Lete sigue con la mirada un balón que se pasea por el área pequeña. josé mari lópez
Champions League femenina

Todo bajo control, pero la Real sigue viva

la contracrónica ·

El Bayern necesitó poco para crear ocasiones en la primera mitad, pero su conservadurismo en la segunda dio motivos para creer a las txuri-urdin

Beñat Arnaiz

San Sebastián

Miércoles, 21 de septiembre 2022, 06:38

Equipos como el Bayern Múnich, acostumbrados a tener enfrente un rival teóricamente inferior, suelen actuar de dos maneras. O activan el modo apisonadora desde el ... primer minuto y tratan de terminar con el partido lo antes posible; o lo que es peor, juegan contigo. Te dan razones para creer e ilusionarte. Te creces y te hacen pensar que les tienes ahí, donde tu quieres, cuando realmente es al revés. Pero no te das cuenta, te vienes arriba y en el momento menos sospechado... ¡pam! Zarpazo y golpe de realidad. Y por si no fuera poco, son tan crueles que lo asestan en el minuto más doloroso posible, en el 45, para que te marches a vestuarios con el chasco reciente.

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Es perfectamente la película que se pudo hacer en su mente el aficionado al descanso después de una primera mitad en la que la Real tuvo -aparentemente- la sartén por el mango durante varias fases del encuentro en la que las de Natalia Arroyo contaron con hasta cinco acercamientos peligrosos. Los quince-veinte primeros minutos sirvieron de reconocimiento entre dos escudos que nunca antes se habían visto los colores en su historia. Como en la primera semana del Tour, nadie podía ganar la eliminatoria en el cuarto de hora inicial, pero sí perderla por un exceso de adrenalina y atrevimiento. Parecía que el Bayern Múnich no quería que pasasen muchas cosas, y fueron las txuri-urdin las que tomaron la iniciativa con un pase en profundidad al que no llegó Jenssen pero que despertó a la afición, y fue procedido por el primer córner y el primer disparo, obra de Nerea Eizagirre de falta.

Tres acercamientos en menos de cinco minutos eran muchos para las bávaras, que aprovecharon dos imprecisiones de la capitana tolosarra para reivindicar su presencia y avisar con dos llegadas que Lete solventó con seguridad. La portera, que brilló con luz propia en el paradón y la salvada del segundo tiempo, tuvo fortuna cuando Grohs rompió todos los esquemas con un pase largo desde su propia área que cogió desprevenidas a las centrales para servir un uno contra uno entre Dallman y Lete que terminó con el palo como aliado.

La Real no quiso ser menos y a partir de ese momento comenzó el intercambio de golpes que terminó con el 0-1 en el intermedio. En el minuto 34 Eizagirre dispuso de un cabezazo a centro de Gaby que se marchó alto, y justo después un pase precioso de Stanway no encontró por poco destinatario a pesar del intento de Schüller. No pasaron ni sesenta segundos cuando Bernabé regateó a Gwinn para asistir a Gaby, quien remató de manera acrobática y no acertó por medio metro.Las realistas tenían el partido donde querían, o al menos eso creían, porque cuando mejor se encontraban vino primero el amago -Lete paró un tiro de Schüller- y después el golpe. En el 45, esta vez sí, la delantera germana acertó tras un espléndido pase de Bühl a la espalda de Specht.

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Fue un golpe duro, pero la Real quiso seguirle el juego al Bayern, que en la segunda parte estaba pensando más en el codillo, las salchichas y las cervezas que le esperaban a la vuelta que en cerrar la eliminatoria, circunstancia que le puede salir caro si la arrolladora Real del segundo tiempo se presenta así en Múnich con aspiraciones de aguarles la Oktoberfest.

Los 11.479 aficionados soñaron con el gol con la entrada de Amaiur

El encuentro estaba en un peligroso pero también atractivo ida y vuelta durante los compases finales de la primera mitad, pero la entrada de Amaiur Sarriegi en el minuto 62 cambió el guion del partido para convertirlo en un monólogo txuri-urdin. El famosísimo poderío físico del Bayern no daba a las alemanas para salir de su propio campo y salvo en tres ocasiones contadas -muy peligrosos, eso sí- la Real y los 11.479 aficionados que se citaron en el Reale Arena, todas y todos liderada por Amaiaur, soñaron con el gol y con el empate.Con un intento detrás de otro, la donostiarra aprovechó su chispa, velocidad y superioridad física ante una defensa cansada para crear las ocasiones más claras, pero la conversión nunca llegó.

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