John Toshack: «La clave de mis años en la Real no fue el título de Zaragoza, sino el madrugón de Oviedo»
Ganó la Copa con la Real Sociedad ·
El galés recuerda la noche mágica de La Romareda y confía en que la Real de Imanol pueda reeditar aquel éxito contra el AthleticEn los últimos meses todos hemos echado la vista atrás para recordar el último título de Copa conquistado por los nuestros y que confiamos se ... repita en la próxima final contra el Athletic. Fue en Zaragoza, hace 32 años, con un equipo compuesto íntegramente por jugadores de casa, y con John Toshack en el banquillo. El galés sabe lo que significa ganar este trofeo en la Real y recuerda a la perfección todos los detalles de aquella final ganada, así como la del año siguiente, en la que no le fue tan bien.
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-¿Qué es de John Toshack?
-Ya tengo mis años. Hace unos meses he cumplido 71... Y aquí estamos, como todos, pasando esto de la mejor forma posible. Estoy en Barcelona. Gracias a dios tengo una casa grande con un pequeño jardín donde puedo respirar aire fresco y me puedo mover un poco. Pero qué quieres que te diga. Ya no llego al remate al primer palo, me tengo que quedar atrás por si llega un balón al segundo palo...
-¿Le ha costado aguantar el confinamiento?
-Bueno, no me voy a quejar. Estoy como todos. He sentido y siento una gran frustración por todo lo que está pasado. Nunca pensé que pudiera sucedernos una cosa así, más bien me parece algo de otro mundo, de una película si quieres... Sé que hay gente que está sufriendo mucho, pasándolo realmente mal y eso me produce una enorme tristeza. Ahora se puede salir a la calle con precaución, pero está claro que muchos lo han pasado mal y vamos a ver las consecuencias que tiene todo esto.
-¿...?
-Quiero aprovechar para enviar un cordial saludo de corazón a todos los txuri-urdin y mandarles todo el ánimo del mundo, esperando que estén lo mejor posible.
«Para un jugador de la cantera disputar una final con la Real seguro que es lo más grande»
motivación
-Aquí la afición se ha llevado una decepción por el retraso de la final de la Copa.
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-Claro, es normal. Para un equipo como la Real llegar a una final significa mucho, tanto para los profesionales como para los aficionados. Vamos a esperar que finalmente se pueda disputar este partido con los seguidores de los dos equipos en las gradas. Es una pena porque la Real estaba muy en forma. Seguro que tenía un subidón después de clasificarse para la final, y ahora ha habido que parar las competiciones durante unos meses. En la Liga seguro que jugar sin gente en las gradas será distinto para todos, algo muy extraño. Pero parece que no hay otra solución.
«El 0-1 de Bilbao en la semifinal del 87 es una de las victorias de toda mi carrera que mayor satisfacción me ha dado»
san mamés
«Cuando Arconada paró el penalti decisivo me quedé totalmente en 'off'. Fue la única vez que me ha pasado eso en mi vida»
la romareda
-Usted ya sabe lo que es jugar una final de Copa con la Real.
-Bueno, una no, dos. Un título y una derrota. Ha llovido mucho desde entonces, pero me hizo enorme ilusión que la Real se metiera en la final, además contra el Athletic de Bilbao. «Es algo inolvidable».
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«En la final perdida en el 88 tuve malas sensaciones antes, durante y después del partido; pasaron cosas extrañas...»
bernabéu
-¿Qué supone llegar a una final de Copa para un equipo como la Real?
-Es lo más grande. Para el jugador de la cantera que es de la Real de toda la vida, conseguir disputar una final de Copa le tiene que llenar de orgullo. Es la recompensa al trabajo desde niño y sirve para demostrar que no hace falta salir fuera para conseguir metas importantes. También para Imanol será algo grande, inolvidable. No hay muchos entrenadores que han alcanzado una final con la Real y él lo ha logrado en sus primeros años como técnico. Me alegro mucho por Imanol.
-La Real ha ganado todos los partidos de la Copa y eso no es fácil.
-Sí, sí, tiene gran mérito lo que han hecho, especialmente la victoria en el Bernabéu metiendo cuatro goles. Eliminar a un partido al Real Madrid y en su campo no está al alcance de cualquiera. Fue una gran victoria. Creo que en ese encuentro, con todo el respeto para el Mirandés, la Real superó de golpe los cuartos de final y también la semifinal, porque ganar en el Bernabéu siempre supone un subidón enorme, una inyección de moral para todos.
