Real Sociedad - Eibar: con el corazón partido
La cuadrilla eibartarra del 10 realista desea el triunfo armero en el Reale Arena y «lo mejor» para su amigo. Compañeros de clase o de equipo de Mikel Oyarzabal verán esta tarde el derbi por la tele en plena celebración del San Andres Eguna
Gorka Amutxastegi, Ander Rementeria, Jon García, Julen Oruesagasti, Julen Etxaniz y Jon Alonso forman parte del grupo de amistades más cercano de Mikel Oyarzabal ... . Como sucede en cualquier cuadrilla, ya sea de jóvenes, no tan jóvenes o jubilados, le desean lo mejor a su amigo, quien, según coinciden, ya ha superado «con creces» cualquier expectativa que tuvieran en torno a su carrera futbolística. «Desde siempre destacaba con el balón, pero ¿quién iba a pensar que con 22 años iba a ser capitán de la Real Sociedad, con el 10 a la espalda y titular en la selección?». Y no ponen freno a sus ilusiones, que se van amontonando una tras otra desde distintas voces: «Ojalá gane una Liga con la Real, la próxima Eurocopa, que brille en la Champions, y si es con la Real, mejor porque es el equipo de su corazón...». El buen talante con el equipo txuri-urdin se detiene en seco hoy ante el derbi guipuzcoano. Ahí les puede su corazón armero: «En este partido nunca tenemos duda: que gane el Eibar y 'Oyar' meta un gol. Un 1-2 sería perfecto. A partir de ahí, que el Eibar se salve y la Real gane todos los partidos... menos en Ipurua», campo al que la cuadrilla eibartarra acude cada 15 días.
Es jueves a media tarde. Como casi todo el mes de noviembre, llueve en Gipuzkoa. También sobre Eibar, donde el paisaje de farolas encendidas y paraguas abiertos invita a refugiarse en torno a una caña o un café. En el Gastro Gilda se impone lo primero, que es día de pintxopote y a nadie amarga un bocado a estas horas. La ciudad parece vivir ajena al duelo en el Reale Arena y estar más pendiente de la celebración hoy del San Andres Eguna.
Es el caso de la cuadrilla de Mikel Oyarzabal, que se juntará a comer en la sociedad de Gorka Amutxastegi para ver el derbi. «Sanandresak sakratuak dira –apuntan–. La azoka, el poteo... Cualquier otro día, habríamos ido a Anoeta, como hemos ido otras veces aunque no jugara el Eibar». Porque el grupo se confiesa realzale salvo cuando sobre el verde está el cuadro armero. «Bueno, yo soy del Athletic, pero primero del Eibar», aclara Rementeria. «En todos los lados hay alguna oveja descarriada», tercia Julen Oruesagasti, el único que ahora mismo no es socio del Eibar. «Me borré al irme de Erasmus. Cuando me estabilice aquí, quizá vuelva a abonarme».
«cercano y sencillo»
Tal como esperaban el jueves, ayer compartieron un rato con Mikel Oyarzabal, el icono txuri-urdin. Su amigo. El futbolista de la Real reside en Donostia, pero «siempre que puede viene a Eibar», donde todo el mundo le reconoce pero «nadie le señala. La gente aquí está muy habituada a verle desde que era niño».
Por entonces Mikel aún no era 'Oyar', pero sí el más destacado de la clase. «Desde que jugábamos en el patio del colegio La Salle, todos queríamos estar en su equipo», afirma Oruesagasti. «Es de esos que es bueno en todo lo que haga», agrega Amutxastegi, quien siendo alevín recibió la llamada de la Real igual que Oyarzabal. Las familias entendieron que eran demasiado jóvenes como para entrar en el trajín de la autopista para ir a entrenar. Siendo cadete, llegó a estar dos meses a prueba en Zubieta. No fructificó. Oyarzabal, en cambio, sí.
Detectar al 10 txuri-urdin a esa edad no exigió un alarde detectivesco. «En un año de alevín marcó más de sesenta goles», recuerda Julen Etxaniz. «Una salvajada», apostilla Amutxastegi. «Pero cuando realmente explotó fue en juveniles –recuerda Rementeria–. En diciembre llegó del Easo cedido con nosotros al Eibar. Y desde entonces ha sido un no parar». «Es que recuerdo ir a verle en Segunda B contra el Majadahonda y de pronto estar en Primera», valora Alonso.
