La Real es una sociedad anónima deportiva, pero por encima de eso, un club de fútbol de cuyos resultados depende el estado emocional de miles ... de aficionados. En este punto posterior al mercado, presume de músculo financiero en plena decadencia de una Liga en la que varios clubes se ven obligados a vender a sus mejores piezas para sobrevivir y que ve cómo equipos como el Como, el Crystal Palace o el Benfica se llevan a alguno de sus talentoso o cómo el Nottingham Forest ha invertido mucho más que el Real Madrid y el Barça juntos en la ventana veraniega de fichajes. Es normal la prudencia con la que se manejan unos dirigentes que tuvieron que recoger y recomponer en 2008 los pedazos de un club hundido económicamente y deportivamente, pero quizá no tanto que presenten un beneficio de 66 millones en el mercado, el mayor de LaLiga. El dinero, en el campo y no en el banco, reza el clásico axioma futbolístico.
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Que la plantilla de la Real tiene mucho talento no se le escapa a nadie, aunque resulta difícil asegurar que es mejor que la de la campaña pasada considerando que se ha marchado un referente mundial en su puesto como Zubimendi. Es seguro que los que han llegado fueron jugadores de primer nivel europeo, pero ellos deben demostrar que lo siguen siendo. Es el proceso contrario al habitual en los últimos años, en los que se apostó más en lo que serán que en lo que son. Ahora se confía en lo que fueron para que vuelvan a ser. Hay un solo lateral izquierdo específico, pero tres jugadores por puesto en la medular. Hay calidad y sigue Kubo. Confiemos.
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