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- Ustedes ganaron la Copa en el 87 después de un camino más o menos sencillo por la entidad de los rivales. Y perdieron la del año siguiente después de haber dejado fuera a equipos como Atlético de Madrid y Real Madrid.
- Sí. El segundo año que llegamos a la final tuvimos un camino terrible, muchísimo más duro que el anterior. Creo, si la memoria no me falla, que eliminamos al Sporting de Gijón, que entonces era un muy buen equipo de Primera, al Atlético de Madrid y al propio Real Madrid. Y luego, en la final nos enfrentamos al Barcelona.
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-El año anterior lo tuvieron más fácil hasta la final.
-Sí, porque no nos cruzamos con ningún rival de Primera hasta la semifinal. Si soy sincero, en aquellas eliminatorias de Copa empecé a conocer un poco mejor la geografía española... Jugamos contra rivales de categorías inferiores pero que a un partido y en su campo son muy peligrosos. Por eso digo que lo que ha hecho la Real de Imanol en esta competición es muy difícil. Creo que lo hicimos contra Baskonia, en Montijo, en Eibar y contra el Mallorca Atlético, en el que jugaba entonces Nadal. Allí empatamos 0-0 y en Atocha ganamos 10-0.
-En semifinales se encontraron con el Athletic, rival ahora de la Real en la final.
-Sí, lo recuerdo. Era a doble partido. En Atocha empatamos sin goles y en San Mamés ganamos 0-1. En la ida nos quedamos con diez jugadores a falta de casi media hora porque se lesionó Loren cuando ya habíamos hecho los cambios. En el banquillo, entonces, pensaba que si aguantábamos sin encajar un gol era como una victoria, que podíamos llegar a la final. Nos organizamos bien en el campo y mantuvimos el empate a cero. Yo estaba contento, pero en la rueda de prensa un periodista bilbaíno me dijo que después del empate la eliminatoria ya estaba sentenciada... Yo pensé, con todos los respetos, «vaya bilbainada». Y le contesté: «En esta última media hora con diez hemos ganado nuestro pase a la final». Se quedó con la boca abierta. Pero así fue. Fuimos a Bilbao y vencimos con un gol de José Mari Bakero de cabeza en la primera parte, recuerdo que en un saque de esquina. Aquella victoria es una de las que mayor satisfacción me ha dado como entrenador. Ellos se veían en la final... Al volver a Donosti paramos a cenar en Eibar. La plantilla estaba feliz. Fue una gran noche.
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-Y luego llegó la final de Zaragoza.
-Sí. ¡Vaya día de calor! Pensé mucho en la alineación. Creo que preparamos bien el partido. Lo normal era que jugaran Górriz, Larrañaga y Gajate atrás, pero entendí que si podía meter a Larra en el centro del campo nos iba a ir mejor. Opté por colocar a Dadíe atrás y así jugar con una línea de tres formada por Zamora, López Ufarte y Txiki, con Bakero más adelantado y Sagarzazu, Larrañaga y Rekarte por detrás. Era un buen equipo, con Górriz, Gajate y Dadíe, y por supuesto Arconada. Mantuvimos la estructura del equipo y nos fue bien. Las finales no suelen ser muy buenos partidos, pero hicimos una hora realmente buena, con llegadas y ocasiones. Recuerdo un partido vibrante, con goles, alternativas y al final victoria nuestra, aunque nadie daba un duro por la Real. Jugábamos sin extranjeros, con once guipuzcoanos... Fue algo muy grande. Disputar una final de Copa con la Real ya lo es, y encima ganarla...
«Tranquilo no; confiado sí»
-Hubo que sufrir hasta los penaltis.
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-Ya lo creo. Si te digo la verdad, yo estaba tranquilo. Bueno, tranquilo no, pero confiado sí, porque teníamos a Arconada y eso seguro que preocupaba a los jugadores del Atlético que tenían que lanzar los penaltis. A la vez, daba confianza a los nuestros. Mi sorpresa fue que cuando nos reunimos para decidir quiénes lanzaban los nuestros, algunos jugadores que podían tirarlos aparecieron con las botas en las manos... Pero estaba claro que el hombre decisivo iba a ser Arconada. Sabía lo que significaba para Luis ganar aquella Copa. Y confiaba en él. No me equivoqué. Por nosotros marcaron Musti Mujika, Larrañaga, Martín Begiristain y Bakero. Se quedó sin lanzar... creo que Gajate.
