«Me he marcado el reto de que las mujeres ocupen puestos estratégicos en la Policía vasca»

–La primera mujer que asume la dirección de la Ertzaintza, ¿siente que ha hecho historia?

–No lo siento así, la verdad. Lo que sí puedo asegurar es que me avalan 39 años de trabajo continuado en el cuerpo. Empecé como agente de escala básica y he pasado por muchas y diferentes situaciones para llegar hasta donde estoy ahora.

–¿Entonces empezó desde abajo y se fue forjando en las comisarías de todo Euskadi?

–Sí. He pasado por muchísimos puestos y comisarías... Prácticamente he pateado toda la geografía vasca. Bilbao, Gernika, Erandio, Durango, Galdakao, Bergara, Arrasate o Zarautz son algunos de los destinos por los que pasé.

–Ahora dirige un cuerpo que cuenta con el 85% de agentes hombres y menos del 20% de mujeres, unas cifras que en puestos de mando empeoran.

–Las mujeres en general tenemos más renuencia a la hora de opositar para nuestra propia promoción interna. Y, lógicamente, si porcentualmente somos menos, eso también se refleja en la escala de mando.

–¿Se ha marcado como reto en su nuevo cargo la promoción interna de las mujeres?

–Me he marcado el reto de que las mujeres ocupen puestos estratégicos en la Ertzaintza.

–¿Y hoy en día las mujeres desempeñan las mismas tareas que los hombres?

–En la Ertzaintza no hay absolutamente ningún trabajo que sea monopolio ni de hombres ni de mujeres. Todas las tareas son compatibles para ambos géneros. Vamos a huir del término músculo o fuerza. A veces formar parte de un cuerpo policial se identifica con el músculo, pero no tiene nada que ver. Lo que impera y lo que debe predominar es el cerebro. Por eso, tenemos que buscar personas creativas, jóvenes, con cerebro; vamos a atraer gente con ganas de promover nuevas ideas, con talento. Esto es lo que realmente ayuda a innovar.

–¿Y en el caso de actuaciones policiales en altercados violentos? ¿También actúan mujeres?

–Por supuesto. No tiene nada que ver con la fortaleza física. No deja de ser una cuestión de formación. Y esa formación es la misma para todo el mundo que entra a formar parte de la Ertzaintza.

–¿Las pruebas físicas también?

–La única diferencia que existe es en cuanto a los tiempos que se adjudican al número de repeticiones con respecto a un determinado ejercicio. Una mujer puede estar en la calle, en la policía científica, en manifestaciones... Nunca me he planteado que el hecho de mi envergadura física, que puede ser mayor o menor, influya a la hora de resolver una situación. Siempre intentamos solucionar las cosas de manera pacífica, porque la utilización de la fuerza es el último extremo al que debemos llegar. Incluso en las tesituras más conflictivas.

–¿El caso Cabacas transformó la manera de actuar de la Er- tzaintza en las situaciones consideradas de riesgo?

–En este caso, que ha sido sobradamente contestado en los medios y en el Parlamento Vasco por el consejero de Seguridad y vicelehendakari, Josu Erkoreka, me remito a todo lo que él ha podido manifestar...

–Prefiere mirar al futuro...

–Hay que mirar hacia adelante y aprender de todo lo acontecido, pero no podemos estar continuamente anclados en determinadas cuestiones del pasado.

–El hostigamiento y la hostilidad que sufrieron por parte de la izquierda abertzale, ¿desaparecieron con el fin del terrorismo?

–Creo que es indudable que, tras el giro estratégico de la izquierda abertzale y la disolución de ETA, ha disminuido de manera considerable esa hostilidad que existía hacia la Ertzaintza. Desgraciadamente, en algunos casos aún persisten ciertos comportamientos violentos. Pero poner fin a estas actitudes corresponde a la parte que las ha promovido, es decir, a la izquierda abertzale.

–En este sentido, hace unas semanas sindicatos del cuerpo de- nunciaron pintadas con términos como 'zipaioak'.

–Habrá que dar tiempo... Creo que el tiempo es determinante.

–¿Y desaparecido el terrorismo han aumentado otro tipo de delitos, como los cibernéticos o de seguridad?

