Urgente Largas colas en la AP-8 y la GI-636 en dirección a la muga
Puigdemont y Urkullu, en una entrevista celebrada en Barcelona, en junio de 2017. EFE

La 'vía Urkullu' reactiva al sector posibilista del soberanismo catalán ante la campaña del 14-F

El discurso emocional y rupturista de Puigdemont al frente de JxCat presiona a ERC y complica su estrategia por la negociación

Alberto Surio

San Sebastián

Lunes, 5 de octubre 2020, 06:37

A los tres años del polémico 'referéndum' del 1 de octubre en Cataluña, la vía posibilista de acuerdos transversales para profundizar en el autogobierno ... dentro de la legalidad, abierta por el lehendakari Iñigo Urkullu, y el discurso pactista del PNV se han convertido en la referencia principal para los sectores más pragmáticos del soberanismo catalán ante la campaña electoral del 14-F. Aún no tiene suficiente fuerza como para precipitar un cambio de rumbo. Pero esta corriente minoritaria -heredera de la tradición negociadora de Convèrgencia i Unió- ve el escenario vasco como un ejemplo a seguir y ha llegado al convencimiento de que la estrategia unilateral del choque de trenes perpetúa el conflicto y no permite avanzar hacia la plena soberanía. En ese sentido, se muestra expectante ante la dinámica de diálogo abierta entre el Gobierno central y la Generalitat y confía en que pueda dar a medio plazo sus primeros frutos. Sobre todo si el anuncio de la tramitación de la petición de los indultos a los presos del procés y la revisión de las figuras penales de la rebelión y la sedición en el Código Penal contribuyen a rebajar la crispación emocional y alientan expectativas de salidas políticas, no judiciales ni represivas. En realidad, el trabajo de mediación ya había sido desarrollado previamente en los últimos tres años por el lehendakari Urkullu, sin éxito, para evitar la colisión entre la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la legitimidad del Parlament.

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El PNV ha estrechado sus relaciones con el PDeCAT y con el nuevo partido liderado por Marta Pascal

relaciones

En este cuadro de situación se enmarca esta hoja de ruta de Urkullu, avalado por la dirección del PNV, y que propone una reflexión compartida sobre el futuro modelo de Estado que desemboque en el reconocimiento de la realidad nacional vasca y catalana. Es un movimiento dirigido, en principio, a explorar un mayor consenso -a poder ser transversal- para actualizar el autogobierno de Euskadi y reformar el Estatuto de Gernika dentro de los cauces constitucionales. Pero que puede alentar también a la corriente más templada del soberanismo catalán, agazapada ante la presión que ejerce la línea rupturista de Carles Puigdemont, con el concurso de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural. El nacimiento del Partit Nacionalista de Catalunya, liderado por Marta Pascal -con una fluida relación con Urkullu y con el PNV- y la escisión del PDeCAT, que ha dado lugar a JxCat, forman parte de este escenario efervescente en plena recomposición.

La incógnita de ERC

La posición de Esquerra Republicana en este tablero es aún una incógnita imprevisible. El papel de Pere Aragonès como vicepresidente al frente del Govern se ve condicionado por la presión creciente de la línea 'dura' de JxCat y por un empuje asambleario que sigue activo en una parte de las bases republicanas a las que la acusación de 'botifler' -'traidor'- les conduce a un vértigo político que forma parte de las contradicciones de su propia historia.

Al mismo tiempo, los sectores más templados del soberanismo catalán son conscientes de que la última inhabilitación de Quim Torra por negarse a cumplir una orden de la Junta Electoral Central puede avivar la pulsión sentimental y limitar a corto plazo el margen de maniobra de las corrientes más dispuestas a explorar el diálogo.

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La verdadera incógnita estriba en el papel de ERC, muy sensible al marcaje radical de JxCat

la incógnita

En ese contexto tan incierto se sitúa la pretensión del lehendakari de abrir el debate sobre la plurinacionalidad de España para que se supere la retórica de ultimátums y desafíos y se exploren nuevas garantías jurídicas que blinden el autogobierno de forma efectiva. Una reforma de envergadura planteada desde el pacto político para evitar que las dinámicas rupturistas terminen por hacerse fuertes en el debate y puedan retroalimentar a los adversarios del Estado autonómico.

En su reciente entrevista con el rey Felipe VI, el lehendakari apuntó las bases de su reflexión como una contribución al afianzamiento de un proyecto de convivencia y estabilidad que resuelva una de las asignaturas pendientes de la Transición.

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