-Arconada paró el penalti decisivo y...
-Y me quedé totalmente en 'off'. Es la única vez que me pasó eso en mi carrera. Había vivido muchos partidos como futbolista y entrenador, finales europeas y muchas otras emociones, pero lo que me pasó en Zaragoza fue único. Seguro que los entrenadores que lean esto me entienden. Me quedé en blanco. Estuve más concentrado que nunca durante el partido y al acabar me quedé 'out'. Si me hacen una pregunta en ese momento, no habría sabido qué contestar. Fue tremendo. Me fui al vestuario. Me senté y me quedé allí. Ni me acordé de la entrega de las medallas. Pasaban los minutos y los jugadores no volvían. Y pensé: ¿No se habrán ido a Donosti sin mi? Estaba totalmente ido.
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-Al año siguiente las cosas fueron distintas...
-Sí. Completamos una gran temporada jugando de forma espectacular, con goleadas importantes. Quedamos subcampeones de Liga... Pero en la final de Copa fallamos. Aquel partido contra el Barcelona en el Bernabéu dio mucho que hablar... Veníamos de eliminar al Madrid en las semifinales ganándoles 0-4. Un partido histórico, tanto que el Bernabéu acabó aplaudiendo a la Real tras el cuarto gol. Creo que eso no ha pasado muchas veces...
-Pero llegó la final...
-Y perdimos. Si hubiera perdido el Barcelona, se habría quedado por primera vez en su historia fuera de Europa. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, 32 años, y no quiero entrar en valoraciones, pero... Hubo algunas cosas que no me gustaron. Yo tuve malas sensaciones antes, durante y después del partido. Y perdimos 1-0. No me olía bien. Pero ahora ya no vamos a entrar en polémicas. El tema de Bakero, Txiki y Rekarte... Yo me sentí incómodo, era un partido que no me daba buenas sensaciones. Y no es una excusa. Si miras bien nuestra trayectoria en la Copa en esos dos años, te das cuenta de que merecimos más el trofeo el segundo año que el primero. Pero son cosas de fútbol. Ganamos al Atlético cuando no éramos favoritos y perdimos contra el Barcelona cuando sí lo fuimos.
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-Lo que sí es cierto es que tras el famoso madrugón de Oviedo, la Real estuvo dos años sin perder una eliminatoria de Copa precisamente hasta aquella final de Madrid.
-Sí. Así fue. La verdad es que aquella decisión de levantarnos a las cuatro de la mañana y marcharnos a entrenar a Zubieta fue un punto de inflexión en mi trayectoria en la Real. Fue el momento clave de mis años aquí. Normalmente, para los entrenadores esos momentos son victorias decisivas que sirven para lograr cosas importantes. En mi caso no fue así. El momento clave fue la derrota de Oviedo y las consecuencias que tuvo. Perdimos, pero yo gané mucho por una decisión que tomé sin pensar. Cuando les dije a los jugadores que salíamos a las cuatro de la madrugada me quedé asombrado hasta yo mismo. Recuerdo que estaba metido en la cama en aquel hotel en Oviedo y yo mismo me preguntaba: «¿Qué has hecho, John?». Pero nos levantamos a las 3.30 y al autobús. En el viaje hacia Zubieta pensé que había firmado mi salida de la Real, pero luego me di cuenta, poco a poco, que no había sido una decisión errónea.
-¿...?
-Por la calle los aficionados me decían «bien hecho, míster, hace falta mano dura, aquí hay mucha comodidad». Yo no lo hice por eso, sino por el cabreo que tenía. El mismo día que volvimos de Oviedo apareció en mi casa un directivo, el bueno de Patxi San Sebastián. Lo normal, después de perder contra un Segunda en la Copa, es que el directivo trajera una carta de despido para mí, pero apareció en mi casa con una botella de vino. Estos detalles me hicieron ver enseguida que la Real era un club distinto a todos. Como digo, aquella decisión es una de las más importantes que tomé en la Real Sociedad. La gente puede pensar que el título de Zaragoza fue clave en mis años en el club, pero no. Lo que marcó mi trayectoria en la Real fue la decisión del madrugón de Oviedo.
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