El seguimiento a Sadiq
Un quiero y no puedo continuoEl nigeriano es recibido en Anoeta con una gran ovación tras fallar tres goles cantados en Son Moix pero acabó escurriéndose por los suelos en repetidas veces
Era el hombre de la semana en Gipuzkoa tras fallar tres goles cantados en Son Moix que hubiesen permitido a la Real encarrilar el ... pase a la final de Copa. Y la duda que sobrevolaba el ambiente era cómo sería recibido ayer en Anoeta. Imanol ya dejó clara su postura el miércoles. «Cuando fallamos, fallamos todos», dijo. Y la afición siguió a rajatabla la consigna que había impartido su patrón días atrás. Ni si quiera había puesto un pie en el terreno de juego y la gente se levantó de sus asientos para ovacionar a Umar Sadiq cuando el oriotarra le advirtió que se pusiese el peto para calentar. Fueron los únicos aplausos que se llevó el nigeriano, ya que las palmas pronto se volvieron en runrún.
No fue el de ayer el partido que escogió Sadiq para redimirse de fallar lo infallable en Mallorca. El delantero, que estrenaba nuevas botas, salió en la segunda parte, con media hora por delante cuando la Real buscaba nivelar el gol de Budimir, pero cada vez que intentaba rematar alguna acción terminaba resbalando y despatarrado por el terreno de juego. Como si la elección de los tacos no hubiese sido la correcta. Ni en eso está acertado el de Kaduna, del que la Real volvió a echar en falta sus goles.
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Resbaladizo Salió como revulsivo con media hora por delante tras ser ovacionado por la grada pero cuando tuvo alguna medianamente clara terminó escurriéndose y en el suelo.
Su participación ante Osasuna volvió a ser un quiero y no puedo constante. Una continuación del partido de Son Moix pero con unos rivales vistiendo una zamarra de un tono más rojilla. Cuando el balón llegaba a las inmediaciones de Sadiq la jugada acababa de dos maneras: o el nigeriano llegaba un segundo tarde para atacar el esférico –véase la acción en la que no le da tiempo a atacar el primer palo para rematar de cabeza un centro desde la izquierda de Javi Galán o en la que conecta con el balón con la rodilla para disparar al lado contrario en la que se encontraba la portería– o se resbalaba y terminaba tirado por los suelos. Que no fueron ni una ni dos veces. Una de ellas, por cierto, realizando un feo gesto con la rodilla de la que, afortunadamente, se repuso rápidamente.
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