Llega el primer fichaje de la Real y hoy la selección española se somete a su primer examen de verdad. Empiezan a pasar cosas después ... de semanas de conversaciones, acercamientos y partidos sin fuste. La Real se hace con uno de esos jugadores jóvenes con calidad, de equipo grande, que tanto gustan a Olabe, y que llega con el cartel de ser un atacante más que un defensor a la vieja usanza. Un lateral moderno con buen pie que va a tener la oportunidad de justificar en la Real todas las flores que le han echado en los últimos años.
La selección española también se mira hoy al espejo. Ganar en Alemania a la selección alemana son palabras mayores. Si gana la Roja, nada que objetar, pero si pierde todos los halagos se quedarán en nada. La selección ganó a una Croacia que pintaba a ogro pero que luego no fue tanto, se impuso a Italia en un partido con muchas ocasiones erradas y finalmente resuelto con un gol en propia puerta y la fase de grupos se cerró con un partido insignificante ante Albania. Cinco goles a favor y ninguno en contra.
Luego llegó Georgia, una selección que se había clasificado en la repesca y a la que España le había metido siete y tres goles en los dos partidos de la fase de grupos. Imposible encontrar un mejor rival en octavos. Ahí se encajó el único tanto hasta la fecha, obra de Le Normand.
España es una de las selecciones que mejor juego ha ofrecido. Otras favoritas que también están en cuartos como Francia, Inglaterra o Portugal no han brillado tanto. De la Fuente ha dado más variantes al equipo que las que ofrecía Luis Enrique y la selección ha cabalgado sobre la chispa, frescura y calidad que ofrecen Nico Williams y Lamine Yamal.
Pero hoy hará falta algo más porque a la selección alemana le gusta tener el balón y a España le va a tocar correr detrás del balón durante distintas fases del partido. Ahí le quiero ver.
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