Las lágrimas de Liam Gallagher

Liam Gallagher llora porque su archienemigo gana. Y si al United le va bien, el pequeño de los hermanos sufre, como buen y fiel seguidor del Manchester City. Porque David Silva le trae buenos recuerdos, pero ayer al canario no se le pudo cantar el 'Ole, ole, ole David Silva ole' que entonaban los fans en el Etihad Stadium.

Lejos Silva y la propia Real. A kilómetros de distancia de hacerle daño al Manchester United. Y aunque suena el 'Don't Look Back in Anger' (No mires hacia atrás con ira), es inevitable pasar imágenes del partido y de la inferioridad realista sin enfadarse. Un transatlántico es el United, que dejó fuera del once a su portero titular (De Gea) y a uno de los centrales habituales (Lindelof) y tenía lesionados a jugadores del nivel de Cavani, Pogba o Van de Beek. Casi nada. Los 325 kilos de presupuesto de los británicos no engañan. Por algo dicen que es el más grande de las islas. Aunque Liam lo niegue.

La pista la habían dado de víspera el PSG y el Borussia de Dortmund. Físicamente superiores a Barcelona y Sevilla en Champions, y ayer el Manchester United. La Real tocaba y tocaba, buscaba y buscaba. El equipo de Solskjaer iba. La gran diferencia. Los de Imanol no encontraban huecos. Los de Solskjaer, todos. Nos las prometíamos muy felices con balones al hueco a Isak, sin embargo, los que se hincharon a correr fueron los diablos rojos, con Rashford, Greenwood y James, que tenían al lanzador perfecto, Bruno Fernandes en modo quarterback. Ay de quien puso en solfa el potencial del United. Un grande, un gigante que demostró a qué marcha juegan los todopoderosos, por lo menos de los Pirineos hacia arriba.

Posiblemente, la Real tenga jugadores más técnicos que el Manchester United, que le peguen al balón mejor o sean más precisos. Pero el aluvión físico que demostró el equipo británico fue tal que borró a la Real del campo y dejó la técnica y la clase para otro capítulo. Un equipo irreconocible, que parecía que jugaba con balón de rugby en sus pies. Ni un pase claro, siempre encimados, sin capacidad de desborde.

Durante todo lo que llevamos de temporada la Real no ha tenido un día malo. Bueno, en varios partidos el punto de mira ha estado desviado, otras veces con algún error atrás, pero el equipo de Imanol siempre había tenido opciones de triunfo. Algún día más y otros menos, dependiendo del rival. Quizá, ante el Atlético de Madrid fue cuando la escuadra realista sufrió más, también otro equipo de exuberancia física tremenda.

Las dos veces que la Real ha viajado a Turín le han caído cuatro goles. Ante la Juventus hace 17 años , 4-2 en Champions. Ayer otros cuatro. Los 'biancoazzurri' no pudieron con los 'Red Devils'. Y eso que los Gallagher escribieron 'Wonderwall' (Maravilla), pero no iba para el United. Estaba dedicado y preparado para ponerlo ayer a todo trapo y aplaudir la gesta de la Real.

Habrá que guardar la canción para una mejor ocasión. Felizmente, queda mucha temporada, hay una final esperando y la Real debe demostrar en la Liga que es uno de los mejores equipos del campeonato.