El analgésico para la Real Sociedad es amarillo

Sin sacar adelante partidos que merecía y quedar apeado de la Supercopa y de la Copa, también de manera injusta. En la primera siendo mejor que el Barcelona y en la segunda tras la injusta expulsión de Illarramendi. Ojalá el triunfo de ayer sirva como punto de inflexión, sirva para llenar los pulmones antes de zambullirse en la eliminatoria ante el Manchester United y sirva para no perder comba en liga con dos encuentros que pueden reportar un buen número de puntos: Getafe y Alavés.

Isak, con la salida de Willian José y a la espera de que Carlos Fernández vaya llegando a su cenit físico y de automatismo con el equipo, se ha convertido en el faro ofensivo del equipo de manera clara. Está de dulce, además, marcando en las últimas cuatro citas ligueras. Ya lleva ocho tantos. Obviamente la compañía de la joya de la corona, ayuda. Mikel Oyarzabal consiguió su décimo tanto en liga y duodécimo de esta temporada para el '10'.

Destacar también las horas de vuelo que acumula el otro capitán de la Real Sociedad. Tras su calvario de 17 meses, Asier va a ser un jugador diferencial. Importantísimo en un tramo de competición clave y también a final de temporada. Acumula tres titularidades en los últimos cuatro partidos y cada vez se le ve más cómodo. Illarra no jugaba un partido oficial en Anoeta desde el 12 de mayo de 2019, hace dos temporadas, en el triunfo de la Real contra el Madrid (3-1). La vuelta de Illarra, como la de Silva, dotan a Imanol de más argumentos para un tramo de campaña importantísimo.

Estoy a favor de que la tecnología ayude. Un caso claro son los 'piscinazos'. Ahora apenas hay intento de engaño en las áreas porque los delanteros saben que las 16 cámaras que hay en el campo apuntan a cada célula de su cuerpo para comprobar si trata de engañar al árbitro.

Sin embargo, no se entiende cómo dos jugadas parecidas como la mano de Negredo y la de Zubeldia, tienen diferente rasero. O cómo se le anuló un gol a la Real Sociedad contra el Valencia por una mano de Aritz. Ningún jugador en el mundo le va a dar con la mano queriendo dentro del área, eso es obvio. Como también que hay manos involuntarias que son penalti porque inciden directamente en una jugada de gol. Esas sí se deberían considerar pena máxima y no todas las manos. Lo siguiente que vamos a ver es que los entrenadores ordenen a los jugadores que centren apuntando a la mano o brazo del rival. Porque sería penalti, ¿no?

No deja de ser elocuente que Mateu Lahoz, ayer en la sala VOR, sugiriera a Pizarro Gómez que fuera a revisar tres jugadas. Todas, además, en las que el colegiado madrileño no acertó. O terminó pitando lo contrario. No vio la mano de Álvaro Negredo y decretó después penalti. Pitó pena máxima en la acción de Igor Zubeldia y después se desdijo. Señaló amarilla a Mauro y después le expulsó tras ver la acción repetida. Y me pregunto, ¿por qué Mateu Lahoz no acudió a ver la repetición de la expulsión de Asier Illarramendi en el partido de Copa si ayer le mandó a Pizarro tres veces a ver la jugada otra vez?