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La Real renueva a Imanol hasta 2023 y a Olabe hasta 2024

Aperribay anuncia la continuidad del técnico y el director deportivo durante la Junta General de Accionistas

Miguel González

San Sebastián

Miércoles, 23 de diciembre 2020

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La Real Sociedad blinda su actual proyecto deportivo para los próximos años. Eso significa, a grandes rasgos, la confirmación realizada este miércoles por parte de Jokin Aperribay durante la Junta General de accionistas de las renovaciones del actual entrenador y del director de fútbol del club, un tándem que ha funcionado a las mil maravillas en estos dos últimos años y que es responsable en gran parte de los éxitos alcanzados recientemente por el conjunto txuri-urdin.

Este periódico ha podido saber que ambos habían sido contactados por otros clubes para conocer su situación y sus planes de futuro, ya que su vinculación con la entidad vencía el 30 de junio y son dos profesionales de prestigio reconocido en sus respectivos cargos. Sin embargo, la ilusión de dar continuidad a un proyecto que tiene muy buena pinta y en el que han invertido mucho tiempo, así como la complicidad que mantienen con el Consejo de Administración en la figura de su presidente, les ha empujado a seguir en la Real. Imanol renueva por dos años más, hasta 2023, y Olabe hasta 2024.

Estabilidad en el banquillo

El club ha encontrado en el oriotarra el entrenador ideal para conseguir la estabilidad en el banquillo que llevaba persiguiendo durante la etapa de Aperribay. Por distintas razones, los técnicos no superaban los dos años y eso comprometía la duración de los proyectos. Martín Lasarte ascendió y mantuvo a la Real en Primera, y Montanier la llevó a la Champions en dos ejercicios. Sin embargo, ambos técnicos eran antagónicos, en sus propuestas y en su forma de trabajar, aunque los dos alcanzaron sus objetivos con métodos diferentes.

En las temporadas 14/15 y 15/16 no acabaron los entrenadores que las empezaron, Arrasate y Moyes, hasta que Eusebio dio una cierta estabilidad al primer equipo durante dos años y medio. Tras el breve paréntesis de Asier Garitano durante la segunda mitad de 2018, Imanol ha acabado con el debate en el banquillo en dos años maravillosos en los que ha llevado a la Real a una final de Copa y a jugar en Europa, además de desplegar un juego fantástico por momentos con el que ha puesto en valor a los fubolistas de su plantilla.

Después de las nueve jornadas finales del curso 17/18, tomó las riendas del conjunto el 6 de enero de 2019 para completar dos años fabulosos. En caso de cumplir el nuevo contrato que ha firmado hasta 2023 se convertiría en el entrenador con mayor continuidad en la Real desde los tiempos de Ormaetxea, ya que habría estado cuatro años y medio en el cargo, algo que no se da desde la década de los ochenta.

En la apuesta por Imanol convergen varios motivos. Por un lado, se ha valorado mucho su conocimiento del fútbol y su progresión como entrenador, ya que aún está en crecimiento. Sus ideas encajan con la filosofía de la entidad y su personalidad le permite ser valiente para llevarlas a cabo. Por encima de los resultados, el juego de la Real crea admiración y ello refuerza la marca del club. Asimismo, su complicidad con la cantera es total, como no puede ser de otra manera en alguien que se formó en su día como futbolista en Zubieta y que ha entrenado al Sanse.

El mejor ejemplo de su vinculación y compromiso con la Real es que apenas han bastado dos conversaciones para resolver su futuro. Ya lo dejó entrever en una de sus ruedas de prensa más recientes, cuando dijo aquello de que «aunque me llame el Barça, si la Real me quiere yo me quedó aquí». Así ha sido. Aperribay le comentó para hablar de su renovación al volver de Nápoles y apenas dos semanas después está todo resuelto.

Es más, a diferencia del contrato que firmó hace un año, en el que figuraba una cláusula de rescisión de 10 millones de euros, en este nuevo no aparece blindaje ninguno, al estilo de lo sucede en otras ligas en las que no hay una cantidad económica a la que remitirse para romper el vínculo contractual. Es un gesto a valorar teniendo en cuenta que su cotización en los banquillos se ha elevado mucho después de lo que está haciendo al frente de la Real. De esa manera aporta tranquilidad al proyecto.

El conocimiento de Olabe

Aperribay le fichó en febrero de 2018 para dar ahondar en la idea que, de la mano de Loren, había permitido al club pasar de Segunda a clasificarse para Europa tres veces en cinco años. Un modelo muy definido basado en la cantera y en el acierto en los fichajes. Pero siempre había dientes de sierra que amenazaban la consolidación entre los mejores de la categoría. Los relevos en el banquillo -más de los deseados- eran una muestra de ello.

Para alcanzar la cumbre el club pensó que hacía falta definir aún más la idea de juego y aumentar la exigencia del día a día en Zubieta. De ahí la frase de Aperribay de «ser los mejores de lunes a viernes». Para conseguir esos dos objetivos contrató a Olabe.

Y el director de fútbol ha respondido con acierto. De entrada dejó claro que venía a ahondar en la idea que había, ya que consideraba que el proyecto de la Real estaba «consolidado y muy vivo». Pero siempre expresó sus intenciones.

Apostó por una línea de sucesión definida a la hora de establecer el mapa generacional de jugadores en Zubieta a la vez que reforzó la estructura de reclutamiento para complementar lo que se forma en casa. El resultado es que los jugadores han seguido surgiendo desde abajo -Barrenetxea, Aihen, Guevara, Zubimendi, Roberto López...- a la vez que han llegado interesantes futbolistas del mercado como Isak, Portu, Remiro, Odegaard, Monreal o Silva. Hasta Sagnan se ha reivindicado esta temporada como un jugador de futuro.

Pero no valía con estar orgulloso del modelo, sino que apeló a la exigencia para dar continuidad a los buenos años. «No conseguimos ese tránsito a ser aspirantes durante años seguidos. La ilusión que tenemos todos es ser campeones un día y no es fácil sin ser ambicioso y exigente. Vamos a pelear por ser campeones», dijo a su llegada.

Entonces sonó a locura, pero hoy la Real está a la espera de jugar una final de Copa y en enero disputará la Supercopa ante Real Madrid, Barcelona y Athletic. En febrero le espera el Manchester United en la Europa League y en la Liga lleva año y medio instalada en puestos europeos. Con altibajos, sí, pero entre los seis primeros de la clasificación.

Olabe ha tenido el mérito de aumentar el nivel competitivo de la plantilla sin salirse de los parámetros económicos del club. Ha repetido más de una vez que no se considera un fichador y el tiempo le está dando la razón, porque los de casa crecen tanto o más rápido que los de fuera. Hoy, por primera vez en años, la Real podría competir ante con cualquiera con un once de la cantera gracias a los Gorosabel, Aritz, Zubeldia, Aihen, Guevara, Zubimendi, Guridi, Merquelanz, Barrenetxea y Oyarzabal, por citar algunos nombres.

Su presencia los próximos tres años y medio al frente de la dirección de fútbol es una grata noticia para mantener la actual línea de crecimiento, tanto en el equipo masculino como femenino, del que se hizo cargo el pasado verano con la incorporación de Natalia Arroyo.

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