La Real se empeña en hacerlo fácil
Exhibe su versión más sólida, sin apenas conceder al Athletic, y sabe castigar en las ocasiones más claras de las que dispone
Intentar jugar difícil es muy fácil. Todos creen que pueden jugar a ser el Barça de Guardiola. Muchas veces lo complicado radica en hacer las ... cosas sencillas. Ayer la Real no cuajó su partido más vistoso, pero no le hizo falta. Hizo cosas de equipo grande. Entre ellas no tener piedad del rival. Transformó las ocasiones que debió materializar y apenas concedió al adversario. No dejó entrar en el partido al Athletic cuando tuvo la oportunidad. También le sonrió la suerte en las dos claras oportunidades que dispusieron los vizcaínos en las botas de Iñaki Williams.
El Athletic se había quedado sin su gran amenaza por dentro por la baja de Sancet, por lo que había que prestar más atención que nunca a sus extremos. Los hermanos Williams fueron las principales armas de los vizcaínos con sus carreras en velocidad y los posteriores centros al área. Traoré trató de frenar a Nico por su banda y lo cierto es que el rojiblanco no consiguió zafarse del maliense en el uno contra uno y, si lo hizo, fue a trompicones.
Sin la amenaza de Sancet por dentro, el peso del ataque del Athletic recayó en los hermanos Williams
Sin embargo, la mejor ocasión de los visitantes en la primera parte surgió de su pie derecho. El internacional colocó un centro medido al interior del área pequeña sin apenas oposición al que su hermano mayor no acertó a rematar en boca de gol. La acción puso en evidencia a los dos laterales realistas. A Traoré, porque no encimó lo suficiente a Nico en el envío, y a Aihen porque Iñaki le ganó la espalda muy fácil. Si algo había que medir ayer con sumo cuidado eran este tipo de acciones.
La Real, por su parte, no ofreció un juego lo suficientemente armonioso en campo rival. Sí que dio la sensación de que cuando Brais y Kubo conectaban por la derecha o Barrene y Merino lo hacían por la izquierda, el conjunto bilbaíno perseguía sombras, pero esas acciones no terminaban de concretarse en una asistencia a Sadiq o un remate a puerta en última instancia.
En un partido muy cerrado, Le Normand se encargó de desatascar la contienda aprovechando el barullo que se había formado en el área rival tras una excelente falta lateral botada por Brais. La zaga bilbaína fue incapaz de despejar el balón y el central fue el más listo de todos. En ventaja, la Real se vio menos incómoda, porque la responsabilidad de llevar la iniciativa ya no era tan acusada.
En un partido cerrado y sin demasiadas alternativas Le Normand transformó el guion
Nada más arrancar la segunda mitad Iñaki mandó un serio aviso al recoger un pase de su hermano, otra vez, pero su disparo salió desviado. Parecía que el Athletic había entrado mejor, pero entonces apareció Kubo para resolver una jugada que demuestra que la Real sabe dominar diferentes registros en ataque.
Cuatro toques y gol
Un balón largo de Le Normand peinado por Merino habilitó la carrera de Brais para que este se asociara con Sadiq, pero entonces surgió Kubo para hacer más duradera la jugada y definir por el palo corto ante Simón. Algún día habrá que hablar de la mejora que han experimentado las definiciones del japonés con respecto al curso pasado. Ese gol hizo desaparecer de un plumazo las esperanzas de remontada del cuadro rojiblanco, porque comprobó en una acción de apenas cuatro toques el daño que le podía llegar a generar la Real.
Otra de las cosas que evidenció el partido de ayer fue que la Real ya no necesita acumular pases y luego acelerar la jugada para acabar en gol. Si el primero encaja en esa teoría, con el tercero sucede lo mismo. Zubimendi recogió una pésima entrega de Dani García en el centro del campo e instantáneamente Oyarzabal dibujó un desmarque a la espalda de Vivian que no dejó pasar desapercibido el centrocampista donostiarra. Ya no hubo más historia.
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