Los problemas crecen
Offside ·
La Real no ha visto puerta en cinco de los ocho últimos partidos de Liga y en defensa vuelve a sufrir en el repliegue y en los balones que le filtran a la espalda de los lateralesNo sé si recordarán esta serie americana de los ochenta en la que un psiquiatra de Nueva York y su esposa periodista trataban de controlar, ... sin demasiado éxito, a sus tres hijos adolescentes. Todo eran problemas. Algo así le está pasando a Garitano, que cuando empezaba a respirar vuelve a verse apurado con estas tres derrotas. Y se queda sin Gorosabel para dos meses.
Los dos partidos marcados en rojo para asaltar puestos europeos nos han puesto mirando hacia abajo. Un recién ascendido como el Valladolid y otro que lo hizo hace dos años, el Getafe, han dejado nuestras miserias al descubierto. El fútbol es tan voluble que nunca se puede cantar victoria. Y menos cuando está por medio la Real.
La remontada ante el Levante y la merecida victoria ante el Celta insuflaron moral a la tropa, que vio respaldada su confianza con la clasificación copera para octavos tras apear al conjunto vigués. Por fin nos tomábamos en serio la competición del KO. Pero estas tres derrotas nos han devuelto a la casilla de salida, es decir, a las dudas de principio de temporada.
Y el calendario no ayuda, porque restan tres partidos para finalizar la primera vuelta y hay que visitar el Bernabéu. Y por Anoeta, donde solo se ha ganado un partido de siete, deben pasar dos rivales incómodos como Alavés y Espanyol, aunque afortunadamente parece que venidos a menos.
Las estadísticas y el tanga. En un equipo que quiere construirse desde lo defensivo no es de extrañar que tenga problemas ofensivos. Más bien es lo lógico. La cuestión es que tampoco atrás anda demasiado fino y si no cierras tu portería y arriba no marcas, el resultado es una condena a la mediocridad.
Garitano ha conseguido reducir la hemorragia de goles en contra que impidió a la Real coger altura de vuelo la pasada temporada. Encajaba demasiados para aspirar a cotas altas, pero también es cierto que era la consecuencia de un estilo de juego ofensivo cuyo riesgo se asumía. Hace dos años, cuando acabó sexta, fue el que más goles recibió de los diez primeros pero también el quinto que más marcó del campeonato. Ahora lleva nueve menos en contra pero también diez menos a favor.
Para llegar a alguna conclusión hay que bucear en las estadísticas. Lillo las comparaba con un tanga, porque decía que enseñaban mucho y ocultaban lo importante. A lo que voy, esta Real más sólida solo ha mantenido tres jornadas la portería a cero, en Huesca (0-1) y en los empates sin goles de Anoeta frente a Girona y Sevilla. Las mismas que el equipo del curso pasado en las 16 primeras jornadas, aquel que iba tan mal hacia atrás y sufría mucho en las transiciones defensivas. Curioso...
Los mismos fantasmas atrás. Uno de los objetivos que se marcó el actual entrenador fue dar consistencia defensiva al equipo. Para ello trató de arreglar los problemas en las transiciones defensivas a costa de exponer menos en ataque en zonas de iniciación y creación. La consecuencia, claro, sería que el balón llegaría en peores condiciones a arriba y que el gol se cotizaría más caro, pero este cambio de estilo ya lo hemos asumido con los partidos.
Ahora bien, resulta que en los últimos partidos han resucitado los viejos fantasmas y seguimos cayendo en los mismos problemas que creíamos haber superado. El 0-2 del Valladolid y el gol del Getafe llegaron en sendas contras en las que la Real anduvo lenta en el repliegue. En ambas aprovecharon los espacios libres a la espalda de los laterales Theo y Gorosabel. Pero ojo, que el gol del Celta en Liga viene también en un envío a la espalda de Theo que gana Brais Méndez para asistir a Maxi. Es decir, seguimos siendo débiles en los costados -en pretemporada sufrimos mucho por ahí- y no terminamos de ser eficaces del todo tras pérdida. Bien porque fallamos en el repliegue o en la primera presión. O quizás es que se necesita más tiempo para interiorizar la idea.
