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– ¿Cuál es el secreto para que aquel equipo de la Real fuera tan grande?
– La conexión que hubo entre varias generaciones. Nosotros fuimos campeones porque detrás de nosotros hubo unos jugadores que ascendieron en Puertollano, mantuvieron al equipo en Primera, llegaron a Europa... Luego nosotros conectamos con ellos y nos enseñaron muchas cosas que nos sirvieron para ser campeones. Sin ellos, no habríamos sido campeones de nada. Tenemos que contar mejor nuestra historia, porque sin pasado no hay presente. Y nosotros tenemos que valorar mucho más que otros nuestra historia porque hemos conseguido grandes cosas pero muy poquitas. Y hay transmitir eso de generación en generación para que seamos conscientes de quiénes somos.
– ¿Nunca tuvo la tentación de dejar la Real e ir a otro club?
– No. Es mi club, ¿por qué iba a hacerlo? Y mira qué nos llegaron ofertas. Nunca inicié una negociación para marcharme. Sabíamos que aquellas ofertas nos solucionaban la vida pero todos decidimos seguir aquí.
– El derecho de retención también favorecía que se quedasen.
– Orbegozo era una persona sensata e inteligente y con nosotros no habría podido aplicar el derecho de retención. Lo que pasa es que ninguno le dijimos que nos queríamos marchar. ¿Qué habría hecho? ¿Dejar sin jugar a Arconada, a Satrus, a López Ufarte o a mí? No tenía sentido. Había un sentido de pertenencia que sabías que te ibas a quedar y el compañero también, incluso sin hablar entre nosotros. Si uno o dos se hubieran ido, la Real no habría ganado esos títulos.
– ¿Qué opina del fútbol actual?
– No me gusta la parte de negocio que tiene, aunque la Real todavía sigue manteniendo ese sentimiento de pertinencia.
– ¿Cómo le ve esta temporada?
– Está en una transición, lo que pasa es que ahora no sé si hay tiempo para que un equipo cuaje. Necesitas estar en Europa todos los años para ganar dinero y sujetar el presupuesto. Si se puede esperar, fenomenal, porque se necesita paciencia.
– Imanol está a punto de alcanzar el número de partidos de Ormaetxea en el banquillo...
– Ya ha marcado una época en la Real. Es importante que haya un técnico de casa, aunque gente como Toshack, Krauss o Denoueix nos dieron otra mirada.
– ¿Se pueden comparar sus cifras con las de aquel tándem formado por Ormaetxea y Boronat?
– Las comparaciones son odiosas. Alberto y Marco no tuvieron dinero para fichar. Si no, habrían estado más tiempo en la Real. Para mí Alberto es el más grande porque las condiciones de entonces no eran equiparables a las de ahora. Su único mercado era el Sanse. Fíjate lo que habría sido de nuestro equipo si hubiéramos tenido la oportunidad de meter dos refuerzos como tenían los demás. Habrían dado más tiempo a los jóvenes, que a veces subían sin estar hechos. No se puede comparar a lo que hay ahora.
– ¿Sabe cuándo es la final de Copa?
– El 26 de abril, la fecha del título de Gijón.
– A ver si va a ser una señal...
– Lo tenemos duro. Eliminar al Real Madrid a dos partidos es más complicado que a uno, como hace cinco años. Pero vamos a pelear la eliminatoria.
– Una duda que siempre he tenido, ¿por qué la mejor Real de la historia nunca llegó a una final de Copa?
– Porque no le dábamos valor. Era algo insconsciente. Entre 1978 y 1983 nos pasamos cinco años jugando miércoles y domingo con 12 ó 13 jugadores y los viajes de entonces. Para nosotros lo importante era la Liga, porque peleábamos por ganarla; Europa, que es lo que daba prestigio y dinero por los partidos por la televisión; y la selección. Para darte a conocer como futbolista, o jugabas en Europa o eras internacional. Además, la Copa se disputaba a final de temporada y estábamos machacados. Hasta que vino Toshack no le dimos valor, pero también es verdad que ya no peleábamos por ganar la Liga y no estábamos tanto en Europa.
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