Barcelona-Real Sociedad: A buenas horas mangas verdes

En el lado positivo, el marcador, porque si después de semejante caraja te plantas en el descuento perdiendo por uno es que algo tienes. Y el aire fresco que aportaron Barrenetxea y Lobete, dos chavales que se echaron al equipo a sus espaldas tras el descanso y que casi obran el milagro bien respaldados por un Oyarzabal con madera de líder.

A pesar de la importante baja de Isak y las de Monreal y Diego Rico en el lateral izquierdo, Imanol puso en liza un once muy cercano al estelar txuri-urdin, con el refuerzo de los tres subcampeones olímpicos en la alineación. Con Remiro bajo palos, Aritz y Le Normand formaron como pareja de centrales –Zubeldia también era baja–, con Zaldua en la derecha en detrimento de Gorosabel en esta primera puesta en escena, titular el curso pasado, y Aihen en la izquierda. En el centro del campo formó el triángulo titular con Zubimendi, Merino y Silva, mientras que arriba Januzaj, Portu y Oyarzabal componían la línea de ataque. Un equipo que muchos quisieran a pesar de las importantes ausencias que había pero que no compitió en casi ningún momento.

La puesta en escena de la Real fue indigna de un equipo con su ascendencia en el campeonato. Que ya sabemos que no va a ganar la Liga, pero la primera hora hasta el 'cooling break' fue bochornosa. Y el Barcelona, que quería reivindicarse tras la marcha de Messi, aprovechó para hacer sangre. Porque para los 30 segundos Braithwaite ya había puesto en apuros a Remiro y para el minuto y medio Griezmann había probado suerte también desde la frontal del área. El exrealista tuvo otras dos buenas opciones en sendos córners después, porque hasta para defender el balón parado faltó actitud. Una chilena que no cogía portería y un cabezazo al larguero en el primer palo ante la pasividad general volvieron a avisar a Remiro.

La Real no llegaba a presionar la salida de balón ante la habilidad de Eric García, Piqué, Busquets y De Jong en iniciación y, a partir de ahí, tenía que correr hacia atrás sin orden y concierto. El juego entre líneas de Memphis Depay y la velocidad de Braithwaite atacando la espalda txuri-urdin hacían el resto.

Ante Osasuna ya había encajado la Real un gol en una falta lateral en la que entre Aihen, Le Normand y Remiro permitieron que Budimir marcase a placer. Ayer sucedió algo parecido porque la falta colgada por Memphis en el 1-0 la llevó a la red Piqué con una facilidad pasmosa. Le bastó con arrancar desde atrás, colarse entre Aihen y Le Normand y aprovechar que la zaga guipuzcoana mantuvo la línea demasiado. Remiro tampoco pudo hacer nada.

Primer tanto de estrategia encajado en la Liga en el minuto 18 después de que seis antes Griezmann hubiera cabeceado al larguero tras un córner. Acciones en las que la Real tiene que dar un paso adelante si quiere ser competitiva a altos niveles.

A la media hora, tras la pausa para hidratarse, hubo mejoría general porque la presión adelantada dio sus frutos, el Barcelona renunció a sacar en corto el balón y en los envíos en largo Aritz comenzó a imponerse por arriba a Braithwaite. Pero fue un espejismo porque una pérdida de Januzaj ante Busquets –el belga pidió falta– fue el inicio de una contra perfecta que Braithwaite llevó a la red tras ganar la espalda de Zaldua a centro de De Jong.

Tras el descanso le anularon un gol a Griezmann por fuera de juego de De Jong y Jordi Alba falló otro cantado. Imanol había metido a Lobete y Barrenetxea por Januzaj y Silva y la Real tenía más profundidad gracias a Barrenetxea. Oyarzabal tuvo dos buenos remates pero fue Braithwaite el que hizo el tercero tras una internada de Alba, con apoyo en Memphis, ante Zaldua y Portu.

Después llegaron los golazos de Lobete, tras jugada de Barrenetxea, y Oyarzabal de falta directa que no consiguieron meter el miedo al Barcelona aunque sí maquillar algo el resultado. Sergi Roberto hizo justicia con el cuarto en el descuento.