Real Sociedad - Mirandés: nadie puede faltar hoy a una gran noche

Representan a varias peñas realistas y transmiten lo que significa el club txuri-urdin: grandeza y humildad en un mismo sentimiento. Llaman a toda la afición a acudir esta noche al Reale Arena a animar a su equipo porque, uno, «tiene mucho valor lo que está haciendo esta Real Sociedad», y dos, «porque no se sabe cuántos años más van a tener que pasar para volver a llegar a una final de Copa». La histórica oportunidad les ha traído hasta aquí, el hogar de todos los realistas -que diría el presidente Aperribay- y escenario de triunfos emotivos, para lanzar un mensaje de unidad y apoyo incondicional al equipo en la noche de hoy. ¡No puede faltar nadie!

Patxi, de la peña Maite Taldea, asegura que «estamos muy ilusionados ante algo que no se repetía desde hace más de dos décadas». Su colega Chema, de 53 años, recuerda que «estuve en la Copa de Zaragoza y también en la final del siguiente año de Madrid, pero fíjate cuánto tiempo ha pasado. ¡Con ganas de vivir lo que pase!». La conclusión es tajante, según Patxi: «Un socio de la Real no se puede perder esto. Aunque sea un aficionado de la provincia que va a llegar a casa a las doce o la una. Al día siguiente va a estar contento y orgulloso. Nosotros fuimos al Bernabéu al partido de cuartos y nos pegamos una paliza impresionante pero al día siguiente no sabes qué enteros estábamos. ¡Teníamos un subidón!».

Pedro Beldarrain, de la peña Aurrera Mutilak de Astigarraga, señala que «es una gran oportunidad para nosotros, los entrados en una edad, porque no sé si volveremos a vivir algo así, y sobre todo para los jóvenes, para que se enganchen. Ya se está consiguiendo que los niños lleven camisetas con el nombre de Oyarzabal en lugar de tanto Messi o Ronaldo». Así lo resume su amigo José. «Es el partido para que nosotros vivamos ahora lo que vivieron en su día nuestros padres: jugarse un título». Para Miren, en cambio, también de la peña de Astigarraga, «es una ocasión para rememorar lo que vivimos cuando éramos jóvenes. Entonces, desde casa, que se sufre más». Y para completar el cuadro de perspectiva, Laura Jiménez remata que «es una ocasión inolvidable para disfrutar con los niños, que son pequeños, y no han visto nunca una victoria de este calibre de la Real». Su niña, Iraia Carrasco, promete que «si la Real gana la Copa me baño en La Concha».

Manoli, de la peña de Altza, cumplía ayer 74 años. Los celebró en Anoeta, donde hoy espera volver a vivir otro festejo. «A nuestra edad es una gran ilusión, recorriendo tantos campos que hemos recorrido con la Real, vivir esto». Junto a sus amigas Antonia y Loli «vamos a disfrutar de la semifinal y ya tenemos las entradas para Eibar para el domingo». Desde Irun, de la peña Landetxa, Marian recuerda que «viví las ligas de Gijón y Atocha y ahora quiero disfrutar de una Copa, porque no sé si volveré a vivir algún título más».

Todos y todas coinciden en que hoy, sí o sí, hay que ir a animar a Anoeta. «Si no vas a este partido, no vas a ninguno; es el partido de nuestras vidas», avisa José. Laura cuenta que «hasta mis hijos con 6 y 9 años van a venir, aunque tienen que ir al cole al día siguiente». «¿Cómo no vamos a ir si fuimos a Madrid a la última final con nuestros hijos que ya tienen cuarenta y pico años, en autobuses litera», espeta Manoli.

Se dirigen también a los jugadores: «Que estén muy centrados todo el partido, que el Mirandés ha eliminado a tres Primeras y por algo será». «¡Que pueden!». «¡Que vayan a la yugular!» «¡Que es el partido de sus vidas!». Imposible discernir de quién sale cada mensaje.

Lo dijo Imanol en su rueda de prensa y lo rubrican los aficionados de las peñas. «El equipo lo nota cuando hay un gran ambiente en las gradas. Se contagian. Están eufóricos. Nos sienten más». «Todos menos el árbitro», salta Pedro. Y Loli tiene una sugerencia para Aperribay. «Que prohíban comer pipas, porque el que come pipas no anima».

También invitan al público a jalear a todos, incluido Willian José. «Hay que animarle igual. Es un jugador nuestro y tenemos que apoyarle. Es muy válido. Es una joya nuestra y hay que cuidarle», dicen desde Maite Taldea.