La Real Sociedad se hace fuerte en casa
Un gol de Zubimendi en la estrategiale mantiene sexta y le permite rentabilizar su solidez defensiva
Un partido por semana, once hasta final de Liga y un objetivo: amarrar plaza en Europa la próxima temporada. Es lo (mucho) que le queda ... a la Real. Llegados a este punto, apeada de Europa y de la Copa, a la Real le queda el pan y la mantequilla, como bien dice el sabio Toshack. Y el camino arranca hoy en Anoeta ante un Alavés en problemas, penúltimo en puestos de descenso, al que ni mucho menos va a ser fácil superar porque Mendilibar siempre le trae de cabeza a la Real y porque ya se empieza a notar su sello desde que cogió el banquillo babazorro.
Adnan Januzaj y Diego Rico están de vuelta. Los dos, que no juegan desde el compromiso europeo ante el Leipzig, parten en el once titular que va a poner en liza Imanol ante el Alavés. Portu, que no jugó ningún minuto el último partido, también es titular. Remiro se mantiene en la portería y Gorosabel regresa al lateral derecho al entrar el burgalés ya con el grupo en el izquierdo. Le Normand y Pachecho componen la zaga defensiva. En la medular, respecto al último partido en el Bernabéu, Illarra y Merino son titulares y repiten, mientras que entra Rafinha en sustitución del tocado Silva. Arriba, Portu y Januzaj acompañan en ataque a Isak, que quiere reencontrarse con el gol.
El Alavés, por su parte, sale de inicio con Pacheco; Tenaglia, Laguardia, Lejeune, Duarte; Pina, Pons, Toni Moya; Edgar, Luis Rioja y Joselu.
La Real va a jugar sin Silva porque ayer, por sorpresa, se quedó fuera de la convocatoria por una sobrecarga en el glúteo y cara posterior del muslo derecho. El resto de los cracks de la Real, incluidos Oyarzabal y Merino, entre algodones esta semana al margen del grupo, están disponibles. No hay mucho más que escribir. A estas alturas, casi todo está dicho. Ya se sabe que la Real no está fina, que le cuesta sacar adelante los partidos como a casi todos y que es en Anoeta donde tiene que hacerse fuerte para encarrilar su pase a Europa. Para ello es necesario acabar entre los seis primeros clasificados con la posibilidad de que sean siete si el Betis gana la Copa y acaba entre esos seis.
No hay mejor equipo que la Real ante los equipos que tiene por detrás en la tabla. Gana casi todos los puntos en juego y esa fiabilidad es la que le mantiene sexta a falta de diez jornadas con el sueño de Europa intacto. Sufre y le cuesta, como a todos, pero se aferra a su fortaleza defensiva para rentabilizar mejor que nadie sus goles. Los 29 que lleva en la Liga le han reportado 47 puntos. No hay equipo más eficaz en las grandes ligas europeas.
Lejos de ser una crítica es un halago porque son ya 16 porterías a cero en el campeonato, el que más, y Anoeta se está acostumbrando a ver ganar a los suyos. Sufriendo, sí, pero con los puntos en el zurrón, que es lo que cuenta. Trece de quince lleva este 2022 y esa seguridad como local es clave para mantenerse arriba en la tabla. Esta vez hubo que apelar a dos paradones de Remiro para rentabilizar el golazo de Zubimendi pero dicen que lo que cuesta conseguir sabe mejor.
Real Sociedad
Remiro; Gorosabel (Zaldua, 74'), Le Normand, Pacheco, Diego Rico; Illarra (Zubimendi, 46'), Merino, Rafinha; Portu, Isak (Sorloth, 63'), Januzaj (Oyarzabal, 63').
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Deportivo Alavés
Pacheco; Tenaglia, Laguardia, Lejeune, Duarte; Pina (Escalante, 62'), Toni Moya (De la Fuente, 84'); Édgar (Jason, 73'), Pere Pons (Loum, 73'), Rioja (Vallejo, 83'); Joselu.
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GOL. 1-0 min. 69: falta a Rafinha en la banda derecha. Oyarzabal templa el balón al corazón del área para que Zubimendi llegue desde atrás y marque de cabeza delante de Pacheco.
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ÁRBITRO. Fiqueroa Vázquez del comité andaluz, asistido en las bandas por Porras Ayuso y Carreño Cabrera. Buena actuación. Amonestó a Illarramendi de la Real y a Laguardia del Alavés.
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INCIDENCIAS. 31.573 espectadores en el Reale Arena, de los que unos 700 eran seguidores del Alavés. Ambiente de derbi y cordialidad entre las dos aficiones.
