Con las botas muy bien puestas

Imanol alineó el once que se esperaba, con la entrada de Zaldua, Aihen, Zubimendi y Oyarzabal en lugar de Gorosabel, Rico, Guevara y Barrenetxea. Pero reservó la gran sorpresa para la portería, donde Ryan jugó por tercera vez esta temporada. Después de haber ganado con él en Granada y Balaídos, esta vez no fue talismán. En las filas del Mónaco la gran novedad fue la ausencia de su mejor jugador, Tchouameni, que sintió unas molestias en el entrenamiento de la víspera y con el que no quiso correr riesgos su entrenador, Niko Kovac.

El técnico croata debió tomar buena nota del partido del pasado domingo en Anoeta porque calcó el planteamiento de Bordalás. Situó a sus hombres en 1-4-2-3-1, con Volland sobre Zubimendi y Fofana y Lucas sobre los interiores realistas, y desde ahí fue creciendo a partir de que tapó su salida de balón y no permitió girarse a los de Imanol en campo contrario. Y cada recuperación suya era peligro ante una Real a la que le costaba correr hacia atrás.

Avisó con un internada de Ben Yedder por la izquierda con remate de Golovin repelido y otra intentona del ruso tras un error en la salida de balón de Aritz. Incluso Badiashile amagó con un cabezazo alto tras centro de Lucas en la segunda jugada de un córner, dejando claro el peligro que llevaban por arriba. El panorama no pintaba nada bien.

Con todo, el partido le concedió dos oportunidades que desaprovechó. La primera, con el 0-0, en una salida de balón de Le Normand para Aihen con pase interior de lujo del navarro al desmarque de Januzaj, que no acertó con todo a su favor al final. Al minuto siguiente, una pérdida de Zubimendi en el centro del campo desencadenó la contra del Mónaco y entre Golovin y Ben Yedder se lo guisaron para que Volland empujara a puerta vacía.

La Real reaccionó con una jugada parecida a la que había fallado antes Januzaj. Le Normand hizo una gran maniobra para meterle un pase interior, el belga se sacó de la chistera un magnífico reverso ante Sidibe y pase al espacio para que Isak sacara del punto a todos y culminara con una picada ante la salida de Nübel. Parecía que el encuentro podía cambiar de guion pero nada más lejos de la realidad, porque tras una falta en banda de Aritz a Ben Yedder, el Mónaco volvió a adelantarse. Balón colgado por Diop al segundo poste para que Badiashile se comiese a Aihen por su mayor envergadura y Fofana ganase sobre la línea de meta de cabeza a Aritz. La Real había desperdiciado su momento.

El paso por vestuarios lo aprovechó el técnico de Orio para dar entrada a Gorosabel y Barrenetxea por Zaldua y un desdibujado Silva. Oyarzabal se colocó de enganche con el extremo donostiarra a la izquierda. La maniobra mejoró al equipo porque juntó a Barrenetxea e Isak por el perfil izquierdo, Merino adelantó su posición para hacer pareja con Oyarzabal en los espacios interiores, y Januzaj y Gorosabel amenazaban por la derecha. La consecuencia fue que Zubimendi se adueñó por detrás del centro del campo y al Mónaco le costó mucho cruzar a terreno contrario.

Antes de la hora de juego estuvo cerca el empate en un balón al espacio de Merino para Isak pero el zurdazo de éste lo sacó con los dedos Nübel en la parada de la noche. El sueco había tenido otra antes tras un remate de Barrenetxea repelido por la defensa del Mónaco que le dejó en una buena posición. Pero el '19' txuri-urdin se lastimó en el tobillo, entró Sorloth y ahí se acabó la cosa. Merino también tuvo que dejar su lugar a un Turrientes que se doctoró ante un Fofana al que logró expulsar.

Con Portu de extremo derecho y con más ímpetu que juego, el conjunto realista echó el resto en el descuento con una buena ocasión de Le Normand en un córner y un disparo mordido de Oyarzabal. Antes Boadu y Volland también había podido sentenciar a la contra. Así se consumió el partido y murió una Real con las botas muy bien puestas.