. Con mucha diferencia. Si el último no está y el primero se queda en casa por lesión, quizás no sorprenda tanto que la Real no hiciera nada de fútbol. El percance del '21' txuri-urdin fue cubierto por Imanol con Guridi, un todoterreno que no responde al perfil de abrelatas que necesitaba el partido.

Oponer Illarramendi, Merino y Guridi a Eteki, Yangel Herrera y Quina, con dos extremos como Fede Vico y Kenedy cerrados, te lleva a una pelea de bajos fondos de la que no puedes salir bien parado. Las alternativas pasaban por colocar a Januzaj por dentro y dar entrada a Portu en banda, o situar a Oyarzabal de enganche y a Barrenetxea en la izquierda. Con Carlos Fernández, Bautista, Portu o Barrenetxea y Merquelanz en el banco, aún restaban opciones ofensivas para después.

Asimismo, quedó la sensación de que a Illarramendi le llega la final demasiado pronto después de dos años inactivo. Sobre todo viendo cómo estaba Zubimendi y el juego que despliega el Athletic, sobrio como el del Granada atrás pero con mucho más talento para el contragolpe.

Con Silva fuera de combate al minuto 25, sorprendió que a la hora de partido se marcharan Januzaj e Isak a los vestuarios. Ninguno de los dos había hecho nada, la verdad, pero son futbolistas que pueden resolverte el partido en una acción. Como tampoco llegó a saltar al campo Carlos Fernández, algo tocado, la Real trató de remontar el gol de carambola del Granada en el inicio de la segunda parte con Guridi, Portu, Bautista y Oyarzabal como cuatro hombres más adelantados.

La entrada de Bautista tuvo sentido para pelear los balones en el área, pero se echó en falta un segundo delantero que pudiera cazar esas caídas como hizo Isak con Carlos Fernández en Villarreal. De esa manera, el único recurso que quedó para tratar de igualar el marcador adverso fueron las subidas por el lateral de Barrenetxea, que había entrado por Gorosabel y sirvió un buen centro tocado por abajo al que no llegaron Bautista ni Oyarzabal. El eibarrés, el más activo de los realistas, también lo intentó por dentro y por fuera, pero se estrelló ante la siempre bien armada muralla granadina.

Tampoco hay que hacer un drama por una derrota después de venir de cuatro victorias y tres empates en siete jornadas, pero las sensaciones fueron tan malas que dejan dudas. Lo mejor es que viene un partido como el del Barça para despejarlas.