Desde aquella tarde del pasado 23 de febrero en la que Iturgaiz recibió por sorpresa la llamada de Pablo Casado para proponerle ser candidato de ... la coalición PP+Cs, el histórico dirigente popular sabía que tenía dos objetivos primordiales que afrontar: salvar los muebles en las urnas de un partido en caída libre y ensamblar todas las piezas rotas que provocó la traumática destitución de Alonso como candidato y su posterior dimisión como presidente de un partido que había cerrado filas en torno a su talante liberal y moderado. Fechas antes Borja Sémper, reconocido 'alonsista' de pro, abandonaba la política desencantado con los derroteros que tomaba el partido. Los populares vascos tocaban suelo. Iturgaiz lo sabía. Había que hacer maniobras de reanimación para que el partido volviera a latir, aunque fuera lentamente.
Iturgaiz asume ahora la dirección del partido desde la integración de todas las sensibilidades que se distanciaron tras la controvertida decisión de Casado de fulminar a Alonso. El histórico dirigente popular conoce como como pocos la fontanería del partido. Fue su presidente en los años donde ETA mataba a sus concejales como «gorriones con chimbera». Logró en 1998 ser la segunda fuerza más votada con 250.000 votos, 16 escaños y superándole al mismísimo Arnaldo Otegi. Sin duda, eran otros tiempos.
Ahora Iturgaiz, que siempre ha estado en la ortodoxia del partido, busca aglutinar a los moderados de esta formación que fueron noqueados hace siete meses. Por este motiva ficha a 'semperistas' reconocidos, como es el caso del joven edil donostiarra Mikel Lezama, de 27 años, que le sitúa número tres de su ejecutiva y le coloca en el escaparate de la renovación que en un plazo corto deberá abordar el partido para conseguir remontar el vuelo. Para empezar Carlos Iturgaiz, Laura Garrido y Mikel Lezama, los tres primeros espadas del PP vasco son euskaldunes. Todo un dato.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión