Vertiginosa lección para seguir creciendo

Quería Natalia Arroyo días de competición para seguir puliendo su equipo. El de este sábado fue todo un regalo en esa dirección. Un choque vertiginoso, emocionante y alocado, de los que sirven para enseñar las costuras de todo equipo, sus potencialidades y sus carencias. Pudo ganar la Real, si bien no se puede decir que el empate fuera injusto. Un tropezón para las aspiraciones europeas de las txuri-urdin pero muchas lecciones concentradas en 96 minutos para seguir creciendo.

Más allá de los puntos en juego, buscaba la Real mecanismos y herramientas para hacer daño, de manera que pudiera meterlas en el equipaje para Múnich. Encontró primero la conexión con Andreia Jacinto entre líneas, para que la portuguesa demostrase su maestría a la hora de filtrar pases de gol. Dejó varias veces ante la guardameta rival a Amaiur, la más activa a la hora de trazar desmarques. La línea le pitó varios fueras de juego dudosos, aunque las tuvo claras, como en el cara a cara del minuto 15. No obstante, ahí quedo proyectada esa química que puede resultar fructífera en el futuro, anotado en la libreta del staff técnico.

La jugada del primer gol realista deja otro claro modus operandi de las jugadoras de Natalia Arroyo a la hora de buscar portería contraria. Magistral pase al espacio de Gaby para la carrera de Franssi, buen control y centro de la finlandesa, y llegada al segundo palo de Amaiur, siempre con la caña preparada. La acción de tiralíneas queda patentada para posteriores usos.

El examen no pudo ser más exigente. El Betis no tiene el nombre del Bayern de Múnich, pero demostró ser un equipo correoso y valiente, con individualidades capaces de desestabilizar a cualquiera. Planteó un intercambio de golpes que incomodó a la Real, que por mucho que quisiera manejar el ritmo del partido, se encontraba una y otra vez con emboscadas en forma de contraataques bien llevados. Esa fue la clave del encuentro. El descontrol, la amenaza constante y la guerra de guerrillas planteada por el Betis. Un pase escurrido bajo las piernas de Gaby lo aprovechó Ángela Sosa para empatar el partido poco antes del descanso y lanzar una advertencia a las locales.

Las andaluzas no venían de paseo a Zubieta. De hecho, salieron con desparpajo en la reanudación y un córner les brindó la ocasión de lograr el segundo gol, con un poco de suerte y un despiste de la zaga txuri-urdin en el primer palo que debe quedar anotado para próximos compromisos.

Pero siguió la Real en esa búsqueda de argumentos para viajar convencida a Alemania y amplió el catálogo en la segunda parte. Regaló otro gol de libro para empatar en el 57. El servicio en profundidad de Allegra, el pase de la muerte de Gaby y el remate llegando desde atrás de Jacinto configuran otra de las armas a cuidar como oro en paño.

Con el encuentro ya maduro, saltó al césped Nerea Eizagirre y sus combinaciones con Jacinto auguraron grandes momentos de buen fútbol en Zubieta. Lo intentaron con verticalidad las realistas y ocasiones tuvieron para llevarse los tres puntos, pero ni Mirari, ni sobre todo Franssi supieron aprovechar los buenos balones que les dejaban en ventaja para el remate final.

La salida de Gemma y Nerea en los minutos finales –la entrenadora decidió dosificarles ante el compromiso europeo de esta semana– dio otro control al conjunto de Natalia Arroyo en los últimos minutos, pero ni ese buen manejo de la pelota terminó por agotar físicamente a un Betis pletórico y al límite de lo permitido en su agresiva presión.

La Real acabó el partido arrinconando a las béticas y la emoción se mantuvo a flor de piel hasta el minuto 96 en el que las locales tuvieron el último córner del partido para marcar el gol de la victoria. No había en el Z7 aplausos suficientes que correspondieran al derroche de energía y fútbol depositado por Real y Betis. El punto no deja satisfecha a Arroyo, que no obstante tal vez tenga que dar las gracias a su rival de ayer por la vuelta de tuerca que consiguió darle. Toca descansar y cargar pilas antes de viajar el miércoles a Múnich.