–Si echamos la vista atrás, hace 15 o 20 años, existía una organización terrorista que asesinaba y cometía atentados y, evidentemente, esa situación focalizaba la preocupación social de la ciudadanía. El resto de delitos no tenían esa trascendencia. Por otra parte, el uso de internet y las nuevas tecnologías también era muy inferior al de hoy. Pero ahora puedo asegurar que un 25% del total de los delitos por los que la Ertzaintza instruye un atestado los son por infracciones cometidas por internet.

–A pesar de que algunas localidades vascas cuentan con altos índices de delincuencia... ¿Sigue siendo Euskadi segura?

–Sin ningún género de dudas. De hecho, Euskadi tiene una de las tasas de delincuencia más bajas del Estado. Y me remito a lo que dicen muchas encuestas; la percepción de seguridad entre la ciudadanía es muy alta.

–Hablando de seguridad, ¿qué ocurrió en el último partido Real Sociedad-Atlético de Madrid? ¿Fueron insuficientes los dispositivos policiales?

–Los parámetros que se establecen para elaborar los planes de seguridad ante los eventos deportivos determinan tres niveles de riesgos, de más bajo a muy alto. Y la catalogación de un partido con respecto al nivel de riesgo se basa en datos objetivos, entre otros, los antecedentes de carácter violento que se hubieran producido en anteriores disputas entre ambos equipos. Y quien establece ese nivel de riesgo es la comisión estatal contra el racismo, la violencia, la xenofobia y la violencia en el deporte.

–¿No se consideró partido de riesgo?

–En la fecha en la que se disputó, el pasado 18 de enero, seguían vigentes las restricciones sanitarias y el aforo estaba reducido a un 75%, no existían antecedentes violentos y tampoco hubo desplazamientos de la afición del equipo visitante, por lo que el nivel de riesgo establecido fue el habitual. Por tanto, el dispositivo policial se organizó conforme a todo esto. ¿Qué ocurrió? Que cuando llegó el autobús del Atlético de Madrid, un grupo de aficionados que esperaban la llegada de los jugadores de la Real empezó a lanzarles objetos que produjeron determinados daños. La intervención de la Ertzain- tza fue la adecuada.

–¿Han hecho autocrítica?

–Que veinte personas estén provocando altercados no nos pueden llevar a una intervención que ocasione daños a otras personas que no tienen ningún tipo de implicación. En cualquier caso, siempre que establecemos un dispositivo policial, con independencia del resultado, a posteriori realizamos una valoración para intentar hacerlo mejor en la siguiente ocasión. Insisto, analizamos y buscamos mejorar.

–¿Abordar la violencia de género es otro de los retos que se ha marcado en su nuevo cargo?

–Sí. Y en este sentido puedo afirmar que las campañas de concienciación y sensibilización han permitido que cada vez mayor número de mujeres sean conscientes del maltrato sufrido y se atrevan a interponer denuncias. La Ertzaintza realiza una protección segura al 100% de las víctimas de las que tiene conocimiento. Con datos de enero de este año, el cuerpo protege a 4.620 mujeres. La prevención es fundamental y contamos con otros agentes implicados como Emakunde, Justicia, Fiscalía, el Instituto Vasco de Medicina Legal, Ayuntamientos, Servicios Sociales...

–¿Y qué otras prioridades tiene señaladas en su agenda?

–Son muchos los retos. Creo que es fundamental y básica la lucha contra la ciberdelicuencia. Pero también es necesario abordar el relevo generacional y el rejuvenecimiento de la plantilla y, desde luego, consolidar el reconocimiento de la Ertzaintza como lo que es, una policía integral.

–¿Cree que los vascos ya consideran a la Ertzaintza como la 'policía del pueblo'?

–No es que lo crea, es que estoy completamente convencida de que la ciudadanía vasca considera a la Ertzaintza la 'policía del pueblo', su policía. Y pienso que es así desde el momento de su creación. Igualmente, me remito a los resultados de las encuestas, entre ellas el Deustobarómetro, que año tras año indica que somos una de las tres instituciones vascas mejor valoradas. Con esto creo que se dice absolutamente todo...