¿Dónde queda la autocrítica?

Hoy me acuerdo de Marcelo Bielsa, de dos frases suyas que trasladan su compromiso con el buen juego, con el buen trato al balón y con una forma de ser. «Quienes ejecutamos esta profesión no podemos permitir que se gane de cualquier manera», dijo una vez. «Pertenecemos a una época y a una sociedad en la que se bendice todo lo que sea triunfo y todo lo que no sea triunfo, no se perdona. Pero el modo de hacer las cosas, para mí, es más importante que lo que uno obtenga. Es prioritario», reflexionó en otra ocasión. Pues eso. Imanol y Bordalás. Dos mundos.

Horas después, leídas las crónicas y escuchadas las tertulias, sigo pensando igual que cuando conducía camino a casa el domingo por la noche: los problemas no dejan de existir por mirar a otro lado y lo fácil, como por desgracia ocurre en muchos ámbitos, es echar la culpa al empedrado. ¿Dónde queda la autocrítica?

Cuanto más se hable de Bordalás y del árbitro, cuanto más se busquen culpables tratando de justificar por qué la Real no pudo alcanzar su objetivo, más lejos se estará de ganar el siguiente partido. Y ahí es donde debe poner la Real el foco. Valencia es pasado. Es probable que con el rumbo que había tomado ese partido la Real lo hubiera perdido en otro momento, así que también se puede extraer esa lección positiva: hasta en escenarios de partido ásperos, sucios, la Real suma. El punto es positivo para lo lejos de su mejor versión que estuvo una Real que jugó con diez veinte minutos.

Me tranquiliza saber que Imanol es el primero que no busca excusas y que, como bien dijo antes del partido ante el Valencia, el equipo todavía tiene mucho que mejorar. Autocomplacencia, la justa.

Porque me puedo imaginar que el entrenador del Mónaco habrá visto el partido ante el Valencia y habrá analizado cómo y dónde se le puede molestar a la Real. Seguro que él también ha comprobado que si consigue que los jugadores de la Real entren en guerras inútiles como pasó ante el Valencia, se alejarán del balón y serán más vulnerables. Y que si cierra el juego interior, las líneas de pase a Merino y Silva, el balón corre mucho menos, llega en peores situaciones a los hombres de ataque y las ocasiones de gol se reducen.

Es ahí donde tiene que focalizarse la Real, en tratar de encontrar otras vías ahora que los equipos le conocen y saben dónde están sus puntos débiles porque cada vez va a ser más difícil ganar. Y en Anoeta, más.

La Real, ahora mismo, tiene dificultades para concretar su juego en ocasiones y por ende en goles. No es por el partido ante el Valencia. Es por lo que se está viendo esta temporada. No es una racha. Llega y llega al área rival pero por hache o por be no define. Echo de menos goles de atacantes que merodean el área. Algún gol de Barrenetxea, Januzaj, Portu o Silva. Me gustaría que sean más incisivos, que prueben más, porque quien no tira a gol, no marca. Es ahí donde pongo el foco y no en Bordalás y el árbitro. No vale de nada buscar culpables. La Real tiene que invertir su tiempo en hacer lo que se ha comprometido a hacer, en hacer lo que ha demostrado que puede hacer. No olvido que suma diecisiete partidos sin perder y solo ha encajado un gol en Anoeta (el de falta de Muniain) en lo que llevamos de Liga. Salvo algún error de los laterales, la Real es sólida atrás y eso es un estupendo punto de partida.