La Real Sociedad tiene un póquer de pivotes para elegir

Ander Guevara es la solución continuista, natural y conservadora. Fue él quien saltó al césped de Graz el jueves cuando Zubimendi se retiró en el minuto 18 y el guion del equipo no varió. Se llevan año y medio –el gasteiztarra es mayor–, han crecido en el mismo contexto y con Imanol ejercen el mismo rol en el campo. Ander es el alter ego futbolístico de Martin. Más fuerte (probablemente) Zubimendi para los duelos, más valiente (quizás) con balón Guevara, pero las diferencias entre ambos son de matices, sutiles. Depende más del día que tenga cada uno que de su potencial. Y en esto último, este curso va por delante el donostiarra.

Guevara es lo más cercano a Zubimendi a la hora de ayudar a sacar el balón jugado –incrustándose para ello entre los centrales–, al filtrar balones por los pasillos interiores, al golpear en largo, al presionar o al hacer las vigilancias. Y añade una singularidad. Siempre da el callo cuando salta al rescate en una situación complicada. Siempre desde que aquel 15 de marzo de 2019, siendo jugador del Sanse, le tocó ser titular con el primer equipo contra el Levante. Tras un verano condicionado por molestias físicas, ha jugado de inicio cinco veces en los doce partidos que lleva el equipo pero está ante una oportunidad para hacerse con el mando de la posición.

La opción transgresora pasa por apostar por el fenómeno emergente de Beñat Turrientes. Ya lo hizo el míster en la jornada liguera en la que el Elche visitaba el Reale Arena. El beasaindarra saltó de inicio y dejó claro que lo puede hacer cualquier otro día. También tuvo media hora contra el Mónaco y quince minutos ante el Sturm Graz. Técnicamente hábil, no le quema el balón. Lleva metido en la cabeza el juego de la Real. En corpulencia física y experiencia tiene más margen de mejora que su competencia para el puesto, pero será Imanol quien mida cada componente de la balanza para tomar la decisión.

Jugar con Igor Zubeldia por delante de la defensa es volver al clasicismo sobrio y elegante. No son pocos los aficionados que desean volver a ver al azkoitiarra en la zona ancha. Lleva un par de cursos interiorizando los conceptos de central y quedaría por ver si ha perdido los hábitos que le convirtieron en un futbolista contrastado de la primera plantilla, capaz de hacer olvidar a Illarramendi. Lo de recibir, girarse y repartir con diligencia no supone ningún secreto para él. Ni superar líneas de presión con pases precisos. Físicamente cuenta con un motor privilegiado y oficio le sobra a este veterano de 24 años. Ha tenido un arranque de temporada lastrado por las lesiones pero va cogiendo tono. Tanto que Imanol sentó el jueves a un Elustondo que venía firmando actuaciones sobresalientes para alinearle.

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Por último queda la opción de Asier Illarramendi, la más extraordinaria al ser tan improbable como virtuosa. El golpe de efecto sería maravilloso fuese cual fuese el resultado. El capitán, maestro de los otros tres mencionados, volverá algún día.