Las últimas campeonas

Queda lejos La Romareda de 1987 pero la nostalgia empuja hoy a buena parte del entorno de la Real hacia esa fecha y escenario. La enfermedad tiene nombre. Se llama Alzheimer de género. Recordamos lo que hace mucho tiempo lograron ellos, pero no lo que acaban de conquistar ellas. La Real Sociedad ganó su última Copa el 11 de mayo de 2019 en el estadio de Los Cármenes de Granada. El gol de Nahikari es mucho más reciente que la parada de Arconada, por mucho que la demencia nos arrastre hoy hacia aquella histórica tanda de penaltis.

Las últimas campeonas del club txuri-urdin rememoran aquella proeza en estas horas previas a la final del equipo masculino. Mariasun Quiñones (Hondarribia, 1996) fue la heroína de aquella noche de título al detener todos los balones del asedio del Atlético de Madrid con el 2-1 favorable en el marcador. Desde el minuto 61 –el del segundo gol realista– hasta el 95 –el de la gloria– se hinchó a sacar balones que iban a gol. La guardameta reconoce que ahora «vuelvo a sentir ese cosquilleo, a recordar cómo fueron los días previos. No se te olvida. Es algo único que te hace sentir especial».

Comparten la sensación Nuria Mendoza (Barcelona, 1995) y Ane Etxezarreta (Beasain, 1995), las dos centrales que construyeron una fortaleza para defender la Copa que hoy reina en las vitrinas donostiarras. La catalana siente hoy «alegría porque la Real vuelve a estar en otra final, algo bonito para la ciudad y para el club. Hoy volvemos a recordar el disfrute que conllevó ese trofeo». La beasaindarra desea a sus colegas que puedan vivir momentos tan especiales como los que vivió ella junto a sus compañeras. «Ahora son ellos los que tienen la oportunidad de conseguir algo que nosotras ya hemos conseguido».

El de este sábado en La Cartuja no va a ser un partido más que como otros tantos acabe borrando la erosión del tiempo. Lo apunta Kiana Palacios (California, 1996), autora del gol que supuso el empate y que abrió la puerta a la memorable remontada. Sobre el césped del Reale Arena y posando sus ojos en la Copa, reconoce que «para mí va a ser algo que quede para siempre. Mi Copa está en mi casa de California y mi padre siempre me la enseña y me recuerda lo mismo: trabajaste mucho para conseguirla, no lo olvides. Así que es algo que llevo conmigo».

La Real Sociedad se trajo la Copa de Granada contra todo pronóstico, ante un Atlético de Madrid dominador y ganador de las tres últimas ligas, incluida la de aquella temporada. El favoritismo entre Real y Athletic es hoy más compartido, pero las campeonas trasladan un mensaje claro. «La clave está en que nosotras sí nos lo creíamos por mucho que el entorno se inclinaba por el Atlético. Cuando un equipo lleva un proceso y una trayectoria hasta una final siempre hay esperanza, y de ese modo las fuerzas salen solas. El ambiente en el vestuario era de confianza total en cada una de nosotras», recuerda Mariasun Quiñones. Y subraya la idea Mendoza. «Si un equipo está en la final es por algo. No éramos favoritas y nos venían de ganar en casa 0-3, pero sabíamos que si trabajábamos bien íbamos a tener nuestras posibilidades».

La Real Sociedad necesitará acertar en esos momentos claves que surgirán en la final. Las campeonas también tuvieron los suyos. Kiana Palacios se acuerda bien del subidón que supuso su gol. «Nos habían marcado y todo estaba cuesta arriba así que fue importante marcar pronto. Fue un gol de suerte. No me salió muy bien el disparo y pensaba que la portera ya atrapaba el balón. Pero entró. ¡Uauh! Estábamos en el partido». Aquello fue clave, aunque Etxezarreta considera que «hay más de un momento en una final así. El gol de Kiana fue lo mejor que nos podía pasar, por supuesto también el segundo de Nahikari, pero también tantas acciones de defensa colectiva. El estar tan concentradas». Quiñones resume lo que debiera notar el sábado Remiro desde su portería. «Desde atrás vi que el equipo estaba muy sólido. Cada una sabía lo que tenía que hacer, en las ayudas, en las coberturas. Veía constancia y trabajo». Y Mendoza subraya, por encima del resto, la clave de «la concentración, aunque, por la magnitud del partido, es algo que ya te sale. A los chicos les diría que se centren en lo que toque en cada momento, en estar juntos, ir todos a una».

A las campeonas les queda el cariño recibido por mucha más gente de la que pensaban y la alegría difundida, también mayor que la prevista. Por eso instan a los chicos a ganar este título para la afición. Etxezarreta confiesa que «no esperábamos tanta gente pendiente de nosotras. Hoy en día el fútbol masculino se lleva la mayoría del público, así que si nosotras movimos tanta gente, ellos aún más. Creo que lo saben y que son conscientes de lo que arrastran por detrás. Así que, que disfruten de eso y luchen para ganar ellos pero también para que gane su público».

Quiñones también señala que «nos impactó mucho porque sabíamos que en Granada habría gente y también en Gipuzkoa siguiendo aquella final, pero nunca imaginé esa multitud animándonos en los pueblos de toda Gipuzkoa».

Mendoza pone los dientes largos a los actuales jugadores de la Real, a aquellos que tienen la oportunidad de esparcir felicidad por todo el territorio guipuzcoano. «Hasta que no lo ves, no te lo crees. Yo vi mucha gente muy ilusionada durante la previa y las celebraciones de la Copa que ganamos. Solo digo a los chicos que lo vivan al máximo y lo disfruten porque esto no ocurre muchas veces».

Ellas ya tienen su Copa. Ahora esperan que ellos se suban a su estela triunfal.

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