Ha sido acabar la temporada, todavía con la comparecencia de Olabe fresca, y la Real ya tiene su primer fichaje. No uno cualquiera. Es uno ... de los mejores laterales de la Ligue1, la francesa, en la que la Real históricamente se siente cómoda en la búsqueda del talento que por hache o por be no ha conseguido sacar en Zubieta.
Que la Real haya firmado un jugador una semana después de acabar la liga no significa que los retoques que tenga que hacer en la plantilla se vayan a realizar todos en los próximos días. Habrá que tener paciencia. Desde ya mismo a la Real se le colocarán jugadores cada día porque no hay agencia de representación que reniegue la posibilidad de colocar a alguno de sus representados en un club en clara progresión, que paga al día con un entorno excepcional para desarrollar su trabajo, y que además va a jugar la Champions.
La Real no tiene prisa. Sabe perfectamente lo que quiere y necesita, pero también sabe que el mejor fichaje es conseguir retener a su núcleo duro. Son pocos, muy pocos, los clubes que pueden estar tranquilos ante la amenaza de la Premier y de las ventajas fiscales que ofrece el Calcio, otra vez en el primer escalafón como constata su presencia en las finales de las tres competiciones de clubes de Europa (Inter, Roma y Fiorentina). La mejor noticia para la Real es que Remiro, Le Normand, Zubeldia, Zubimendi -el Manchester United sueña con él-, Merino, Oyarzabal y Barrenetxea estén en el equipo cuando se cierre el mercado de verano el 31 de agosto. La continuidad de ellos será sinónimo de tardes de gloria y también de la solidez del proyecto de la Real. Hasta entonces habrá que esquivar rumores y noticias interesadas que lleguen de fuera -barkatu Unai Emery porque sí sabemos que no viniste a por Zubimendi y Merino como se nos contó-.
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