Jon Pacheco, el baztandarra de la Real
Cantera. Clubes pequeños como el CD Baztan KE trabajan con los jóvenes para inculcarles el amor por el fútbol, el juego limpio y el compañerismo. Los resultados, a veces, llegan a Primera, como es el caso del reciente debutante
ALICIA DEL CASTILLO
Domingo, 5 de julio 2020, 08:27
Años y años esperando este momento, el debut de un canterano baztandarra en Primera División. El sueño de todo joven jugador plasmado en un partido ... de fútbol y también la felicidad de todas esas personas que han trabajado con el único fin de que los niños de Baztan practiquen deporte.
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El CD Baztan elegía las redes sociales para mostrar ese mensaje: orgullo y agradecimiento. Fue el día que Jon Pacheco Dozegarat, con su flamante camiseta de la Real Sociedad, debutaba en Primera División ante el Getafe. Ese día en Elizondo y también en los otros 14 lugares que componen el Valle de Baztan, los vecinos no se quisieron perder el partido siguiendo de cerca al chaval espigado natural de Elbete, pequeño pueblo pegado a Elizondo, curtido en su infancia en el campo de fútbol del Giltxaurdi.
«Es el yerno perfecto»
El que durante algunos años fuera su entrenador, Andrés Burguete Echandi, de 52 años, lo recuerda con mucho cariño y una profunda admiración. «Nacido en el año 2001, al poco de entrar a jugar ya vimos que destacaba. En él es algo innato. Nos dimos cuenta de que el equipo se le quedaba pequeño y por eso le pasamos a jugar con chavales un año mayores que él. Había veces que se llevaba hasta dos años con los mayores. Y aún así destacaba, llevaba todo el peso del equipo, pero a la vez era un compañero muy honesto. Es un sol. Siempre se ha hecho querer, como se suele decir, es el yerno que toda madre querría tener», explica.
«Yo siempre le decía que tenía que ser un poco más egoísta para que alguien se fijara en él, porque era evidente que destacaba. Eso sí, es muy competitivo. Así como con los compañeros es muy generoso, cuando está en el terreno de juego, entre los contrarios no hay amigos».
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«Ya en alevines destacaba, el equipo se le quedaba pequeño y le pasamos a jugar con niños un año mayores que él»
Andres Burguete, entrenador
«Al acabar los partidos siempre venían los entrenadores de los otros equipos a interesarse y preguntar por él»
Compitieron en la liga guipuzcoana, como otros equipos de la zona como el Beti Gazte de Lesaka o el Gure Txokoa de Bera. Y después ya en la navarra. «Y siempre pasaba lo mismo, tanto en Gipuzkoa como en Navarra, fueras a donde fueras. Daba igual el equipo contrario, finalizaba el encuentro y los entrenadores se acercaban para preguntar por él».
Burguete habla con orgullo de Jon Pacheco porque «se lo ha ganado a pulso, tiene mucho mérito. Pero al final te das cuenta de que son importantes varios factores. Las cualidades innatas, por supuesto, que las tiene y de hecho podría jugar bien hasta de portero, pero también la educación en valores que le han transmitido sus padres, Juan Antonio y Ana. Y además, la labor desinteresada de mucha gente del Club Deportivo Baztan, que están ahí día tras día».
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Recuerda que es un club nacido en 1923. «Calcula la de personas que han pasado de forma totalmente desinteresada y se han involucrado para que los chavales jueguen al fútbol. Es la importancia de la cantera, de los clubes pequeños, que gracias al esfuerzo de voluntarios siguen adelante».
«Impecable en el debut»
Jaime Egurrola Olave, de 20 años, es amigo de Jon Pacheco «desde que teníamos dos años, bueno, algo así, él es un año menor que yo», dice sonriendo. Le conoce bien. «Es muy buena persona, un tío 10, sin problemas para decir lo que piensa, pero que nunca pierde el respeto por los demás. Es fuerte y serio, pero empatiza mucho con la gente».
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Jugaron juntos en alevines dos años, con 9 y 10. «Me acuerdo cuando nos contó lo de la Real. Estábamos en el campo del San Cernin, al lado de la Universidad. Fue un momento que no olvidaré en mi vida. ¡Qué orgullo! Sabíamos que iba a pasar algo así. Destacaba por delante de otros, su juego era de otro nivel. Podría jugar de todo. Si íbamos perdiendo le sacaban y remontábamos el partido. Apuntaba maneras y siempre estuvo dos puntos por encima de los demás».
No recuerda trastadas juntos, pero sí estar todo el día con el balón. «Antes que en el Giltxaurdi, jugábamos mucho con el balón en el patio de la concentración, el Colegio Público de Elizondo. Allí echamos muchas horas y siempre eran de disfrutar mucho. Después, en el polideportivo de Lekaroz, en el campo de futbito del Instituto, donde empezó la ESO».
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«Jugábamos a fútbol en el patio del colegio público de Elizondo, luego ya en el Giltxaurdi y en el polideportivo de Lekaroz»
Jaime Egurrola, Amigo
«Sabíamos que lo iba a conseguir, siempre estaba dos puntos por encima de los demás, desde niño. Se merece estar en la Real»
Por las tardes, además de fútbol también iban juntos a clases de música en Elizondo. «Jon tocaba el saxofón y también se le daba bastante bien». Compartieron juntos muchos momentos, por eso, «para mí fue un palo duro que se fuera, siempre estábamos juntos. Yo sabía que él iba a llegar lejos y se lo decía. Él se lo tomaba a broma... y mira».
La Real «le cambió muchas cosas, pero para bien. Hablamos todos los días y sabe que para nosotros es una alegría muy grande verle donde está. Es un ejemplo a seguir. Se lo ha ganado a pulso».
El debut de Pacheco lo vio en un bar de Elizondo, «con muchos otros amigos. Le vi impecable, limpio. En cuanto vimos la alineación todos nos emocionamos. Y luego, en el partido, todos enganchados. Yo diría que ha sido uno de los partidos de fútbol más vistos en Elizondo», cuenta con orgullo.
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Una final y una copa
Hay una foto especial para los dos. Tiene ya algunos años, cuando jugaban de alevines. Aparece todo el equipo, Jon Pacheco tumbado en el suelo y Jaime Egurrola levanta una copa con los ojos cerrados y lleno de entusiasmo. «Eran alevines. Jugaron la liga regular y se clasificaron para la fase final», recuerda Andrés Burguete, que entonces les entrenaba. «Jugamos en Cascante y para nosotros haber llegado hasta allí era impensable. Era un torneo de un día y llegamos a la final contra el Antiguoko. No podíamos de la emoción, pero perdimos 2-1. Nos había ido a apoyar mucha gente de Elizondo, la directiva... Los chavales se quedaron hechos polvo a pesar de que fue un resultado fantástico. Les dieron la copa y para animarles les dijimos que eran los campeones navarros, porque al fin y al cabo el Antiguoko era un equipo guipuzcoano», recuerda con una sonrisa. Y por la imagen, parece que consiguieron que aquellos niños de apenas 11 años disfrutaran de aquel momento.
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