Una dulce victoria antes de lo que está por llegar

Nada mas empezar el encuentro, un susto con la parada de Remiro a Larin sirvió para descubrir las intenciones visitantes, venían dispuestos a defender para contragolpear. Con un dibujo en el que sus dos puntas, que son un dolor de muelas, estaban preparados para aprovechar la falta de envergadura sin Le Normand.

El conjunto mallorquín consiguió de inicio molestar en la circulación y salida de balón, algo que no es fácil de hacer frente a esta Real. Y los txuri-urdin, sobre el minuto 20 bajaron el ritmo para controlar mejor la circulación. El partido estaba en un ida y vuelta, algo que a los de Imanol no les interesaba. Pausaron el juego para asegurar la posición de balón, en especial para evitar las contras que estaban haciendo daño.

Tenía ganas de ver a Zakharyan de inicio, es joven y aún le falta para poder estar al nivel de los titulares, no era un partido fácil, pero mostró buenos detalles, sobre todo a nivel individual, en especial a balón parado. Se ha mostrado muy intermitente hasta ahora, es complicado entrar en un juego con un engranaje que es casi perfecto, ese es el reto de los que no juegan de forma habitual. Imanol hace bien, tiene que seguir dando minutos de competición a los menos habituales, algunos tienen que recuperar el nivel, es la única forma con lo que viene. Hay que dar aire al resto.

Que Kubo empezara en el banquillo también fue noticia. Con un bagaje ofensivo un poco pobre en la primera parte, Imanol apostó por cambiar a los atacantes y puso a su tridente de confianza arriba. No hay casualidades, la cuestión es saber si el entrenador da la confianza a esos jugadores o si son ellos los que le dan la confianza al él. Sea como fuere, el japonés, junto a Barrenetxea, salió a revolucionar. Al entrar fue capaz de fabricar una jugada y un regalo con lazo para Brais, y el buen trabajo anterior del Mallorca se vino abajo

Remiro está siendo importantísimo, ayer con tres paradas a Larin. Está haciendo una temporada espectacular y en los momentos calientes consigue que el equipo se mantenga en el partido a un nivel muy bueno.

A partir del gol comenzó el espectáculo de los entrenadores. Aguirre apostó por la defensa de cuatro. Imanol metió a Le Normand, un seguro en el juego aéreo. A cada movimiento el otro respondía, unos para no perder la ventaja y los otros para empatar. Al final, el Mallorca se dio cuenta de que este año tampoco iba a sumar en Anoeta.