La Real se clasificó siempre que ganó la ida fuera de casa

La Real necesitó una década para tener ventaja en el partido de vuelta jugando el primer choque fuera de casa. La andadura de aquella Real que se quedó a un paso de disputar la Copa de Europa tras caer ante el Hamburgo en semifinales dio sus primeros pasos en el norte, concretamente en Reykjavik. Los de Ormaetxea disputaron los dieciseisavos de final ante el Vikungur en septiembre del 82. En el choque de ida la Real se impuso 0-1, trayéndose un buen resultado teniendo en cuenta que por aquel entonces los goles marcados fuera de casa valían doble, una vez eliminados los desempates de la ecuación. Había que rematar y los islandeses sembraron la duda en Atocha.

Minuto 2 del partido de vuelta, gol de Jóhann Thorvardarson para empatar la eliminatoria. Tocaba remar, aunque Uralde necesitó sesenta segundos para poner todo en su sitio marcando uno de sus cien tantos como realista. El partido se puso gris, pero lo cierto es que terminó siendo una eliminatoria cómoda puesto que Uralde hizo su doblete en el minuto 27 y Satrústegui sentenció antes de cumplir la hora de juego. El Midtjylland no es un equipo grande en Europa, pero lo cierto es que por nivel se puede equiparar con los precedentes que se van a mencionar. La Real superó las dos siguientes eliminatorias, pero en octavos jugó el primer partido en casa y en cuartos perdió 1-0 ante el Sporting en Lisboa. Remontó la eliminatoria en Atocha (2-0).

El siguiente precedente se dio con Toshack a los mandos en la temporada 88/89, ya con pocos integrantes del equipo campeón de los inicios de década. La Real se trajo un gran resultado de Lisboa gracias a los goles de Iturrino y Loren, el primero en una magnífica jugada del exdirector deportivo, que controló, giró sobre sí mismo y puso el 0-1 en bandeja. Los lisboetas marcaron su tanto gracias a un inexistente penalti. Atocha se vistió de gala para la vuelta, un combate nulo, sin goles, bien resuelto por una Real que controló francamente bien el resultado. No siempre hace falta salir en tromba en busca de sentenciar cuanto antes, más con el marcador a favor. Ese fue el último precedente en el añorado estadio porque desde que el equipo abandonara Atocha en 1993 necesitó cinco años para volver a mostrar su escudo por Europa, ya en Anoeta, su nueva casa.

Los siguientes dos precedentes que sonríen a la Real se dan en la Copa de la UEFA de la temporada 98/99, en la misma edición en la que Aitor Zabaleta fue asesinado a las puertas del Vicente Calderón. En las dos eliminatorias anteriores ante Sparta de Praga y CSKA de Moscú la Real de Krauss tuvo que jugar el primer partido de la eliminatoria fuera de casa. En ambas regresó a Donostia con un carro de goles gracias al de siempre, y en ambas jornadas cayó una tromba de agua que muchos todavía recuerdan. Esos dos días dejaron fotos para el recuerdo como la tercera ilustración del reportaje con Kovacevic lanzándose en plancha levantando un charco de agua. Si Darko gol, no problem.

Los realistas viajaron a Praga para medirse al Sparta y se trajeron un 2-4 que había que rematar en una lluviosa tarde de septiembre. Curiosamente, esos dos partidos de Copa de la UEFA se jugaron un martes. La hemeroteca deja curiosidades que no tendrían cabida en el fútbol actual. «Incidencias: Noche infernal en Anoeta. Llovió con fuerza e insistencia durante todo el partido. 16 grados y mucho viento. Acudieron 21.713 espectadores, más bien héroes, que dejaron en taquilla algo más de 51 millones de pesetas», tecleó en su día Pedro Soroeta. En los prolegómenos del partido dos accidentes de tráficos derivados por el agua dejaron víctimas mortales y heridos.

Sobre el inigualable césped de aquel Anoeta, que drenaba cayera la que cayera, Kovacevic pidió perdón. «Tenía pensado celebrar el gol pidiendo perdón por lo que sucedió en Mallorca», declaró el serbio, que días antes fue expulsado en Mallorca por insultar al juez de línea. El fútbol está inventado y es más simple que el asa de un cubo. Rekarte saca de banda, el cuero va hacia la izquierda, Aranzabal pone un centro medido y Kovacevic sentencia la eliminatoria con un remate en plancha. El Sparta, para casa.

Del aguacero al vendaval, pero esta vez en una horrorosa tarde de noviembre. Los blanquiazules ganaron 2-3 en Moscú al Dinamo, equipo del que fue fichado Zakharyan. Aunque los rusos prometían batalla para el partido de vuelta. Kovavecic se encargó de recordarles el camino de vuelta. Los de Krauss fueron muy superiores en el segundo encuentro puesto que se impusieron 3-0 al Dinamo en Anoeta, aunque los tres tantos vinieron en la segunda mitad. Kovacevic con un doblete y De Paula, milagro, siendo titular y no desde el banquillo, dejaron la eliminatoria vista para sentencia.

Era el séptimo tanto de un Kovacevic absolutamente desatado. Marcaría ocho en esa Copa de la UEFA contando el tanto al Atlético de Madrid en la siguiente ronda (2-1). Como curiosidad, el equipo realista utilizó la camiseta azul marino con rayas horizontales difícilmente distinguibles desde lejos y el pantalón blanco. La UEFA establecía que era el equipo de casa el que debía cambiar el uniforme en caso de coincidencia de colores con el conjunto visitante. Así fue.

La última gran alegría en forma de eliminatoria, aunque fuese de fase previa, fue el histórico duelo ante el Lyon con tres golazos absolutamente inolvidables. La Real ganó en Gerland con chilena de Griezmann y misil de Seferovic (0-2) y repitió resultado en la vuelta para acceder a la fase de grupos de la Champions League. Carlos Vela realizó un doblete para llevar el delirio al estadio. La picada para superar a Lopes es ya historia del club. Midtjylland, siguiente víctima.