Aprender el oficio antes de golear

Esta campaña lleva 8 goles entre las tres competiciones en las que ha participado –cuatro en Liga, tres en Europa y uno en Copa–, de los que dos los ha logrado en Anoeta y seis a domicilio. En casa marcó ante el Athletic, de penalti, y contra el Villarreal, el único en jugada como local después de un disparo al palo largo al que no pudo responder Rulli. Fuera hizo diana en Eindhoven, Graz y Mónaco, en el Wanda y Balaídos en Liga, y en Leganés en la Copa.

Esta distribución de sus goles en función de local o visitante guarda una relación directa con sus características, ya que es un delantero vertical que se encuentra más a gusto corriendo al espacio que jugando de espaldas frente a los centrales rivales para abrir huecos ante un adversario en bloque bajo.

Sin embargo, a la hora de valorarle no se puede obviar que solo tiene 22 años y medio, el delantero centro titular más joven del campeonato. El Real Madrid juega con Benzema (34), el Barcelona con Memphis Depay (29), el Atlético con Suárez (35), el Betis con Borja Iglesias (29) y el Villarreal con Gerard Moreno (29). Salvo Depay, tasado en 45 millones por Transfermarkt, ninguno supera los 40 millones de valoración del txuri-urdin. El único que juega con delanteros algo jóvenes, aunque mayores que el sueco, es el Sevilla con En-Nesyri y Rafa Mir, ambos de 24 años.

Comparar a delanteros en fase de aprendizaje como Isak con veteranos curtidos en mil batallas en etapa de máximo rendimiento quizás no sea justo del todo a nivel individual, aunque si la Real compite por los puestos de arriba se podría pensar por qué no tiene delanteros más experimentados. La respuesta es muy fácil, porque fichar a un goleador contrastado en el mercado queda fuera de sus posibilidades económicas. Al menos, en las que se ha manejado hasta ahora.

Por eso, para tener una referencia más fiable de su rendimiento en esta temporada, vamos a comparar sus goles con los que hacían grandes delanteros de la Real moderna a su edad, y el resultado es que se manejaban en unas cifras parecidas.

Isak suma 8 tantos en los 32 partidos que ha jugado. El gran contraste con la campaña anterior se produce en la Liga, ya que hace un año acabó con 17 goles y ahora solo lleva cuatro a falta de nueve jornadas. No hay que olvidar que entonces los partidos fueron a puerta cerrada y el factor ambiental también cuenta en los futbolistas más jóvenes.

En total ha marcado 8 goles en 32 partidos, en los que ha jugado 2.139 minutos, lo que hace un tanto cada 267 minutos –tres encuentros–. Los números en otras competiciones no adulteran sus registros porque los rivales de la Europa League han sido igual o más exigentes que los de la Liga y el partido en Leganés en el que anotó fue a domicilio y ante uno de los conjuntos de Segunda con mayor presupuesto.

Satrus era suplente en Atocha. El que más metía a su edad era Jesús Satrústegui, quien marcó 13 goles en la campaña 75/76, la tercera desde que subió a la Real. Las dos primeras fueron de aprendizaje, con tres y ocho goles, respectivamente. El navarro siempre recuerda que al principio jugaba solo los partidos de fuera, ya que en Atocha el entrenador Rafa Iriondo ponía a Ansola, 14 años mayor, para protegerle y quitarle responsabilidad.

De los 13 goles que marcó a la edad de Isak, nueve fueron en Liga, dos en la UEFA contra el Grasshoppers en Atocha y otros dos en la Copa al Las Palmas. Participó en 33 encuentros con 2.800 minutos jugados, lo que le da una media de un tanto cada 215 minutos. Satrústegui sigue siendo el máximo realizador de la historia del club con 162 goles y entre 1976 y 1982 no bajó de los 18 tantos por temporada, yéndose en la 78/79 hasta los 25.

Uralde se abre camino. El vitoriano está ligeramente por encima del promedio de Isak, ya que con 22 años marcó 8 goles en 1.960 minutos, lo que supone uno cada 245 minutos. En su caso, la lesión de Bakero y el traspaso de Idigoras al Puebla de México le abrieron una puerta en el once de Ormaetxea. Es el séptimo máximo realizador de la historia del club con 100 goles, y eso que a los 28 años dejó San Sebastián para fichar por el Atlético.

La temporada 80/81 logró siete de esos ocho tantos en la Liga. Tres fueron en Pamplona en el mismo partido (0-3) y los cuatro restantes en Mestalla, Las Palmas y Zaragoza, además de contra el Barcelona en Atocha. En la Copa de la UEFA también marcó en el empate conseguido en la ida en la República Checa ante el Zbrojovka Brno (1-1) y que resultó clave para pasar después en la vuelta en Donostia.

Era su segunda campaña en el primer equipo y en las siguientes mejoró considerablemente sus registros para no bajar nunca de los 15 goles en la Real. Su curso más prolífico fue el 82/83 con 22 en cinco competiciones, ya que hizo 10 en Liga, 4 en la Copa de Europa y en la Copa, 3 en la Supercopa y 1 en la Copa de la Liga.

Darko, una sequía de 6 meses. Kovacevic llegó en 1996 con 22 años procedente del Sheffield Wednesday y empezó como un tiro. No era para menos, pues su fichaje había costado 3,2 millones de euros, una cantidad elevada para aquella época. Para enero llevaba ocho goles en la Liga con un doblete conseguido en Santander (1-2) y tantos marcados al Valencia, Sporting, Barcelona, Real Madrid, Rayo y Compostela, más un noveno en la Copa contra Osasuna. Pero ya no anotaría ninguno más a partir de enero al estar seis meses sin ver puerta.

En las dos siguientes temporadas se fue hasta los 20 (97/98) y 24 goles (98/99), lo que hizo que la Juventus pagara 21 millones por su fichaje al final de esa última campaña. En su segunda etapa como blanquiazul fue clave el año del subcampeonato con 20 goles conseguidos en la 02/03.

La perseverancia de Agirretxe. A Imanol, el último gran nueve que ha tenido la Real, también le costó desbrozar el camino hacia el éxito. Amorrortu le hizo debutar en Primera División con apenas 18 años en Getafe y en la siguiente jornada ya consiguió marcar ante el Málaga en Anoeta. Pero comprobó en primera persona que lo difícil no es llegar a la élite sino mantenerse en ella.

Jugó con el Sanse la campaña 05/06, fue cedido al Castellón de Segunda en la 06/07, con el que apenas tuvo minutos, y regresó al filial en la 07/08. Un año después, en noviembre de 2008, la lesión de Díaz de Cerio le abrió la puerta del primer equipo y a partir de ahí empezó a tener más continuidad. Con 22 años hizo 6 goles en Segunda División en el curso 09/10 con Martín Lasarte, el del ascenso a Primera, ya que tenía por delante a Carlos Bueno. Pero le sirvió para dejar su tarjeta de presentación.

Después explotaría con Montanier el año del cuarto puesto que acabó en la Champions en 2013, con 15 goles, y ya con Eusebio fue capaz de marcar 13 goles en la primera vuelta antes de caer lesionado en el Bernabéu. Como se ve, todos los delanteros centro han tenido que aprender el oficio antes de explotar como goleadores.