No me fío de que, sin esperar al final, alguno empiece a acordarse de mis antepasados. Voy a ensalzar el carácter guipuzcoano. Lo voy a ... elogiar y a poner en valor. Pero al final.
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Querría destacar lo que no me gusta. La mala interpretación y uso que muchos hacen de él. Y es que bajo ese paraguas de 'menos decir y más hacer' muchos dejan que por ahí se cuelen la cobardía y el 'xomorrismo'. Si el carácter guipuzcoano es no anticipar lo que se pretende hacer, por si luego no sale bien, prefiero aquellos que se comprometen diciéndolo por delante, aunque no me guste cuando se hace en tono brabucón y 'haundiya'. Pero por lo menos arriesgan y no se quedan escondidos. Porque, además, estos suelen ser los primeros en asomar cuando otro intenta algo y no le sale bien.
El círculo perfecto lo conforma decir lo que vas a hacer y hacer lo que has dicho. Sin 'haundikeris' pero comprometiéndote y poniéndote al frente con valor y determinación, para luego, eso sí, cumplir lo dicho con rigor y responsabilidad 100% guipuzcoanas.
Y para muestra, lo que está haciendo la Real en una temporada difícil, de cambio y que ha empezado mal. No se ha escondido y ha asumido el reto de remontar, no en la clasificación (será una consecuencia posterior) sino en nivel de juego, fluidez, efectividad, compenetración y competitividad. Sin esconderse, han dado la cara y han asumido la tarea de mejorar su propio rendimiento, sin excusas, asumiendo las imperfecciones del proceso como camino de progreso. Ni escondiditos, ni evitando la tarea como si no dependiese de ellos. Oso ondo, mutilak!
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Al final (y eso pretendo insinuar en segundo plano) ser guipuzcoano, o chipriota, es una circunstancia casual que, como mucho, uno puede agradecer, pero nada más. Son nuestros comportamientos los que determinan quiénes somos. Los jugadores y técnicos de la Real están siendo un muy buen espejo para que cada guipuzcoano pueda mirarse en ellos y medir cuán 'guipuzcoano' está siendo cada uno, entendiendo por ello el saber comprometerse con las causas sin mantenerse escondidos; el asumir las tareas y los deberes con responsabilidad al margen de las circunstancias; cumplir las obligaciones con rigor; cobrarse las mieles del éxito cuando el trabajo se hace bien; pero también asumir los tropiezos como parte del entrenamiento y del proceso.
Dejando a un lado a la Real, ¿qué tal van con eso de comentar menos las faenas ajenas y acometer las propias con valentía y responsabilidad?
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