Final de Copa: Una decisión poco prudente

Taco largo ·

El inesperado anuncio de la Federación de llevar público a la final no es coherente con la situación sanitaria

Jorge Sainz

San Sebastián

Jueves, 18 de marzo 2021, 06:54

La decisión de la Federación Española de Fútbol de intentar abrir las puertas de La Cartuja para la final vasca, se apunta a unos ... 12.500 espectadores, causó sorpresa. Tanto la Real Sociedad, en la carta del capitán Asier Illarramendi a los socios, como el Athletic, a través de su presidente Elizegi en la asamblea, habían adelantado que la final de Copa sería a puerta vacía, y la situación sanitaria, con el temor a una cuarta ola llamando a la puerta, aconseja mantener la guardia alta. Por ello, la decisión federativa de abrir de repente las puertas parece poco prudente e improvisada.

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El fútbol, pese a llevar cierto estigma de estamento privilegiado, debido a las astronómicas cantidades económicas que ha movido en los últimos años, se ha comportado hasta ahora de forma notable en la pandemia. La Liga ha cerrado la puerta de los estadios y Real y Athletic hicieron un gesto lleno de generosidad al aplazar la final para esperar al público, por poner dos ejemplos.

Pero ahora reina la improvisación. Primera y Segunda siguen cerradas pero en Segunda B, en El Sardinero de Santander el otro día en el partido del Sanse, hubo 4.000 personas. En otros ámbitos, como en los conciertos se han congregado varios cientos de personas en recintos cerrados, algo que a priori parece más peligroso que juntarlas en un estadio de fútbol. Una vez que la ciudadanía se ve sometida a nuevas restricciones en las fechas de Semana Santa, en aras a mantener baja la tasa de contagios para salvar el verano, no parece coherente de repente movilizar a quince mil personas para esta final con el riesgo de aglomeración. Además, los ciudadanos vascos, principales interesados, no van a poder desplazarse debido a los lógicos cierres perimetrales.

No tiene sentido además que esa masa pueda romper el toque de queda nocturno por acudir a un partido de fútbol. Todo parece responder a una nueva guerra de intereses entre la Federación de Rubiales y la Liga de Tebas, que también amaga con abrir pronto los estadios. La Federación debería atender a los criterios gubernamentales, y de momento el Gobierno central, al igual que el vasco, ha puesto el grito en el cielo.

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