Hay que afinar la puntería
La Real está obligada a atinar de cara a puerta, pero a corto plazo debe acertar en los despachos, donde últimamente lo que incorpora se devalúa en vez de revalorizarse
Casi sin darnos cuenta, quedan trece días para el cierre de mercado y la Real todavía no ha hecho todos sus deberes de verano en ... los despachos. El cuadernillo Rubio está por la mitad y el primer examen de Mestalla al menos se ha aprobado con notable teniendo en cuenta todas las circunstancias que rodeaban el choque. Al club le queda por incorporar el centrocampista enérgico que demandó Sergio en Japón como prioridad y dar salida a varios futbolistas con los que no cuenta salvo que sea incapaz de encontrarles acomodo. Mientras, el balón ya ha echado a rodar con el empate ante el Valencia y el debut en Anoeta está a la vuelta de la esquina por mucho que la semana se vaya a hacer larga hasta el domingo.
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La misión principal de la Real a corto y medio plazo en este inicio de la nueva era de Sergio y Bretos debe ser afinar la puntería, tanto en el campo como fuera de él. En lo deportivo hay mimbres como para realizar una gran temporada, más si cabe cuando esta vez no se tendrán los doce partidos de competición europea y en el que tan solo se tendrá un compromiso por semana hasta enero, cuando arranque la Copa. Solo hay un foco de atención y el equipo estará mucho más descansado.
No hay excusas en ese sentido y el equipo debe aprovechar que Athletic, Villarreal, Betis, Celta y veremos si Rayo tendrán partidos de martes a jueves. «Es una barbaridad lo que está haciendo este equipo, casi no tenemos tiempo para entrenar y preparar el siguiente partido», verbalizaba durante ese tramo de 17 partidos consecutivos Imanol. Ahora, hasta el parón de noviembre, la Real va a disputar once encuentros en tres meses.
Claro está que no se pueden extraer conclusiones del primer partido liguero, pero se atisban diferentes pistas de lo que puede ser la Real de Sergio. El irundarra no se casa con ningún sistema y mueve las piezas sin miedo dada la variedad que tiene en su plantilla, aunque todavía le falta esa pieza agresiva en el centro del campo tal y como se pudo apreciar en Mestalla.
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Turrientes cuajó un partido interesante, pero no es ese perfil que aprieta tras pérdida y que tanto desea el entrenador. En el gol che tanto él como Marín están tibios y permiten a Foulquier y Raba diseñar una jugada en la que luego tampoco están acertados Aramburu, ya en fase ofensiva, y Zubeldia, que tiene menos culpa. La Real necesita un perro de presa como Merino, pesado hasta decir basta, para equilibrar la medular. Aperribay declaró que si no encuentran lo que les interesa, no ficharán. No transcienden nombres factibles, así que eso solo puede significar que alguien debería venir. Una cosa es que Sergio sea un hombre de club y que irá de la mano de la dirección deportiva y otra cosa es que su única petición no se vea correspondida.
Isak solo hay uno
Como decía, de un tiempo a esta parte, la Real no está terminando de acertar con los fichajes. Claro está que no todas las incorporaciones pueden ser Isak y Merino, comprados por alrededor de diez millones y vendidos por 70 y 34,5 respectivamente. Bretos ha heredado fichajes del anterior director deportivo que no han salido como se esperaba, por mucho que él también participara de manera activa en las incorporaciones. A Óskarsson seguro que le tendría requetevisto y se le caería la baba viéndole definir bastante mejor que en Mestalla.
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Sin embargo, por mucho que trabajara codo con codo con Olabe, sus dos primeros fichajes como tal son Caleta-Car y Guedes y por ellos hay que exigirle cuentas. Pero no ahora en agosto, sino en mayo y con una temporada completa con la que poder analizar rendimientos de unos y otros. El fútbol, como la vida, cada vez es más cortoplacista; no da tiempo a analizar, reflexionar y extraer conclusiones de las decisiones tomadas. ¿Alguien se cree que Sergio y Bretos no se han pasado horas y horas planificando la plantilla? Ahora se piden cabezas antes de la bandera de La Concha. Toshack fuma en pipa. El sábado estuve en Mestalla y en el primer tiempo con el buen juego de la Real ya se escucharon sonoros pitos al equipo de Corberán. No cometamos el mismo error.
De pronto, Bretos está teniendo que lidiar con fichajes del pasado que en vez de verse incrementado su precio de mercado, el producto se devalúa. Los dos casos más flagrantes son Carlos Fernández y Sadiq, que costaron treinta millones de euros y ahora no llegan ofertas de traspaso por ellos. Ambos tienen su asterisco porque el sevillano apuntaba maneras en el Granada y el nigeriano marcó gol en su debut ante el Atlético. Sus cruzados condicionaron completamente sus carreras. Pero no deja de ser problemático que la única opción real de Carlos sea el Mirandés y que el Valencia esté tratando de ratear un nuevo préstamo por Sadiq.
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A estas alturas del verano, por mucho que sea complicado, la Real debe hacerse fuerte en la negociación con el Valencia. Si en enero pagó millón y medio de euros y el delantero contestó con seis goles y una salvación, lo que no pueden pretender en la ciudad del Turia es que ahora, por una temporada, pagues aún menos por el hombre que te sacó las castañas del fuego.
Diferente es el caso de Javi López. Pese a que en Anoeta se haya asumido que su fichaje no salió como se esperaba por su mal rendimiento y su complicada adaptación al juego realista, la Real al menos recuperará la inversión realizada un verano antes porque el chico tiene condiciones, era internacional sub-21 y su rendimiento en el Alavés fue asombroso. Si te equivocas, como con Momo Cho, al menos recibes el mismo dinero que invertiste.
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El problema surge cuando abonas tres millones de euros para la vuelta de Odriozola –con su correspondiente contrato de seis años– y tres millones para incorporar a Becker y ni uno ni otro aporta lo que deberían dar los fichajes en un club como el nuestro. No siempre se puede acertar en el mercado, ningún club del mundo tiene ese poder, pero el futuro a corto y medio plazo de la Real debe ser afinar la puntería en los despachos para que con una más que interesante camada de canteranos conformar un equipo que, estoy convencido, volverá a pelear por cosas grandes pronto.
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