El área, ese oscuro territorio
La Real trató de ganar el partido armando exitosas superioridades por los costados, pero lo acabó perdiendo por no acertar en el rectángulo que mide 16,5x40,32
Qué complicado es disociar la actuación de la Real del resultado final. Tan complejo como necesario. El marcador es la consecuencia de lo que se ... ve sobre el terreno de juego, pero no tiene por qué explicar de manera fiel lo que ha ocurrido en él. Conviene recordarlo para valorar partidos como el de ayer, sin que ello sirva como disculpa.
Bastante más sencillo es aseverar que la Real perdió porque falló todas las ocasiones que dispuso, mientras que Osasuna estuvo acertado en uno de sus dos remates entre los palos. Esa apreciación, pese a ser bestialmente sincera y cierta, se queda escasa, no hace justicia y ni mucho menos refleja los méritos realizados por el equipo perdedor.
Imanol, que es quien mejor conoce el estado de forma del equipo, presentó una alineación de garantías. Aramburu, Zubeldia, Pacheco y Galán formaron una línea de cuatro atrás que apenas sufrió las embestidas visitantes, mientras que el centro del campo con Zubimendi, Merino y Turrientes fue muy reconocible. Arriba, Kubo, André Silva y Zakharyan generaron lo suficiente para haber celebrado algún gol.
Zakharyan y Galán formaron una de las sociedades más destacadas por la izquierda
Jagoba Arrasate, que solo tenía la baja de Arnaiz, volvió a apostar por el 1-5-3-2, siendo Rubén Peña el improvisado segundo delantero acompañando a Budimir. Torró, Oroz y Moncayola intentaron sujetar a los realistas en el centro del campo, mientras que la retaguardia compuesta por Areso, Unai, David, Herrando y Mojica aguó la fiesta de los atacantes locales. El trío de centrales, los dos Garcías y Herrando, se llevó prácticamente todos los balones aéreos colgados al área por los blanquiazules.
La innovación de Arrasate esta vez fue introducir a Rubén Peña como segundo punta en vez de carrilero para ganar profundidad por los costados a través de balones largos, o bien para recoger las caídas de los duelos aéreos que protagonizaban Budimir y Torró. Lo cierto es que la Real no se vio excesivamente exigida en defensa, aunque Imanol echó de menos que sus jugadores hubieran estado más vencederos en ciertas disputas.
Tímida presión
Osasuna no fue a buscar arriba al conjunto guipuzcoano. Peña intentó tapar tímidamente ese primer pase a Zubimendi, pero los navarros vivieron replegados en su territorio, donde les costaba menos ahogar los posibles espacios.
Replegó bien para buscar por arriba a Budimir y Torró, y también a Rubén Peña en profundidad
En fase ofensiva la Real funcionó muy bien por fuera a través de sus extremos y laterales. A destacar la asociación Zakharyan-Galán que atormentó a Areso. Todo lo bueno del conjunto txuri-urdin en ataque surgió desde las bandas. Todo fue claridad y superioridad en los costados. Sin embargo, el área se tornó oscura y peliaguda ante tanta camiseta rojilla.
Esa superioridad local por fuera generó numerosas ocasiones de gol. Sobre todo Areso, pero también Mojica, sufrieron ese dos contra uno ante la falta de ayudas de los interiores navarros (Moncayola y Oroz), ocupados en marcar a sus homólogos realistas. Faltó quien rematara esos envíos al área, porque la Real generó lo suficiente como para haber terminado el partido con más de un gol.
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