El derbi de la resaca
La opinión de... ·
Después de los nervios de la final del sábado, viví este Real-Athletic con una tranquilidad impropia de los duelos entre ambos equiposTocaba centrarse en la Liga para ir en busca de ese quinto puesto que garantizaría la presencia en Europa. Llegaba a Donostia un Athletic con ... ganas de revancha para disputar un derbi que, en realidad, no tuvo nada que ver con la final de Copa. Sobre todo porque ninguno de los dos equipos mostró el miedo a perder que se vio en La Cartuja.
Mientras Marcelino repitió once, Imanol introdujo modificaciones importantes en su alineación. Tiró de rotación con cinco nuevos jugadores. Alguno de los cambios era obligado por la lesión de jugadores que llegaron justos a la final de Sevilla como Silva y Merino. El oriotarra modificó también el dibujo y apostó por un 4-4-2. Les costó a Oyarzabal y sobre todo a Barrenetxea enlazar con los dos de arriba, Isak y Carlos Fernández.
Buscó el Athletic la espalda de la Real en la primera parte y se aproximó más al área, aunque sin verdadero peligro. El inicio de la segunda mitad también fue para los rojiblancos gracias a su presión alta.
El conjunto blanquiazul entró poco a poco en el juego y progresó según avanzaba el choque. Me quedó la sensación de que rindió mejor con la entrada en el césped de Portu y Roberto López, unida a la vuelta al sistema habitual del 4-3-3. Fue entonces cuando creó sus ocasiones y completó sus mejores minutos.
Sin embargo, el gol del Athletic llegó cuando mejor estaba la Real. Zubimendi falló en una salida de balón, cometió falta y esa acción fue el origen del remate de cabeza de Villalibre, que se zafó del marcaje del propio Zubimendi en la jugada de estrategia del Athletic.
Parecía que los tres puntos volaban a Bilbao porque faltaban pocos minutos para la conclusión, pero los realistas no se descompusieron, siguieron adelante con su plan y encontraron la recompensa que buscaban. Para mí, con un golazo de Roberto López. Es verdad que Unai Simón se confía y retira las manos porque cree que el balón va fuera. No sé si la intención real de Roberto era esa, pero su colocado remate encuentra la escuadra de la portería en un derbi que como aficionada txuri-urdin viví con una tranquilidad impropia de este tipo de enfrentamientos. Nada que ver con lo del sábado durante la final de Copa. Ni sobre el césped, ni en el salón de mi casa.
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