El caso es que la Real no termina de ser un conjunto fiable en lo defensivo a pesar de que encaja menos goles, por lo que tiene que tirar de una fase ofensiva en la que pocas veces ha demostrado sentirse cómoda esta temporada. Si acaso, la media hora final ante el Levante y el día del Celta en Anoeta.
¿Se les ha olvidado marcar? Hay un dato ciertamente alarmante y es que la Real no ha marcado en cinco de las últimas ocho jornadas: ante el Girona y Sevilla en casa, y en las salidas al Wanda, Villamarín y Getafe. Son seis partidos si hablamos de conseguir un gol en jugada, ya que ante el Valladolid lo anotó de córner. Y eso para un plantilla que cuenta con atacantes como Willian José, Juanmi, Oyarzabal, Januzaj, Sandro o Bautista es como para pensárselo.
Ahora resulta que a todos se les ha olvidado marcar. Bueno, Oyarzabal lleva seis goles, dos de penalti. ¿Pero el resto? ¿Qué pasa con Juanmi y Willian? No puede ser que a todos se les hayan fundido los plomos a la vez. A mi entender guarda relación con los problemas que tiene la Real para combatir defensas en estático, donde le cuesta muchísimo generar peligro. Esta situación se ha visto agravada por el hecho de tener que jugar con el marcador en contra más veces de las deseadas, lo que ha dificultado las operaciones ante rivales replegados.
En unos meses el blanquiazul se ha transformado en un equipo que jugaba desde lo posicional a hacerlo al espacio para exponer menos el balón. Y cuando esos espacios escasean, la consecuencia es una menor producción ofensiva. En el Villamarín y en Getafe tuvo opciones para empatar, pero en el tramo final de ambos partidos apenas generó alguna ocasión, dejando una sensación de clara impotencia.
De siete encuentros que ha empezado perdiendo ha rescatado seis puntos, las remontadas ante Villarreal y Levante, perdiendo los otros cinco. En los siete en los que se ha adelantado, ha ganado tres: Huesca (0-1), Athletic (1-3) y Celta (2-1), dejando escapar diez puntos.
Lograr un patrón de juego. A estas alturas ya conocen de sobra mi opinión respecto a la Real de Garitano. La dejé clara a principio de temporada pero hace semanas que me propuse adaptarme yo también a la nueva situación y en ese camino ando.
Principalmente creo que este equipo necesita identificarse con un patrón de comportamiento que ponga en valor a sus mejores jugadores. Siempre es así. Que los realistas más destacados hasta ahora, Zubeldia, Aritz y Zaldua, sean de corte defensivo es un indicador de lo poco que hemos ofrecido en ataque. Y el objetivo, a mi entender, debe ser dar con una receta que nos permita ganar a Leganés, Eibar, Rayo, Girona, Valladolid o Getafe, clubes con menos medios que nosotros y a los que no hemos podido doblegar. Porque los que cuentan con más, casos de Barcelona, Atlético o Valencia, ya nos han derrotado. Entonces, ¿cómo salimos de pobres? ¿Empatando en casa contra el Sevilla?
Debo decir que desde principio de curso he notado una progresión en el juego de la Real. Aunque no me identifique con la idea. Ya no abusa del juego en largo y toma una posición más adelantada en el campo, a veces obligada por un marcador adverso. Incluso trata de generar desde lo combinativo, por mucho que no elabore tanto la jugada como antes y que le quede margen de progresión aún.
También tiene un once desde el que mejorar, aquel formado en el centro por Illarramendi, Zurutuza y Oyarzabal, con Januzaj, Juanmi y Willian José arriba. No es casualidad que los dos mejores partidos, ante Levante y Celta, se dieran con ellos. El técnico tiene una tecla que tocar. Lo que pasa es que como siempre hay que adaptar el plan al rival resulta imposible darle continuidad. Januzaj, por ejemplo, se ha quedado en el banquillo en las dos últimas salidas cuando resulta que es el único con desborde en el último tercio del campo. Por su forma de calentar en Getafe no parecía estar muy contento. Como Theo cuando fue sustituido ante el Valladolid. Al pobre Garitano le crecen los problemas.
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