Maddalen Iriarte junto a Naiara, hija de Manuel Zamarreño. ainhoa gorriz

Las víctimas dicen que «lo primero es condenar la violencia» y Sare pide «perdón por el daño causado»

Cuatro afectadas por atentados de ETA, entre ellas la hija del concejal del PP Manuel Zamarreño, asisten a un coloquio organizado por la plataforma de apoyo a los presos

octavio igea

Sábado, 8 de enero 2022, 18:41

Los actos organizados por Sare como previa a las manifestaciones a favor de los presos de ETA que recorrerán esta tarde un buen número de ... localidades de Euskadi y Navarra han dejado la mañana de este sábado una estampa inédita. Al menos, públicamente. La de ver a varias víctimas de ETA reflexionando sobre el cruel impacto del terrorismo en sus vidas de la mano de la plataforma ciudadana de apoyo a los presos, que las ha invitado a participar en un coloquio organizado en el Palacio Euskalduna de Bilbao. La cita ha empezado con cierta tensión, pero ha acabado con aplausos del público, del que formaban parte destacados representantes de la izquierda abertzale, y un cruce de mensajes. Las afectadas han recordado que «lo primero debe ser condenar la violencia». La respuesta de los portavoces de Sare ha sido pedir «perdón por el daño causado» y llamar a «construir puentes entre las dos orillas».

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En la última manifestación que organizó a favor de los presos antes de la pandemia, en enero de 2020, Sare rompió un primer tabú al invitar a Rosa Rodero, viuda del sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea asesinado por ETA. Rodero, que venía defendiendo el fin de la política de dispersión desde hace años, compartió la cabeza de la marcha que recorrió la capital vizcaína con Asun Lasa, hermana de José Antonio Lasa, asesinado por los GAL.

A aquel gesto le ha seguido la mesa redonda de hoy. Han participado Naiara Zamarreño, hija del concejal del PP Manuel Zamarreño, Rosa Lluch, hija de Ernest Lluch, y Robert Manrique, afectado por el atentado de Hipercor. Entre los espectadores también se encontraba María Jauregi, hija del que fuera gobernador civil de Gipuzkoa Juan Mari Jauregi. Todas víctimas de ETA. Junto a los tres primeros se han subido al escenario Maider García Goena, hija de Juan Carlos García asesinado por los GAL, e Idoia Zabalza, hermana de Mikel Zabalza. La versión oficial es que murió ahogado al huir de las fuerzas de seguridad, aunque las sospechas de que perdió la vida por las torturas policiales se han disparado el último año.

Los portavoces de Sare han expresado a todas las víctimas su «interés por avanzar hacia la convivencia escuchando todos los matices». Y las afectadas, han roto a hablar. Especialmente llamativa ha sido la presencia de Zamarreño, que mañana participará en un acto de homenaje al escolta que acompañaba a su padre el día del atentado. Hoy ha revindicado «la necesidad de seguir hablando de ETA para no olvidar y sanar heridas», y ha puesto en valor los pasos de la izquierda abertzale «y su interés por aliviar el dolor». Aún así, ha recordado al entorno de los presos que ver 'ongi etorris' «duele» y ha pedido a «mayor firmeza» a Sortu para que no se repitan. También ha lanzado un ruego habitual: que los presos colaboren para arrojar luz sobre los 300 asesinatos de la banda cuya autoría se desconoce. «A muchos nos ayudaría a cerrar el círculo».

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Críticas a los partidos

Robert Manrique también ha considerado «vital» el esclarecimiento de «todos los atentados, no solo los de ETA», y el reconocimiento del daño causado a las víctimas de toda clase de violencia. En su caso, ha reconocido que «el dolor sigue ahí y no se va», aunque da por buenas decisiones judiciales y políticas que no comparte, como los acercamientos de presos, «si con eso nadie más vuelve a sufrir». Del dolor ha hablado igualmente Rosa Lluch. «El dolor es el dolor, no hay diferencia entre las víctimas de ningún tipo en eso», ha dicho antes de poner sobre la mesa una cuestión en la que han coincidido todos los participantes en el coloquio: «la utilización política de nuestro dolor es abusiva, pornográfica».

Otra fase del duelo viven Maider García e Idoia Zabalza. Ambas reclaman aún el reconocimiento oficial de su condición de víctimas y una disculpa oficial. «Yo lo necesito para avanzar, si no estoy atascada», ha dicho la primera antes de considerar «vital» que la existencia de la violencia de Estado también se relate en las aulas y considerar inentendible a «quien no condena la violencia». Para Zabalza el camino «acaba de comenzar». El caso de su hermano sigue sin aclararse. «Cada vez se habla más de torturas pero queda mucho por andar».

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