Antes, en el Liga Vasca Cadete, Amutxastegi y Etxaniz tuvieron «la suerte» de defender el escudo armero con Oyarzabal. «Era el mejor, diferente. Aunque era el más joven, marcaba diferencias. Defendía, corría, marcaba goles...». Alonso y Etxaniz tienen marcado «el golazo que en cadetes nos marcó con la Real en Unbe. Perdimos 0-1».
Cualquiera con un mínimo de imaginación puede hacerse una idea de las cualidades de Oyarzabal con un balón pegado a la zurda. Pero, al margen de este don, el grupo de amigos hace hincapié en su personalidad. Los adjetivos vuelven a agolparse sobre la mesa, en la que desde la barra surge una sabrosa bandeja de costillitas. «¡Gracias, Pedri!», responden ante el detalle.
«Todo lo afronta y lo asume con mucha calma», detalla Jon García. «Siempre ha sido muy maduro, lo que le ha ayudado a ir creciendo en el mundo del fútbol sin perder la naturalidad», resuelve Alonso. «Pero todo lo consigue gracias al trabajo y la constancia. En la carrera era igual», añade Oruesagasti, quien junto a García y Mikel Vitores –ausente en la charla–, compartieron con Oyarzabal un piso de estudiantes en Donostia. Cursaban ADE, y aunque el realista compartía la carrera universitaria con entrenamientos y partidos, «éramos nosotros los que le pedíamos apuntes. Le ayudábamos cuando faltaba a clase, pero se ponía al día y era muy aplicado».
En la cuadrilla «nunca» han sido de pedirle entradas o una camiseta, aunque ahora una presida el local de la peña. También les suele ofrecer billetes para ver a la Real, «y vamos encantados». Pero Rementeria, guardameta del Anaitasuna azkoitiarra, subraya «lo detallista que es. En mi segunda operación de menisco me llamó para que bajara al portal con las muletas, y me regaló un par de botas, porque los dos calzamos el mismo número, el 47».
«Con el División de Honor juvenil falló un gol contra el Antiguoko, con Andoni Zubiaurre de portero. Cuando volvíamos en coche se desquició pensando en ello», desvela Rementeria. «Es una persona muy normal», remarcan casi a coro–. A veces, hasta «demasiado», observan Jon García y Etxaniz, que rememoran la primera vez que Oyarzabal se midió al Barça. «La Real ganó con un golazo suyo de cabeza. Estábamos como locos, deseando que llegara al local. Y cuando lo hizo, vino con la misma naturalidad que si hubiera marcado entrenando en Zubieta».
«Eso no quita para que sea muy competitivo. No le gusta a perder a nada», se suma Jon Alonso. «Tiene mucha ambición. De otro modo no creo que sea posible llegar adonde está llegando». ¿A dónde? «Adonde él quiera. Cada día sigue mejorando», convienen.
De la conversación no trasciende un temor a que su amigo pueda emprender una aventura en un grande de Europa como en su día Xabi Alonso, al Liverpool, o Asier Illarramendi o Álvaro Odriozola, al Real Madrid. «No sería descabellado que viniera un equipo con más aspiraciones y le seduzca, pero a él se le ve muy a gusto en la Real», percibe Rementeria. «Ha dado muchas muestras de querer seguir en la Real, es su equipo», coinciden Oruesagasti y Etxaniz. «A mí me gusta que Mikel esté en la Real. Por eso fue un puntazo cuando el Athletic lo quiso fichar y él les dijo que no», remata, pícaro, Amutxastegi.
«Rivalidad sana»
Como sucede a buena parte de la afición al fútbol en Gipuzkoa, la mayoría de esta cuadrilla se confiesa «de la Real», hasta que empezó a coincidir con el Eibar, primero en Segunda y luego en Primera. Como podría suceder en Arrasate o Azpeitia si el 'Mondra' o el Lagun Onak cogieran vuelo. «Cuando la Real vino a Eibar el primer año que coincidieron en Segunda, hubo bastante pique. Ahora es una rivalidad más sana. Es que si no estuviera el Eibar en Primera, seríamos de la Real».
Coinciden en que el equipo txuri-urdin es favorito hoy en el Reale Arena, donde el Eibar nunca ha ganado. «El Eibar no es un equipo que se repliegue atrás. Busca al rival, juega con una defensa adelantada y la velocidad de Oyarzabal, Portu y Odegaard le puede hacer daño. Pero si nos adelantamos...». Consideran que la Real Sociedad «se clasificará para Europa porque tiene un equipazo» y el Eibar se salvará al relanzar su rumbo «con el 1-2», con gol de 'Oyar'.
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