La guerra es contra los vatios

Contra el Levante a domicilio ya dio muestras de que no funcionaba y ayer ante Osasuna sucedió más de lo mismo. El 4-4-2 con el que formó de inicio la Real no dio resultado frente a un rival bien reforzado por dentro. Cuando la Real se encuentra en inferioridad en el centro del campo se resiente su capacidad de construcción. Imanol modificó el dibujo pasada la media hora de partido cuando Osasuna ya iba por delante en el marcador. Con Oyarzabal por dentro los realistas inquietaron más, aunque en estos contextos los jugadores de fuera tienen que coger más responsabilidad y dar un paso adelante.

Willian José, Portu y Barrenetxea no comparecieron en la primera parte. El brasileño, además de cometer un error absurdo que supuso el gol de Calleri, no se movió con acierto entre la zaga rival y estuvo bien sujeto por Aridane y David García. Portu, como segunda referencia arriba un escalón por debajo del brasileño, pasó desapercibido en el primer acto. Barrenetxea, por la derecha, no desbordó. Todo cambió en la segunda mitad. Portu, en su posición natural, corrió bien la banda y puso un buen centro a Willian José, que ganó bien a Aridane en el salto para asistir a Barrenetxea. El fútbol es maravilloso.

La Real no jugó solo contra Osasuna. También lo hizo contra las lesiones y el cansancio, y por ende contra sus próximos rivales. Si no no se explican los cambios que realizó Imanol en el minuto 66 al retirar del campo a Oyarzabal y Portu, dos de los mejores jugadores en ese momento del encuentro. El técnico oriotarra teme más perder a estos dos futbolistas que dos puntos y seguramente tendrá razón, aunque cueste asimilarlo. El partido de ayer no fue más que una batalla y la guerra es muy larga. La baja de Monreal refuerza la mentalidad del cuerpo técnico. No están las fuerzas para demasiado derroche.

El fútbol pandémico reproduce los mismos vicios que el actual ciclismo monitorizado. Se regula más de lo que se regatea y se miden más las pulsaciones que las acciones de valentía. Da la sensación de que los esfuerzos sin premio han perdido toda la lógica en este deporte. El calendario de momento no da lugar para la lírica. El punto de ayer es el peaje a pagar a cinco competiciones. Ahora resulta que la Real tiene seis días para preparar el próximo partido y nos parece que vaya a disfrutar de un mes de descanso. Este carrusel no se detiene hasta mayo y precisamente ante el mismo rival que ayer.