Fue injusto son dos palabras que resumen con nitidez que matar estuvo mal. Que asesinar fue cruel y que no tiene ningún tipo de justificación, ... bajo ningún concepto, todas y cada una de las modalidades de acciones terroristas perpetradas: asesinatos, secuestros, extorsión, amenazas, kale borroka... Este suelo ético básico y elemental que una vez más proclamó ayer el lehendakari Urkullu de forma solemne no necesita más aderezos lingüísticos. Las víctimas del terrorismo, que todavía sufren en silencio la crueldad y la insensibilidad de quienes en su día jaleaban el terror de ETA -la estremecedora vivencia que relataron en este periódico la viuda de Isaías Carrasco y sus hijas es un triste ejemplo de ello- necesitan que se les transmita un mensaje rotundo y claro de apoyo por parte la sociedad. Sin ambages.
¿Acaso hay todavía quienes piensan que esos asesinatos no fueron injustos? Y si no es así, ¿por qué EH Bildu no estuvo en el círculo de la bilbaína plaza de Indautxu junto al resto de los partidos y de las víctimas de ETA, del GAL y del Batallón Vasco Español? Parece que estas dos palabras («fue injusto») del lema de ayer no son aun digeribles por dirigentes de esta coalición soberanista -EA se desmarcó y acudió con sus propias siglas al acto-, que esta semana no respaldó una declaración del pleno de Arrasate con motivo del décimo aniversario de Isaías Carrasco y que tampoco suscribió en enero un documento similar en Zarautz en el aniversario del edil popular José Ignacio Iruretagoiena. Asistieron en persona a transmitir su apoyo a los familiares de estas dos víctimas, pero evitaron de forma sonrojante suscribir que aquellos asesinatos fueron injustos y crueles.
Cuando la disolución de ETA está más cerca es necesario que el lehendakari Urkullu y los partidos vascos apremien una vez más a la organización terrorista a que haga una lectura crítica y reconozca el daño causado. No deja de sorprender que la coalición soberanista busque con ahínco la mejora de las condiciones penitenciarias, pero se aleje de posiciones éticas tan básicas como reconocer que matar estuvo mal. Lo injusto es que no se reconozca la injusticia.
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