Markel Olano dirigió este miércoles su último discurso en un debate de política general en las Juntas Generales con un mensaje de corte soberanista en ... el que reclamó la institucionalización del derecho a decidir. El mensaje de Olano es coherente con lo que siempre ha pensado, la letra y la música del GBB liderado por Joseba Egibar. Hay que entender su intervención, también, en el temor que tiene el PNV a perder territorio frente a EH Bildu en las elecciones forales. Los jeltzales sienten cerca el aliento de sus contrincantes y necesitan marcar distancias para conservar la primacía. Olano se envuelve en esa bandera del derecho ma decidir porque no está dispuesto a regalársela a la izquierda abertzale.
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La paradoja es que esa pulsión tropieza con un hecho. La única posibilidad que tiene el PNV para conservar el poder foral pasa por mantener su alianza con el PSE, que ni está ni se le espera en el debate del derecho a decidir. La segunda contradicción es el principio de realidad. La coyuntura aconseja guardar en el cajón las propuestas que dividan, y esta lo es. Gipuzkoa está mejor preparada que otros territorios para el temporal económico que se avecina. Pero no es una isla. El derecho a decidir es una reivindicación de principios para los nacionalistas y un fetiche simbòlico que rechazan los no nacionalistas. La fractura no tiene arreglo.
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