Se sabía que los equipos de Mendilibar son rivales complicados y así sucedió. La Real tuvo la cabeza fría para hacer largo el partido y encontrar el camino al área de Pacheco, especialmente con un Portu muy enchufado. Antes del gol ya había dispuesto de nueve buenas llegadas, así que el 1-0 puede considerarse justo a pesar del arreón final vitoriano que se topó con Remiro.
El Alavés presiona arriba. Mendilibar le ha dado su sello al cuadro babazorro y se vio desde el principio que iba a presionar en campo contrario a la Real acompañado de una línea defensiva adelantada. Imanol ya se esperaba algo parecido, así que alineó a Pacheco e Illarramendi para tener más salida de balón y poder filtrar pases interiores. La recuperación de Rico le permitía, además, tener a un jugador a pierna natural por la izquierda después de casi un mes, algo importante en un encuentro con ese guion.
De hecho, si el Alavés se plantó en defensa con un 1-4-2-3-1 con Pere Pons haciendo de segundo delantero en la presión, la forma en que se intentó batirla fue abriendo a los laterales, sobre todo a Gorosabel por la derecha, y asumiendo Rico descaro y atrevimiento para conducir en vertical. Una subida del burgalés al comienzo obligó a Moyá a fijar más su posición con Pina para no dejar descubierta la retaguardia. Era una partida de ajedrez en la que cada movimiento parecía perfectamente estudiado.
La Real, más a gusto corriendo. Al contrario que otras veces, el cuadro txuri-urdin se encontró más cómodo corriendo que en posicional, especialmente buscando a Portu por la derecha. El primero que lo encontró fue Merino y el murciano puso un buen centro raso al área. Isak remató de tacón y Laguardia despejó forzado a córner. En el flanco contrario Januzaj alternaba por fuera y por dentro con Rico. Si se metía le dejaba el carril libre al lateral para doblarle luego el pase. Si se abría a banda tenía la oportunidad de lanzar en velocidad a Isak como en una gran oportunidad en la que el sueco dejó solo a Merino ante Pacheco, aunque faltó definir en el mano a mano.
Para hacer peligro por fuera hacía falta intimidar previamente por dentro y ahí Illarramendi hizo un buen trabajo conectando con Portu y Januzaj en los pasillos interiores y Rafinha atraía contrarios con sus conducciones. El capitán vio tarjeta demasiado pronto y se quedó en los vestuarios en el entretiempo para no correr riesgos con una segunda.
Antes del descanso fue Portu el que volvió a generar incertidumbre por fuera en un balón largo lanzado por Remiro que ganó a Lejeune. Profundizó, levantó la cabeza, puso un caramelo a Isak pero éste no acertó con su cabezazo en una posición inmejorable ante Pacheco. No son su fuerte esos remates aéreos y esta temporada le falta bastante colmillo dentro del área.
Testarazo de Zubimendi. El donostiarra, que fue el sustituto de Illarramendi, salió con ganas en la segunda parte. Fijó a Pere Pons en su zona y desde ahí comenzó a manejar las teclas del equipo. La Real dio un paso adelante en cuanto Januzaj comenzó a intervenir con más regularidad e igualó la aportación de Portu por la otra banda. Una genialidad del belga ante Tenaglia la desbarató Lejeune en el primer palo y después un pase suyo fue el que permitió a Zubimendi probar fortuna desde la frontal del área en un disparo que salió rozando el poste. Isak trabajaba bien para sacar a los centrales de zona y eso facilitaba que Portu atacase la espalda de Duarte. Pacheco tuvo que desviar un buen disparo del realista.
Imanol metió a Oyarzabal y Sorloth por Januzaj e Isak para dar más frescura al ataque. El noruego entró con chispa, con una apertura a la derecha para remate desviado de Gorosabel y un cabezazo, tras centro de Portu, que salvaron entre Pacheco y un defensa en la misma raya.
Tanto iba el cántaro a la fuente que acabó por romperse. Después de una falta de Rafinha que no entró de milagro después de pegar en Joselu, el brasileño fue derribado en la banda derecha y Oyarzabal preparó con mimo el balón. Era un partido de detalles y la falta que colgó al corazón del área fue más de medio gol. Zubimendi le leyó las intenciones y entró con todo para sellar de cabeza el triunfo.
Emerge Remiro providencial. Mendilibar puso todo lo que tenía en el campo dando entrada a Jason, De Miguel y Manu Vallejo para colgar centros laterales y poblar el área de rematadores. Le Normand y Pacheco no se asustaron, Zubimendi echó una mano y Merino siempre es una garantía en esas acciones.
Pero nadie está exento de un rechace o una mala caída y ahí emergió la figura de Remiro con dos manos sensacionales. La primera, a disparo de Jason, y la segunda ante Manu Vallejo, que significaron dos puntos que son vitales para seguir en una posición privilegiada antes de rendir visita el domingo al Sevilla en el Sánchez Pizjuán.
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