El partido de Liga más importante
Taco largo ·
Esperemos que la Real saltara anoche sobre la hoguera para ahuyentar una mala racha que amenaza las opciones europeasEsperemos que entre los ejercicios que dispuso ayer Imanol en Zubieta se incluyera el salto de hoguera. El fuego de la víspera de San Juan ... sirve para quemar todo lo malo, dicen, así que es de desear que los txuriurdin hayan arrojado a las llamas la pesadez y falta de ideas en ataque de este arranque liguero tras el parón. Que Odegaard haya ahuyentado la espesura que le ha nublado la vista en estas tres jornadas y que sus compañeros se quiten de encima el plomo en las piernas con el que han vuelto del confinamiento. Probablemente es el peaje físico a pagar por la pretemporada acelerada e improvisada, y para tratar de llegar más frescos al decisivo tramo final. Pero claro, nadie contaba con sacar un triste punto en esta primera tacada de tres encuentros, y que muchos de nuestros rivales, como Sevilla, Villarreal o Atlético volvieran todos como motos. Así las cosas, el choque de esta noche en casa ante el Celta es probablemente el partido de Liga más importante de la temporada, dejando aparte la Copa.
Serían mucho más que tres puntos, por la losa psicológica que tiraríamos a la hoguera. Y mantendría al equipo en los puestos con premio, de los que podríamos salir en caso de no vencer, con el mazazo que eso supondría. La tanda de partidos ante Celta, Getafe, Espanyol, Levante y Granada, con tres en el Reale Arena y dos fuera, va a ser decisiva. De aquí deben salir la mayoría de las seis o siete victorias que pedía Imanol, antes de afrontar con garantías el duro tramo final ante, precisamente, Villarreal, Sevilla y Atlético.
La Real deberá perseverar en su idea de juego de ataque, pero apretar más los dientes para suplir la falta de empuje del público que tanto añora, y tratar de variar de estrategia si el rival logra ahogarnos. Y luego a cruzar los dedos para que la moneda del VAR caiga cara alguna vez. Con que el colegiado de turno al menos se digne a acudir al monitor para revisar las jugadas dudosas, como las cuatro del pasado domingo ante el Madrid, nos conformamos, incluso aunque salga cruz como aquel ridículo hombro de Le Normand en el Camp Nou que a Piqué se le ha olvidado con el confinamiento. El colectivo arbitral y algunos miembros de los dos grandes de la Liga también deberían haber dado anoche un saltito sobre la hoguera para eliminar los viejos y malos hábitos del fútbol español que perduran.
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