Aguerd, Oyarzabal y Kubo celebran un gol con la grada. EFE
Entrenamente

Felicidad y responsabilidad

Toca volver a sembrar, cargar pilas, retocar plantilla y seguir construyendo, sin dejar de gozar del buen momento

Jueves, 19 de diciembre 2024, 01:00

Anda por ahí un vídeo que habla de que la libertad sin responsabilidad es pura demagogia (o el caos). Suscribo totalmente la afirmación y la ... tomo prestada para tunearla al servicio de la felicidad.

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Sobre la felicidad hablaremos otro día, pero déjenme apuntar que, si bien personalmente no tengo ni idea de dónde se encuentra exactamente, sí que tengo claras dos ideas al respecto de la misma: La primera, que como bien recogió de forma pionera la Declaración de Derechos de Virginia de 1776, no es la felicidad misma, sino la búsqueda de esta, la que otorga al individuo la motivación necesaria para tirar hacia adelante y a la que por tanto cualquier ser humano tiene derecho; y la segunda, que si bien no conozco la ubicación exacta de la felicidad, sí creo firmemente que en el escalón anterior se encuentra la satisfacción.

Quédense con la idea de que el derecho que todos tenemos a buscar la felicidad se ha de ejercer con valentía y que saber disfrutar los buenos momentos debe de ser una obligación. Cuando una persona (o un equipo) ha luchado por algo y de pronto el objetivo se consigue, debería suponer pena de cárcel no ser capaces de saber disfrutar del momento. Sería algo así como que usted tiene derecho a buscar la felicidad, pero también la obligación de disfrutarla si se le presenta. Así pues, fuera todos los agoreros frustrados a los que, a las maduras, lo único que se les ocurre es aguar la fiesta.

Pero sepamos disfrutar de la felicidad con responsabilidad. De la misma manera que la libertad ha de practicarse responsablemente, la felicidad también. Y en dos aspectos, además: Por un lado, ser prudentes no tiene por qué restarnos ni un ápice de gozo. Disfrutar, reír, compartir, amar y ser felices, pero sin perder la cabeza y sin pasarse de la raya, no solo no resta felicidad, sino que añade esa satisfacción de la que hablaba antes y que te vuelve a colocar a un paso de poder volver a ser feliz. Y, por otro lado, el hecho de comportarnos de manera controlada evita que, tras la felicidad, tengamos que afrontar situaciones exactamente opuestas por las consecuencias de nuestros actos. Carpe diem sí, como si fuésemos a morir mañana, pero teniendo presente que quizás (y ojalá) no.

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Si hoy tuviese que poner nota a la Real, sería un notable alto. Un sobresaliente no, porque en el periodo de transformación y cambio en el que se encuentra sería ridículo no dejar margen para poder hacerlo mejor en el futuro, pero menos tampoco, porque el mérito de haber reconducido la situación de forma tan brillante merece al menos un par de puntos positivos extra. Pero las notas no son en Navidad, por lo que, sepamos disfrutar del momento y seamos felices viendo a la Real, pero al equipo y al club les toca volver a sembrar, cargar pilas, retocar plantilla y seguir construyendo, sin dejar de gozar del buen momento, mientras preparan una segunda parte de la temporada que se presenta larga, cargada de compromisos y muy dura y exigente a nivel competitivo.

Y ustedes, sean felices esta Navidad, sabiendo disfrutar de familiares y amigos, pero sin perder de vista que las fiestas pasan rápido y que enero nos espera a la vuelta de la esquina. Eguberri eta urte berri on guztioi!

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